M?S PUTINISTAS QUE PUTIN

Cuando Anna Prov¨®rova, una chica de 17 a?os que est¨¢ terminando sus estudios secundarios, escribi¨® una carta al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, pidi¨¦ndole una peque?a c¨¢mara de v¨ªdeo para poder filmar la fiesta de fin de curso, no se imagin¨® los dolores de cabeza que le dar¨ªa. El problema no fue que Putin se negara a enviarle la grabadora -que lleg¨® esta semana a Vorobiovo, un peque?o poblado de la provincia de V¨®logda, al norte de Mosc¨²-, sino la reacci¨®n de las autoridades educacionales. Como la misiva iba firmada por "Und¨¦cimo grado" (el ¨²ltimo de la secundaria rusa), el Kremlin la envi¨® de vuelta a V¨®logda para que averiguara los nombres de sus autores con el fin de responderles. Y entonces comenzaron los problemas para la chica. La carta empezaba con la t¨ªpica f¨®rmula rusa de "respetado Vlad¨ªmir Vlad¨ªmirovich", pero no llevaba el signo de exclamaci¨®n al final (equivalente a nuestros dos puntos), y los bur¨®cratas, temiendo que ello pudiera haber causado la ira del presidente, decidieron enviar a dos inspectores a Vorobiovo. Resultado: revisaron los ex¨¢menes de Prov¨®rova, le rebajaron las notas y la privaron de su medalla de plata, reconocimiento a su expediente escolar, con lo que sus posibilidades de ingresar en la facultad de Medicina pr¨¢cticamente se han esfumado. Salvo que ahora los bur¨®cratas de la educaci¨®n den marcha atr¨¢s, despu¨¦s de que el Kremlin criticara sus acciones.