Montesinos, en el punto de mira
Ofensiva dentro y fuera de Per¨² para destituir al tenebroso consejero del presidente Alberto Fujimori
The New York Times acaba de pedir su destituci¨®n y ha propuesto a los pa¨ªses miembros de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) que le proh¨ªban la entrada neg¨¢ndole el visado. La oposici¨®n peruana, la OEA, destacados congresistas estadounidenses y miembros de la Administraci¨®n Clinton le consideran el obst¨¢culo principal para la democratizaci¨®n de Per¨². Fue art¨ªfice, con todo tipo de artima?as, de la reciente victoria de Alberto Fujimori en unos comicios fraudulentos que permitieron la reelecci¨®n del presidente peruano para un tercer mandato consecutivo. Vladimiro Montesinos Torres, 55 a?os, casado y con dos hijos y asesor privilegiado del presidente, se ha convertido a marchas forzadas en poco menos que el mayor apestado pol¨ªtico del continente. S¨®lo el ex dictador chileno Augusto Pinochet le disputa el liderazgo del oprobio.Los adversarios de Fujimori, dentro y fuera del pa¨ªs, afilan sus espadas para tratar de dar la estocada final al controvertido asesor. Su permanencia en el poder es hoy el eje central de la lucha pol¨ªtica a favor de la restauraci¨®n de la democracia. La oposici¨®n agrupada en torno al candidato de Per¨² Posible, Alejandro Toledo, sue?a con su defenestraci¨®n; la misi¨®n de alto nivel de la OEA, encabezada por el secretario general, C¨¦sar Gaviria, y el ministro canadiense de Exteriores, Lloyd Axworthy, que estuvo en Lima el mes pasado, plante¨® la retirada pol¨ªtica de Montesinos como premisa para poner en pie un plan de democratizaci¨®n aceptable por Fujimori y la oposici¨®n; y la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, ha comparado a Per¨² con dos pa¨ªses que rivalizan en el desprecio de los derechos humanos: Birmania y Costa de Marfil.Fujimori no parece preocupado. Por el contrario, cuando m¨¢s intensa era la presi¨®n lleg¨® a insinuar un hipot¨¦tico nombramiento de Montesinos para un alto cargo, tal vez el Ministerio del Interior. Fue un excelente farol, que provoc¨® estupefacci¨®n entre los observadores y analistas de la pol¨ªtica peruana. Pero su verdadero poder es permanecer en la penumbra del aparato de inteligencia, desde donde maneja a su antojo los resortes del poder. En un cargo p¨²blico se quemar¨ªa muy pronto.
El poder de Montesinos es dif¨ªcil de cuantificar. Formalmente no ostenta cargo alguno. S¨®lo es asesor del presidente. En la pr¨¢ctica, es el amo y se?or del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), el poderoso e incontrolable aparato que exhibi¨® su mayor grado de eficacia a la hora de aniquilar a la guerrilla de Sendero Luminoso y del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), y que ha sido el pilar sobre el que Fujimori ha asentado un r¨¦gimen marcadamente autoritario desde el autogolpe de abril de 1992. Desde el cuartel general del SIN en Las Palmas (Lima), se planific¨® la estrategia para domesticar el Parlamento y el poder judicial, amedrentar a la oposici¨®n con graves violaciones de derechos humanos y acosar a los medios de comunicaci¨®n hostiles.
La relaci¨®n de Montesinos con la Administraci¨®n estadounidense es un cap¨ªtulo aparte. Oficialmente, Washington ha condenado el proceso electoral peruano y acaba de suspender un paquete de ayuda antidrogas. El embajador en Lima, John Hamilton, pronunci¨® el pasado 4 de julio un duro discurso en el que se?al¨® que los cambios democr¨¢ticos que se proponen desde el Gobierno no pueden ser cosm¨¦ticos. Sin embargo, fuentes de la Embajada norteamericana han indicado que el jefe de la misi¨®n diplom¨¢tica ha tratado recientemente de reunir a miembros de la llamada sociedad civil vinculados a organizaciones de derechos humanos, empresarios y pol¨ªticos de la ¨®rbita de Toledo con Montesinos. Ninguna de estas reuniones fue posible y la Embajada desminti¨® que intentara esos contactos.
Diversas fuentes consultadas coinciden en afirmar que el jefe de los esp¨ªas peruanos es el interlocutor de EE UU para temas de seguridad y narcotr¨¢fico. Parcelas que en otro pa¨ªs corresponder¨ªan al ministro de Defensa o de Salud son competencia directa de Montesinos. Su relaci¨®n con el trinomio Pent¨¢gono, CIA y DEA es fluida y el b¨²nker del SIN ha sido escenario de reuniones peruano-norteamericanas, mientras que el Departamento de Estado tiene a Montesinos en el punto de mira.
