Ni?os mendigos
Dicen que Espa?a va bien, y la verdad es que mal no va, por lo menos si se mira superficialmente. Es cierto que nos encontramos inmersos en un ciclo econ¨®mico positivo; estamos en la cresta de una ola de prosperidad, con cifras, estad¨ªsticas y referencias que superan las de ¨¦pocas precedentes, sobre todo si nos fijamos s¨®lo en los ¨ªndices de desempleo. Pero la cosa cambia si rascamos un poco, si nos adentramos en ciertos barrios, si nos acercamos a ciertos colectivos. O, simplemente, si paseamos un poco por nuestra ciudad. Entonces se puede comprobar que Espa?a no va tan bien y se puede constatar que sigue siendo diferente. Porque en ning¨²n pa¨ªs de nuestro entorno, en ninguna de las naciones con las que aspiramos a compararnos, se registra un fen¨®meno como el que de un tiempo a esta parte prolifera en nuestras calles: la masiva presencia de inmigrantes, en su mayor parte procedentes de los antiguos pa¨ªses del Este de Europa, que, ni?o en mano, se dedican a la mendicidad. Controladas en su mayor parte por mafias que extraen de esta pr¨¢ctica notables beneficios, mujeres con largas faldas, pa?uelo en la cabeza y ni?o en ristre, se decidan a pedir sinco duros a viandantes y automovilistas, sin que las autoridades se decidan a adoptar medidas -al menos que se vea- para evitarlo. Permitir tal utilizaci¨®n de los menores para la pr¨¢ctica de la mendicidad es impensable en un pa¨ªs de nuestro entorno y, desde luego, no casa en absoluto con los discursos que nos hablan de una Espa?a moderna y socialmente avanzada. Cuando vemos a esos ni?os en las calles, es indudable que algo falla, porque deber¨ªan estar en las guarder¨ªas y en los colegios, independientemente de su probable condici¨®n de ilegales. ?Por qu¨¦ est¨¢n en las calles? ?Por qu¨¦ se permite su utilizaci¨®n para practicar la medicidad? ?Es, como dicen, producto del gobierno de una derecha autoconvencida de que todo va bien y que mira hacia otro lado cuando se topa con ello? Un fen¨®meno as¨ª exige una r¨¢pida respuesta de la Administraci¨®n para impedir que esas mafias sigan aprovech¨¢ndose impunemente de los menores.
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