Charleroi, liberada
La hinchada inglesa abandona cabizbaja la ciudad que fue escenario de sus gamberradas
La foto cambi¨® radicalmente ayer en Charleroi. Los hinchas ingleses, que sembraron el terror en sus calles tras el partido que enfrent¨® a su selecci¨®n con Alemania, abandonaron el estadio como un ej¨¦rcito en retirada, cabizbajos y en silencio tras la derrota ante Rumania. La canalizaci¨®n de la hinchada lejos de la plaza de Carlos II y el fuerte dispositivo policial hicieron el resto. La ciudad valona respir¨® por fin.Las cosas eran ya distintas antes del partido. La amenaza de la UEFA parec¨ªa haber tenido efecto sobre los aficionados ingleses, que quiz¨¢ no quer¨ªan sentirse culpables de la exclusi¨®n de su equipo y las 166 detenciones realizadas el s¨¢bado antes del partido entre Inglaterra y Alemania contrastaron con las ocho de ayer. A medianoche, la cuenta de arrestos hab¨ªa subido a 26, pocos comparados con las abultadas cifras de los peores d¨ªas del hooliganismo.
Durante el d¨ªa, la plaza dedicada al rey espa?ol Carlos II el Hechizado ya hab¨ªa cambiado de aspecto. Hac¨ªa m¨¢s calor que el s¨¢bado. Desaparecieron sillas, mesas y cualquier objeto que pudieran lanzarse los hinchas entre ellos o contra la polic¨ªa en un momento de arrebato. Se cambiaron los vasos de cristal por los de pl¨¢stico. bajo la custodia de apenas una decena de polic¨ªas de uniforme, algunos hinchas montaron su propio tenderete para vender camisetas, bufandas y gafas, mientras otros jugaban al f¨²tbol.
Los bares segu¨ªan sirviendo cerveza a los hinchas, aunque algunos optaron tambi¨¦n por los refrescos y el agua para sofocar el calor pegajoso. No se ve¨ªan borrachos por el suelo. El club de fans ingleses se esmeraba en su trabajo para evitar el suspenso en esta prueba.
Cuando est¨¢n tranquilos, los hooligans no parecen peligrosos. Se comportaban como los ni?os cuando pap¨¢ les dice que les castigar¨¢ por malos chicos: las bestias se vuelven mansas, y m¨¢s si les quitan de las manos las excusas que les puedan invitar a la desobediencia. Era como una ilusi¨®n, un espejismo provocado por el intenso calor de ayer tarde en el centro de Charleroi antes de que el ¨¢rbitro diera el pitido de inicio del encuentro entre las selecciones inglesa y rumana.
La imagen contrastaba con la hilera de polic¨ªas y los dos camiones antidisturbios que divid¨ªan esa misma plaza el s¨¢bado para evitar el enfrentamiento entre alemanes e ingleses. Pero, como no es oro todo lo que reluce, las autoridades policiales de Charleroi decidieron mantener el mismo sistema de seguridad puesto en marcha para el encuentro del pasado s¨¢bado por si las moscas, aunque se ha reducido la fuerza ligeramente, de 3.000 a 2.600 agentes. Como medida de seguridad adicional se vendieron s¨®lo 23.565 entradas de las 30.000 que permite el estadio.
Tan solo se realizaron ocho arrestos por causas menores (cinco de ellas por venta ilegal de entradas), mientras que durante las horas previas al Inglaterra-Alemania ya se hab¨ªa detenido a 166 hooligans ingleses. El burgomaestre de Charleroi, Jacques van Gomper, asegur¨® que "el ambiente es festivo y que la calma rein¨® durante toda la jornada". "Los seguidores ingleses y rumanos convivieron sin problemas", concluy¨®.
Tambi¨¦n se tomaron medidas muy concretas para evitar incidentes en Bruselas, ante el temor de que los hooligans decidieran trasladar su fiesta a las calles de la capital europea. Los 19 alcaldes de la zona se pusieron de acuerdo el lunes por la tarde para que s¨®lo uno de los trenes que saliera de Charleroi despu¨¦s del encuentro parara en la estaci¨®n sur de Bruselas para hacer la conexi¨®n con el tren de alta velocidad que sale hacia Londres. Se hab¨ªa previsto otro para las cuatro de la ma?ana en funci¨®n de c¨®mo se desarrollara la noche y que ten¨ªa como parada ¨²nica la estaci¨®n central. Bruselas envi¨® un pelot¨®n de polic¨ªas para controlar el acceso al convoy.
El resto de trenes que pasan por las estaciones de la capital durante la madrugada ten¨ªan denegada la autorizaci¨®n para detenerse en Bruselas y as¨ª evitar que los seguidores ingleses que iban a otras localidades no hicieran un par¨¦ntesis en su viaje. Algo similar se hizo tambi¨¦n con los autobuses. S¨®lo seis autocares con capacidad para unas 300 personas ten¨ªan permiso para llevar desde Charleroi hasta Bruselas a los aficionados con reserva de hotel en la capital.
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