No es un enemigo f¨¢cil para nadie. Si Fujimori quisiera desprenderse de su asesor, rumor que circula en los cen¨¢culos de Lima, tendr¨ªa serias dificultades. Sabe y controla demasiado. Abundan las historias sobre este personaje que har¨ªan las delicias de cualquier novelista. Pero la realidad supera la ficci¨®n. La labor realizada en las Fuerzas Armadas es el mejor ejemplo. Ah¨ª Montesinos ha mostrado una habilidad sin l¨ªmites, teniendo en cuenta los recelos que despierta en los mandos intermedios. En primer lugar, no les convence que un capit¨¢n est¨¦ al mando de generales. Y no olvidan que es un capit¨¢n que fue expulsado del Ej¨¦rcito y acusado de traici¨®n la patria.
Los 22 generales de la actual c¨²pula militar son de la promoci¨®n que se gradu¨® en la Academia Militar de Chorrillos en enero de 1966, la misma de Montesinos. Es el ¨²nico caso en la historia del Ej¨¦rcito peruano en que ocho generales de divisi¨®n y 14 de brigada de una misma promoci¨®n ocupan puestos clave en la estructura militar. El jefe de facto del SIN ha ido colocando a sus peones hasta constituir una guardia pretoriana fiel a toda prueba. Los 22 generales deber¨ªan pasar a retiro a finales de este a?o, por cumplir los 35 a?os de servicio o los 60 de edad. Fujimori y Montesinos mantienen en la rec¨¢mara un proyecto de ley para ampliar a 40 a?os dicho plazo, con lo que la actual c¨²pula permanecer¨ªa durante todo el mandato presidencial.
Durante m¨¢s de siete a?os, el poder estuvo en manos del triunvirato que formaron Fujimori, Montesinos y del general Nicol¨¢s Hermoza R¨ªos, jefe del comando conjunto de las Fuerzas Armadas. Hasta el 20 de agosto de 1998. Aquella ma?ana el general fue convocado a palacio por el presidente. Al llegar a la antigua casa de Pizarro tuvo un mal presentimiento al ver a los jefes de la Marina y la Fuerza A¨¦rea. ?Qui¨¦n les hab¨ªa convocado? S¨®lo ¨¦l pod¨ªa hacerlo, pens¨®. La sorpresa no termin¨® ah¨ª. Tambi¨¦n hab¨ªan llegado a palacio los jefes de las regiones militares. "General", le dijo el presidente, "queremos darle las gracias por los valiosos servicios prestados a la patria". Hermoza acababa de ser destituido. Por si acaso, unidades blindadas de Infanter¨ªa de Marina rodeaban el palacio, para evitar cualquier tentaci¨®n del Ej¨¦rcito de salir en defensa de su jefe. El presidente acompa?¨® gentilmente del brazo al general hasta la puerta. Varios de los generales fieles a Hermoza fueron pasados a retir o y el jefe del SIN coloc¨® a generales de su confianza en puestos clave.
Un asesor con ingresos millonarios
El diario Liberaci¨®n public¨® en diciembre copias de los extractos de una cuenta (n¨²mero C454478) que tiene Montesinos en el Banco Wiesse. Seg¨²n este documento, el asesor obtuvo en 1999 la cantidad de 2.665.000 d¨®lares. Nunca desminti¨® dicha informaci¨®n. Pero 40 d¨ªas despu¨¦s de su publicaci¨®n, el Fiscal de la Naci¨®n dio carpetazo a la investigaci¨®n. Dicho fiscal fue nombrado tras el autogolpe de 1992. Fujimori se refiri¨® recientemente a esos millonarios ingresos: "Tiene un bufete de abogados. Lo han hecho tan famoso, dicen que tiene tan buenas influencias en el poder judicial, que le ha permitido, probablemente, tener contratos millonarios".En 1980, Montesinos fue el abogado defensor del narcotraficante colombiano Evaristo Porra Ardila, para quien solicit¨® una salida m¨¦dica que ¨¦ste aprovech¨® para fugarse. En 1996 fue capturado en Colombia y entregado a Per¨² el capo Demetrio Ch¨¢vez, el Vaticano. El mafioso declar¨® a la prensa que durante cinco a?os pag¨® 50.000 d¨®lares mensuales a Montesinos, a cambio de protecci¨®n e informaci¨®n sobre cualquier operativo antidrogas. Tras estas declaraciones, se interrumpi¨® el juicio p¨²blico, y Vaticano fue juzgado por un tribunal militar secreto por traici¨®n a la patria y condenado a cadena perpetua. El dinero y las propiedades decomisadas a los narcotraficantes est¨¢n fuera de control. S¨®lo el SIN y Montesinos conocen su cuant¨ªa y destino.
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