La derrota causa las primeras dimisiones y destapa la lucha por el poder en el PRI
La prevista eclosi¨®n en el seno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) comenz¨® con las renuncias de su presidenta, Dulce Mar¨ªa Sauri, y del secretario general, Esteban Moctezuma, fulminados por una derrota que ya ha causado otros alejamientos, sacudidas internas y encontronazos entre los reformistas y la vieja guardia, que atribuye a los primeros el fracaso del domingo. El presidente, Ernesto Zedillo, se reuni¨® con la direcci¨®n del partido, jefes parlamentarios y varios gobernadores para comunicarles que las rencillas internas deben subordinarse a la colaboraci¨®n en la transici¨®n nacional.
El jefe del Estado, cuyas reformas legales y pol¨ªticas aceleraron en los noventa el proceso hacia la limpieza electoral, reclam¨® grandes dosis de cordura, la aceptaci¨®n de la alternancia en el Gobierno, despu¨¦s de 71 a?os de no haberla facilitado, y ayudar al presidente electo, el opositor Vicente Fox. Manuel Bartlett, ex ministro de Interior y ex gobernador de Puebla, y el propio Roberto Madrazo, gobernador de Tabasco, notables en el denominado parque jur¨¢sico del partido, afilan los cuchillos: seg¨²n los analistas, est¨¢n dispuestos a presentar batalla por el control del partido. Tambi¨¦n lo pretende Jes¨²s Murillo, ex gobernador de Hidalgo, m¨¢s cercano a Zedillo."Tenemos que botar [expulsar] a los bur¨®cratas que se han apoderado del partido. No existe ning¨²n lugar para los bur¨®cratas, sino para un partido que ha buscado la justicia social", declar¨® Carmen Moreno, miembro del grupo pri¨ªsta Facci¨®n Cr¨ªtica Liberal. "Los bur¨®cratas", seg¨²n la vieja guardia, son Zedillo, los tecn¨®cratas educados en universidades estadounidenses y los dirigentes que abrieron espacios a una oposici¨®n sojuzgada durante d¨¦cadas, y aceptaron un esquema electoral que recogiera con fidelidad la creciente pluralidad social y pol¨ªtica de este complejo pa¨ªs.
Al aturdimiento de la noche del domingo, al generalizado sepelio oficialista, sigue ahora el reacomodo de fuerzas, una sorda pugna entre gobernadores, funcionarios y sindicalistas por el control de la maquinaria del partido, que, aunque lo intent¨® denodadamente, no pudo acarrear los suficientes votos como para permanecer seis a?os m¨¢s en el poder. Muchos en sus filas a¨²n piensan como el legendario y fallecido l¨ªder sindical Fidel Vel¨¢zquez, que acaudill¨® sin tregua los sindicatos verticales: "Llegamos al poder por la fuerza, y s¨®lo a balazos nos sacar¨¢n del poder". Nunca fueron necesarios los tiros porque la implantaci¨®n social, la coacci¨®n y la compra de votos, y las muchas inercias del sistema, aseguraron siempre la victoria.
Tambi¨¦n el domingo, el PRI crey¨® que la fuerza del aparato, el voto corporativo, habr¨ªa de garantizarle el triunfo. No imagin¨® que ese sufragio por las orejas, el acarreo, hab¨ªa perdido la fuerza necesaria. "?Los campesinos cumplimos, como siempre, pero no somos tantos!", protest¨® el dirigente sindical Heladio Ram¨ªrez. "?Nos van a echar la culpa?". El senador pri¨ªsta Salvador Rocha emiti¨® la declaraci¨®n m¨¢s sensata: "La derrota es perfectamente explicable en un pa¨ªs donde los problemas exceden con mucho la capacidad de resolverlos. Es el desgaste".
Definitivamente quemada, Dulce Mar¨ªa Sauri sali¨® de una reuni¨®n en la cumbre acompa?ada por un revuelo considerable. Quienes se sintieron desplazados por Labastida y los reformistas en el Gobierno reclaman la devoluci¨®n del espacio perdido y maniobran para formar un frente com¨²n. Uno de ellos, Efr¨¦n Leyva, delegado del Estado de Chiapas, denunci¨® la diligencia de Zedillo en reconocer el triunfo opositor. "Las formas son tambi¨¦n. Zedillo demostr¨® su incapacidad para gobernar, y no digamos para hacer pol¨ªtica. Debi¨® haber esperado para reconocer la victoria de Fox". La militancia del partido m¨¢s antiguo del planeta reclama cambios urgentes, una revisi¨®n profunda y un nuevo liderazgo, seg¨²n Ulises Ruiz, operador de Madrazo.
El nuevo presidente ser¨¢ interino hasta la Asamblea Nacional del PRI de diciembre, caso de que la gravedad del momento aconseje adelantar su convocatoria. La desolaci¨®n era absoluta en las oficinas de campa?a. Algunos colaboradores fueron despedidos, se retiraron los tel¨¦fonos m¨®viles y ordenadores del equipo de prensa y "los militares [del Estado Mayor Presidencial] destruyeron papeler¨ªa y vaciaron los archivos de las computadoras", seg¨²n public¨® ayer el diario La Jornada.
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