Aligi Sassu, pintor italiano
El artista italiano Aligi Sassu (Mil¨¢n, 1912) falleci¨® el pasado lunes en Pollen?a (Mallorca) el mismo d¨ªa en que cumpl¨ªa los 88 a?os de edad. En su dilatada trayectoria art¨ªstica, que inici¨® de forma precoz a la sombra del futurismo, Sassu es conocido principalmente por sus Uomini rossi, en los que de forma simb¨®lica reaccionaba contra la est¨¦tica del Novecento y reinvidicaba al hombre libre. El artista, que estaba casado con la soprano colombiana Helenita Olivares, ser¨¢ incinerado hoy en el cementerio palmesano de Bon Sosec, donde se instal¨® ayer la capilla ardiente.Desde su casa en la Cala Sant Vicen? de Pollen?a, cuyos paisajes plasm¨® en innumerables cuadros desde que decidi¨® instalar all¨ª su estudio en 1963, Aligi Sassu se hab¨ªa convertido en una figura de la pl¨¢stica contempor¨¢nea mallorquina. Sus or¨ªgenes, sin embargo, est¨¢n en otra isla, Cerde?a, de donde era originario su padre, un activo militante socialista, y donde pas¨® parte de su infancia. Fue su padre, tambi¨¦n, el que anim¨® al joven Sassu a visitar las exposiciones de pintura y fue as¨ª como en Mil¨¢n descubri¨® el movimiento futurista que le cautiv¨® desde el primer momento. En 1926, con Bruno Munari, firm¨® el Manifesto della pittura. Dinamismo e riforma muscolare, en el que, por ejemplo, renegaban de la perspectiva natural, abogaban por un antinaturalismo en las formas y en los colores y defend¨ªan una visi¨®n din¨¢mica y mec¨¢nica del movimiento y las figuras. Un a?o m¨¢s tarde, Marinetti le invitaba a participar en la Bienal de Venecia -evento en el que particip¨® despu¨¦s en varias ocasiones- con dos obras. Sassu ten¨ªa 17 a?os y estaba a punto de iniciar dos de las series que m¨¢s fama le dar¨ªan, la de los Uomini rossi, que realiz¨® entre 1929 y 1933, y la de los Ciclisti, de la misma ¨¦poca. Ambos temas los recuper¨® posteriormente Sassu a lo largo de su trayector¨ªa siendo, efectivamente, el rojo el color que mejor definir¨ªa su trabajo marcado por una figuraci¨®n a veces calificada de expresionista y en otras de primitivista, si bien el suyo era un estilo tan personal que resultaba dif¨ªcilmente encasillable.
La d¨¦cada de los treinta viene marcada por la visita de Sassu a Par¨ªs, en 1934, durante la que qued¨® fuertemente impresionado por la pintura de maestros como Delacroix y Gericault -curiosamente el surrealismo, en auge en aquellos momentos en Par¨ªs, no le interes¨®- y tambi¨¦n por su militancia antifascista. Con motivo del ¨¦xito de las fuerzas republicanas en la batalla de Guadalajara, durante la guerra civil espa?ola, prepar¨® con un compa?ero un manifiesto animando a la insurrecci¨®n que fue interceptado por la polic¨ªa pol¨ªtica de Mussollini. Sassu y muchos de sus compa?eros fueron encarcelados y, tras varias visicitudes, fue condenado a diez a?os de c¨¢rcel, si bien consigui¨® el indulto en 1938. Durante esta ¨¦poca pint¨®, adem¨¢s de una amplia serie de caf¨¦s y crucifixiones, diversas obras de tem¨¢tica pol¨ªtica, como La morte di Cesare, Spangna 1937 o I martiri di piazzale Loreto.
A lo largo de los a?os cuarenta comienza a realizar su primeras obras como ceramista -tambi¨¦n ha destacado como grabador, escultor, muralista y escen¨®grafo- y mantiene su trabajo, en una figuraci¨®n antinaturalista y simb¨®lica, que se mantendr¨¢, con escasas variaciones, a lo largo de su vida.
Fue incorporando, eso s¨ª, nuevos temas a los desarrollados en el periodo anterior. Batallas, crucifixiones, ciclistas y caballos empiezan a compartir protagonismo con las escenas mitol¨®gicas, las tauromaquias -influido aqu¨ª, seg¨²n los cr¨ªticos, por su estancia en Espa?a- y los paisajes y mitos mediterr¨¢neos, que desarroll¨® ampliamente.
Desde mediados de los a?os cincuenta fueron sucedi¨¦ndose las exposiciones de su obra, especialmente en Italia, en donde realiz¨® numerosos encargos p¨²blicos, y en otras ciudades europeas.-
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