'Cracks' por unanimidad
He aqu¨ª dos tipos tristes, tocados por la gracia del f¨²tbol. Si hay que buscarle un defecto al partido de esta noche, es que nos va a dejar sin Zidane o Figo para la final, hoy por hoy, los dos mejores jugadores del mundo. El que quede eliminado, tendr¨ªa que jugar la final de comod¨ªn, siempre ayudando al equipo que est¨¦ en posesi¨®n del bal¨®n. El asunto es no perdernos ni un minuto del momento de plenitud que disfrutan. Empecemos por el com¨²n denominador: tienen f¨ªsicos rotundos, un manejo virtuoso del bal¨®n, un esp¨ªritu solidario, y se curtieron futbol¨ªsticamente lejos de sus pa¨ªses de origen. Son jugadores atractivos a los que da placer ver, y jugadores sustanciales que influyen poderosamente en el juego. Artistas que se adaptan con humildad a las obligaciones comunitarias, raz¨®n que justifica la admiraci¨®n de los aficionados y el respeto de sus colegas. Tambi¨¦n los une la seriedad. Una gravedad con fondo triste, de cantador de fados, en el portugu¨¦s Figo; una tristeza nostalgia de emigrante, en el franc¨¦s Zidane. Hasta aqu¨ª van de la mano, pero hay que soltarlos porque esta noche estar¨¢n enfrentados. - El f¨²tbol a sus pies
Acerqu¨¦monos a Zinedine Zidane. Yo vi el Espa?a-Francia por televisi¨®n y qued¨¦ admirado por su juego. Despu¨¦s del partido, un amigo me llam¨® desde el estadio de Brujas para decirme que, en directo, Zidane ganaba mucho. Un d¨ªa despu¨¦s habl¨¦ con un jugador de la selecci¨®n espa?ola y me confes¨® que, dentro de la cancha, era a¨²n mejor. Zidane tiene un buen lejos y un buen cerca, pero es cierto que, para medir mejor su inteligencia, conviene seguirlo cuando la televisi¨®n ya no lo mira. Siempre est¨¢ buscando el lugar que incomode la marca, sorprendiendo por la espalda y arrancando en el momento justo para mostrarse. Darle el bal¨®n a ¨¦l es como meterlo en una caja fuerte. Si est¨¢ de espaldas, controla y gira en un solo movimiento. Disfrutemos, Zidane ya tiene el bal¨®n en los pies. Lo esconde con habilidad; lo toca con la punta del pie, lo pisa, lo trae, lo vuelve a mostrar... Y lo defiende con su cuerpo ancho y potente de falso lento. Mientras tanto, esp¨ªa la salida de la jugada con una visi¨®n perif¨¦rica escandalosa, como si viera el partido desde el segundo anfiteatro. Cuando atrajo a suficientes rivales, toca el bal¨®n hacia donde corresponde. Otra hip¨®tesis es que nos haga creer que lo va a controlar y, de primera, conecte con la velocidad y con el pensamiento de un delantero que se supo mover en profundidad. Glorioso intermediario entre los mediocampistas defensivos y los delanteros; entre el juego y el gol. Si nos obligaran a meter a Zidane dentro de una palabra, esta ser¨ªa, sin duda: inteligencia. Cuando el f¨²tbol entre en una fase de confusi¨®n definitiva hay que acordarse de que la caja negra del juego la tiene guardada Zidane. Ah¨ª dentro est¨¢ todo.
- Cuando el bal¨®n
se hace peligro
Figo puede ser Zidane por otros medios, pero en general empieza donde Zidane termina. El estado natural de su juego es la peligrosidad, porque as¨ª como a Zidane le cabe el campo de juego en la cabeza, Figo tiene la porter¨ªa entre ceja y ceja. Su lugar de partida son las l¨ªneas de banda, sus m¨¦todos de desequilibrio son la aceleraci¨®n y la habilidad hacia delante que concluyen en centro, si arranca hacia fuera; o en tiro, si enfoca hacia dentro. Las consecuencias son devastadoras: regates, pases medidos, paredes, centros envenenados, desmarques profundos, tiros escalofriantes, kil¨®metros de compromiso con el equipo, sensaci¨®n permanente de amenaza para los rivales... En el Barcelona ten¨ªa dibujado un lugar en la libreta de Van Gaal; en Portugal es libre, de modo que su participaci¨®n en todo el frente de ataque no respeta m¨¢s ¨®rdenes que las de sus propias decisiones, siempre inteligentes y profundas. Figo es uno de esos l¨ªderes que no necesitan la cinta de capit¨¢n para influir sobre el equipo con f¨²tbol, coraje y car¨¢cter.
Esta noche hay un gran partido (Francia-Portugal), que contiene un gran duelo (Zidane-Figo). F¨²tbol en serio. El art¨ªculo debe terminar como ellos hacen las cosas, sin adornos.
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