Rosales pierde el 'tranv¨ªa'
Por primera vez en seis d¨¦cadas, el tranv¨ªa del paseo de Rosales ha dejado de servir de rampa de sue?os a las parejas de enamorados. Fue este mismo lunes. Tranv¨ªa es el nombre que en Madrid se daba a la hilera de mesas y sillas -bajo una fresca b¨®veda de acacias- de los quioscos de bebidas que han jalonado este paseo madrile?o, sobre el parque del Oeste, desde el a?o 1907. Pero el Ayuntamiento ha querido demostrar, en plena temporada, que ¨¦l es el due?o de los quioscos y quien renueva, o no, sus licencias. Hace apenas ocho d¨ªas fue demolido el cercano quiosco Espa?a. Su concesi¨®n no fue prorrogada."Tras volver de la guerra de Cuba, mi tatarabuelo Agust¨ªn, madrile?o, abri¨® en 1907 el quiosco Magad¨¢n frente al cruce con la hoy llamada calle del Marqu¨¦s de Urquijo", cuenta su tataranieto Javier, de 43 a?os, actual propietario. S¨®lo la guerra civil, entre 1936 y 1939, vio este quiosco cerrado, por la proximidad del frente de la Ciudad Universitaria. Hoy, el cierre de dos de las terrazas supervivientes del paseo, Magad¨¢n y La Perla, preocupa a los vecinos de Arg¨¹elles. Temen por su cierre definitivo. Se hab¨ªan acostumbrado desde la infancia a identificar Rosales con las terrazas -llegaron a ser nueve- cuenta Luis, vecino y asiduo del paseo.
"Miles de parejas se hicieron aqu¨ª novios", explica Magdalena con mirada octogenaria, iluminada por la a?oranza. Es un lugar discreto, que permite pasar la tarde ante un refresco y contemplar un horizonte de ¨¢lamos, con sus sedosos troncos de plata, y de copas de color musgo oscuro de encinas, que aroman la Casa de Campo. Una estatua esculpida en piedra blanca por Mateo Inurria homenajea a Eduardo Rosales entre un redondel de cipreses donde se posan urracas de plumaje casi azul, de tan negro.
"Este quiosco, que abr¨ªa incluso en invierno, lleg¨® a tener hasta noventa mesas", cuenta ?ngel Guti¨¦rrez, de 73 a?os, que fue camarero en Magad¨¢n durante una d¨¦cada. "Las especialidades fueron casi siempre horchata y leche merengada, as¨ª como los granizados de lim¨®n y de caf¨¦", subraya. Seg¨²n relata Javier Magad¨¢n, "hasta hace tres a?os ofrec¨ªamos tambi¨¦n agua de cebada, bebida muy madrile?a, con sabor suavemente amargo parecido al de la malta. Aunque ha pasado de moda, hay todav¨ªa un fabricante que la comercializa en la calle de Villaamil", explica. ?ngel Guti¨¦rrez se ufana de haber servido refrescos en esta terraza a la infanta Cristina de Borb¨®n, hace una d¨¦cada.
Ahora, una veintena de licitantes concurren por los dos quioscos y esperan al 29 de junio, fecha en la que el pleno del Ayuntamiento los adjudicar¨¢ de nuevo, por 10 a?os. Pero los vecinos no las tienen todas consigo. "El vecindario seguir¨¢ disfrutando de su tranv¨ªa", asegura una fuente de Patrimonio Municipal.
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