Dubl¨ªn convierte 'Ulises' en un autorretrato complacido
Ulises, de James Joyce, la novela m¨¢s importante del siglo XX (si es preciso resignarse a una sola), ocurre durante un largo d¨ªa, el 16 de junio. Su personaje, Leopoldo Bloom, recorre Dubl¨ªn como un Quijote sin discurso heroico, caballero de mediocre figura urbana, extraviado en un bosque de s¨ªmbolos cuyos caminos lo devuelven, sin remedio, a casa. Hoy se celebra en 60 pa¨ªses el D¨ªa de Bloom como una fiesta de la imaginaci¨®n m¨¢s creadora.Dubl¨ªn y los irlandeses han logrado finalmente que tambi¨¦n Ulises haya hecho el camino de vuelta a casa, a pesar de todos los signos contrarios. "?Qu¨¦ harto, harto, harto estoy de Dubl¨ªn! Es la ciudad del fracaso, del rencor y la desdicha. A?oro estar lejos de aqu¨ª", escribi¨® en una carta en 1909, y se march¨® apenas pudo para vivir el exilio como un espacio connatural del arte moderno. Esta vez, sin embargo, se puede participar en la fiesta a trav¨¦s de la Red, donde los eventos se multiplican. Un sitio de acceso es el Centro James Joyce, creado por la familia (www.jamesjoyce.ie/); el sobrino, Ken Monaghan, har¨¢ esta tarde la historia familiar y presidir¨¢ luego una caminata por el mapa de la novela. Para los miles de devotos es un pretexto literal para comprobar el vino favorito de Joyce (Fendant de Sion) y compartir la merienda favorita de Bloom, "¨®rganos interiores de bestias y aves de corral, bajados con cerveza espumosa".
Las calles de Dubl¨ªn son, adem¨¢s, recorridas por personajes de la novela y no faltan los concursos de "Joyce look-alike". Todav¨ªa quedan un par de pubs de la ¨¦poca, y es inevitable pasar por el antiguo barrio rojo donde Bloom escuch¨® cantar a Circe. M¨²sica, teatro, cine, lecturas, charlas, que incluyen el resto de la obra, empezaron hace ya una semana. Dubl¨ªn ha convertido a la novela que m¨¢s severa e ir¨®nicamente la pinta en un autorretrato complacido.
Pero esta vez el centro del d¨ªa es el manuscrito de Ulises, que se exhibe por primera vez en Irlanda. Es el ¨²nico manuscrito completo de la novela, y pertenece al Museo y Biblioteca Rosenbach de Filadelfia, Estados Unidos. Curiosamente, Joyce, que era casi obseso con las simetr¨ªas y coincidencias del azar, no ten¨ªa una relaci¨®n fetichista con sus papeles; en 1919, mientras escrib¨ªa la novela, fue vendiendo el manuscrito, incluso antes de terminar de corregirla, al coleccionista y abogado John Quinn. Lo hac¨ªa apremiado por el dinero. Se dice que Paul Valery hac¨ªa al menos un par de copias a mano por el mismo motivo. En todo caso, la letra de Joyce es menuda pero clara, aunque sus revisiones fueron tan intrincadas que existen dos ediciones ligeramente distintas de Ulises.
Hab¨ªa, eso s¨ª, una suerte de compulsi¨®n suya con el acto mismo de escribir. Incluso para aprender italiano en lugar de hablarlo en la calle lo escribi¨® prolijamente en casa. (He visto sus cuadernos en la Universidad de Tejas, y se puede decir que escribi¨® todo lo que quiso aprender, en un gesto de enciclopedista aficionado, ne¨®fito acucioso y pupilo de jesuitas). Escribi¨® hasta perder la vista, a mano, con una continuidad fan¨¢tica, durante d¨ªas y a?os, en un estado de vehemencia de secreta estirpe quijotesca. Por eso, quiz¨¢, a Cervantes lo llam¨® "Servantes" (o sea, Siervo). Tal vez reconoci¨® en el otro su propia servidumbre a la empresa de escribir sin tregua para no volver a La Mancha.
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