Laxitud
En verano todo se relaja: los m¨²sculos, los ojos, la voluntad y la ciencia. El calor disminuye la potencia de los pensamientos e invita a meditar en ba?ador y rodeado de sangr¨ªa y de gambas fritas. Esta consecuencia aniquiladora de la calorina est¨¢ en el origen de las decenas de cursos que las universidades celebran junto a las playas, con alumnos en calzones, profesores en manga corta que no tienen que demostrar con pruebas el aprovechamiento de sus lecciones, botijos con agua fresca y conferencias con guarnici¨®n. ?Qu¨¦ se puede ense?ar en tales circunstancias? De todo, desde el cultivo del pepino temprano a las t¨¦cnicas de reproducci¨®n, desde las habilidades manuales del majado de la almendra a los misterios de los n¨²meros primos. En verano una legi¨®n de profesores vestidos de modo pintoresco dictan en lugares ins¨®litos cursos que versan sobre los auntos m¨¢s peregrinos que cabe imaginar y que, por influencia del est¨ªo, alcanzan una completa dignidad acad¨¦mica. As¨ª se convierte, por ejemplo, en asunto universitario el modo de guisar la tortilla del Sacromonte .
En Granada, sin ir m¨¢s lejos, los expertos, bajo la direcci¨®n de Ram¨®n Roteta, jefe de cocina, responder¨¢n a la inquietante pregunta de si existe la cocina vasca, una cuesti¨®n que ha quitado el sue?o y el hambre -qui¨¦n sabe- a miles de comensales. Pero el t¨ªtulo m¨¢s ambicioso lo ha puesto Pablo Amate que disertar¨¢ sobre lo siguiente: Jam¨®n, jam¨®n: verdades, mito e historias de los m¨ªticos perniles serranos. Cata y degustaci¨®n. No menos alentador es el curso dedicado a las T¨¦cnicas avanzadas del aer¨®bic, que se celebrar¨¢ Dios mediante en Almu?¨¦car.
Por cierto, y hablando de Dios, un comerciante de Granada ha aprovechado ese otro tipo de laxitud comercial del verano, las rebajas, para sacar beneficio de la homonimia. El industrial ha aprovechado que se llama igual que el arzobispo de la ciudad, Antonio Ca?izares, que aparece tanto en los medios locales que cualquiera asegurar¨ªa que est¨¢ en posesi¨®n del don de la ubicuidad, para colocar un cartel a la entrada de su tienda en el Zacat¨ªn con una imagen solemne de la Catedral y la siguiente leyenda: "Rebajas como una catedral. Lo dice... Antonio Ca?izares".
Antonio Ca?izares, el otro, el industrial, ha dado con esta frase un aut¨¦ntico curso de verano de mercadotecnia teologal. ?Que lo lleven a Almu?¨¦car!
ALEJANDRO V. GARC?A
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