Enemigos del pueblo
Que los aterramientos de los humedales y los intereses urban¨ªsticos acaban con el samaruc; que los da?os ambientales convirtieron la l¨ªnea de la costa entre Barcelona y Valencia en desolaci¨®n natural y est¨¦tica de cemento, seg¨²n indica el Fondo Mundial de la Naturaleza; que lo que ustedes quieran, vecinos, contra el entorno... eso es tan evidente que no necesita del estudio de sesudos varones. Lo novedoso y disparatado es se?alar, poco m¨¢s o menos, a quienes defienden las escasas manchas naturales que nos quedan como enemigos del pueblo.Unas declaraciones del omnipresente y provincianista Carlos Fabra evocaron el recuerdo y la actualidad de Henrik Ibsen. El provincial presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n dejaba a los ecologistas del Gecen, Grupo para el Estudio de los Espacios Naturales, un tanto malparados. Los ecologistas han conseguido, orden judicial de por medio, la paralizaci¨®n de las obras de la carretera Cabanes-Oropesa por indicios de presunto delito ecol¨®gico. Corre peligro el paraje natural del Desert de les Palmes, que es un bien de todos. Y esos ecologistas son, seg¨²n Fabra: primero, unos pocos "que cabr¨ªan en un bloc con capacidad para 20 nombres; segundo, "no tienen un representante en las instituciones ni lo han tenido nunca"; tercero, para el jefe de filas del PP de Castell¨®n, lo importante es la opini¨®n de la C¨¢mara de Comercio, de los empresarios, de los ayuntamientos implicados, la mayor¨ªa de ellos afines a su propio partido; cuarto, a Fabra le interesa "lo que piensa la sociedad en general y el PP, que tiene la representaci¨®n del 54% de los votos de los ciudadanos de esta provincia"; quinto, quienes se oponen al deterioro del parque son "los mismos que se oponen a cualquier iniciativa de progreso como construir una carretera, una instalaci¨®n aeroportuaria o un proyecto l¨²dico".
Dejando a un lado el concepto fabriano de progreso y la arrogancia impl¨ªcita y expl¨ªcita que apareja esa referencia a las mayor¨ªas electorales, las declaraciones nos remiten a Stockmann, el protagonista de Un enemigo del pueblo, cuya tem¨¢tica no es otra que la ignorancia pol¨ªtica y la hipocres¨ªa social. El personaje del drama de Ibsen es un m¨¦dico que est¨¢ al cuidado de unos ba?os y descubre que las aguas est¨¢n contaminadas. Familiares, amigos, administradores p¨²blicos, pol¨ªticos y hombres de negocio, se oponen a que se haga p¨²blico su descubrimiento, aunque peligre la salud p¨²blica: hay demasiados intereses en juego. El drama se convierte en un alegato contra la complaciente y maciza mayor¨ªa liberal. Stockmann es un enemigo del pueblo y del progreso; los ecologistas de Gecen, tambi¨¦n.
Las agresiones al medio, que es un bien de todos, es lo de ahora; el dramaturgo noruego Ibsen fue de ayer: naci¨® en 1828 y muri¨® en 1906. Ibsen fue cr¨ªtico con la burgues¨ªa emergente y con la falta de honestidad del incipiente capitalismo noruego del XIX. De los dramas hist¨®rico-nacionales, tan del gusto de los rom¨¢nticos que escribi¨® en su juventud, poco sabemos; los dramas de su madurez, cuando orient¨® su obra hacia un naturalismo vivo y cr¨ªtico, todav¨ªa se reponen en nuestros escenarios. El rancio conservadurismo decimon¨®nico de Carlos Fabra, y cuanto ¨¦l representa en las comarcas castellonenses, nos recuerdan que Ibsen es tan necesario ahora como hace 100 a?os. Como necesario era el m¨¦dico Stockmann, el enemigo del pueblo, en 1882 y los ecologistas del Gecen, los enemigos del pueblo, el a?o 2000.
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