'Populus vult decipi' IGNASI RIERA
En febrero de 1985 muri¨® Salvador Espriu. A un agn¨®stico le dedicaron exequias con mucho obispo, mucho religioso de alto rango, much¨ªsima autoridad civil. Su amigo Joan Oliver, ya enfermo y a sus 85 a?os, pidi¨® a su hija Silvia que le acercara boli y papel para dictar normas para el trato al difunto que iba a ser, con prohibiciones expl¨ªcitas a misas solemnes, parlamentos, exposici¨®n p¨²blica del cad¨¢ver, autoridades, etc¨¦tera.A los tres meses, Oliver recib¨ªa carta manuscrita de Joan Triad¨². Sab¨ªa que Oliver conservaba las d¨¦cimas que ambos, a dos manos, hab¨ªan escrito en 1952 tras el intento fallido de estreno, en una casa particular -tiempos eran tiempos- de La primera hist¨°ria d'Esther de Espriu. Los argumentos de Triad¨², para tratar de hacer desaparecer las composiciones sat¨ªricas, nos parecen altamente significativas: "Que la mem¨°ria de l'Espriu rest¨¦s intacta. No ho dic per ell sol: ho dic perqu¨¨ el poble vol ¨ªdols exemplars o que els veu com a tals...". La tesis es clara: el pueblo quiere ser enga?ado, el c¨¦lebre Populus vult decipi de los romanos.
?No es esta una constante de la vida catalana? A menudo, no se trata de ser sino de aparentar. La propaganda institucional de Catalu?a, bajo el signo de CiU, o la de Barcelona, bajo el mandato PSC-PSUC (o IC-V), y m¨¢s tarde, m¨¢s ERC, reduce d¨¦ficit, im¨¢genes peyorativas, marginaciones realmente existentes porque se trata de recordar que la Catalu?a "triomfant" es casi un regalo ejemplar de los dioses.
En 1989, siendo s¨ªndic de greuges Frederic Rahola, y su adjunto Elies Rogent, en el Informe del S¨ªndic al Parlament se adjunt¨® una segunda parte escalofriante, dedicada a la Marginaci¨®n social en Catalu?a. Me pareci¨® el papel oficial m¨¢s duro sobre "la terra m¨¢s ufana sota la capa del sol". Y a los 11 a?os, en l¨ªneas generales, aquel documento sigue siendo v¨¢lido en su totalidad: viejos, gitanos, ni?os, trabajadores en paro cr¨®nico, enfermos e inmigrantes se lo pasan mal en el pa¨ªs de la "Catalunya va b¨¦". Y la pobreza en Catalu?a afecta a muchas familias y a un 10% de los c¨¦lebres sis milions. O sea, a 600.000 personas.
La pol¨ªtica tiene la obligaci¨®n de romper din¨¢micas impuestas por la ley del mercado. O de garantizar m¨ªnimos de calidad de vida a quienes, eufem¨ªsticamente, "no siguen". En lo cultural, el Gobierno, los gobiernos, tienen que estimular a los sectores sin esa pasi¨®n fea por la foto de cada inauguraci¨®n.
El examen de las publicaciones oficiales de la Generalitat, o de los boletines municipales de los ayuntamientos catalanes, dejar¨ªan la impresi¨®n, en un hipot¨¦tico historiador japon¨¦s del siglo XXIV, de que en la Catalu?a democr¨¢tica nos pas¨¢bamos la vida asistiendo a todo tipo de inauguraciones. Y en la constataci¨®n de que en Catalu?a no hab¨ªa ni pobres, ni analfabetos, ni personas con instintos morales "descarriados".
Insisto en el af¨¢n censor de algunos pr¨®ceres de la cultura catalana. Cuando, hace 25 a?os, me encargu¨¦ de la edici¨®n del primer libro de cuentos de Carme Riera, Te deix, amor, la mar com a penyora, uno de los garantes de la moralidad catalana p¨²blica, que conoc¨ªa el cuento porque hab¨ªa sido premiado en los Recull de Blanes, me pidi¨® que rectificara un acento en la ¨²ltima l¨ªnea del cuento, y que escribiera "Mari¨¤" en lugar de "Maria". La clave del cuento, excelente por cierto, estaba en la palabra "Maria", en femenino, porque nos aclaraba que el amor entre docente y discente era un amor homosexual o l¨¦sbico. El censor espont¨¢neo quer¨ªa evitar que el pueblo se enterara... de que tambi¨¦n, en Catalu?a, exist¨ªan colectivos activos de "gais y lesbianas", dispuestos a defender sus derechos.
Quieren garantizarnos que moriremos, s¨ª, pero incontaminados. Preferir¨ªa morir en un pa¨ªs vicioso. ?Lo siento!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Elies Rogent
- Opini¨®n
- Sindicatura de Comptes
- Joan Oliver "Pere Quart"
- Servicios sociales
- Frederic Rahola D'espona
- Salvador Espriu
- Carme Riera
- Financiaci¨®n auton¨®mica
- Marginados
- Generalitat Catalu?a
- Comunidades aut¨®nomas
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Pol¨ªtica social
- Catalu?a
- Espa?a
- Finanzas p¨²blicas
- Finanzas
- Administraci¨®n p¨²blica
- Marginaci¨®n
- Grupos sociales
- Problemas sociales
- Sociedad