Un grupo suizo descifra la estructura de la prote¨ªna del mal de las 'vacas locas'
Unas 50 personas, hasta ahora, han sido v¨ªctimas en varios pa¨ªses de una de las epidemias m¨¢s aterradoras de los ¨²ltimos tiempos, tanto por lo sorprendente de su erupci¨®n como por sus s¨ªntomas; es la encefalopat¨ªa espongiforme humana, adquirida, seguramente, al ingerir productos infectados por el mal de las vacas locas. La dolencia est¨¢ provocada por un pat¨®geno extra?o: el pri¨®n. Un grupo de Suiza ha descifrado ahora la estructura tridimensional de la prote¨ªna que se convierte en el pri¨®n bovino y afirma que es pr¨¢cticamente id¨¦ntica a la de la prote¨ªna del pri¨®n humano.
Barrera entre especies
Los virus, las bacterias, los hongos y dem¨¢s agentes infecciosos tradicionales tienen material gen¨¦tico; los priones, no. Por ello, la idea del pri¨®n como pat¨®geno de las encefalopat¨ªas espongiformes se consider¨® her¨¦tica al ser propuesta por el estadounidense Stanley Prusiner, premiado despu¨¦s con el Nobel. El pri¨®n es una prote¨ªna que se pliega de forma an¨®mala, que adquiere una configuraci¨®n tridimensional diferente de la de una prote¨ªna sana espec¨ªfica. Dado que resisten al ataque de las encimas denominadas protesas, los priones no se degradan y se acumulan formando placas en el cerebro que provocan la enfermedad, por ahora incurable. Poco se conoc¨ªa de estos agentes pat¨®genos antes de la crisis de las vacas locas, pero a partir de entonces se han multiplicado las investigaciones.
"La prote¨ªna [sana] del pri¨®n de vaca y la del pri¨®n humano se diferencian ¨²nicamente en la distribuci¨®n de la carga electrost¨¢tica de la superficie, pero no en el plegamiento espacial de la misma", afirman los investigadores del Instituto Federal de Tecnolog¨ªa (ETH) suizo, en Z¨²rich, que presentaron ayer su trabajo en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU). Y esto puede ser importante para comprender c¨®mo se produce la transmisi¨®n de la enfermedad de una especie a otra, de ganado vacuno a personas en el caso de la crisis de las vacas locas que estall¨® en el Reino Unido en los a?os noventa.
"La rigidez de la barrera entre especies probablemente depende de muchos factores diferentes, pero la similitud en las formas sanas de la c¨¦lula del pri¨®n es uno de los factores que cabe esperar que faciliten la transmisi¨®n de una especie a otra", ha declarado a EL PA?S Kurt W¨¹thrich, del ETH y l¨ªder de este equipo de investigaci¨®n, que ha descifrado ya la estructura de la prote¨ªna del pri¨®n de rat¨®n, la bovina y tres variantes de la humana, mientras que cient¨ªficos de EE UU lo han hecho de la del h¨¢mster. W¨¹thrich destaca el trabajo fundamental del espa?ol Francisco L¨®pez Garc¨ªa en su grupo."El plegamiento tridimensional de la prote¨ªna humana y la bovina es pr¨¢cticamente id¨¦ntico, pero hay claras diferencias entre la estructura de estas dos, por un lado, y la de ratones y h¨¢msteres, por otro", comentan los investigadores, que han descifrado estas estructuras mediante resonancia magn¨¦tica nuclear. El hecho de que ning¨²n grupo haya podido obtener la estructura de las formas pat¨®genas de estas prote¨ªnas, los priones, se debe a que no son solubles y no se logra trabajar con ellos con esta t¨¦cnica.
?Cu¨¢l es la funci¨®n de estas prote¨ªnas sanas que cuando se pliegan mal provocan la terrible enfermedad? No se sabe a ciencia cierta, pero est¨¢n implicadas en el transporte de metales pesados en el organismo, en concreto cobre (oligoelemento esencial para la vida), apunta otro espa?ol dedicado a la investigaci¨®n de los priones, Juan Mar¨ªa Torres, del laboratorio del INIA en Valdeolmos (Madrid). El gen que produce esta prote¨ªna se conoce y est¨¢ secuenciado.
"Hay dos tipos de encefalopat¨ªas espongiformes: una es hereditaria, debida a mutaciones del gen que hacen que la prote¨ªna se pliegue incorrectamente y sea pat¨®gena. Las personas que tienen esas mutaciones son susceptibles de desarrollar la enfermedad", explica Torres. La otra forma se da cuando un animal ingiere un pri¨®n y ¨¦ste induce la transformaci¨®n en su organismo de la prote¨ªna sana en pri¨®n.
Pero el mecanismo molecular ¨²ltimo implicado en este proceso se desconoce. "Aunque los experimentos de laboratorio no han proporcionado pruebas concluyentes de que la enfermedad de las vacas locas puede ser transmitida a humanos por la ingesta de alimentos, los casos diagnosticados como nueva variante de la enfermedad de Creutzfeld-Jacob [versi¨®n humana del mal de las vacas locas] en los ¨²ltimos a?os indican que se ha producido esa transmisi¨®n", recuerdan los cient¨ªficos del ETH.
Lo que est¨¢ claro, dice Torres, es que el pri¨®n es muy infectivo dentro de una especie (el pri¨®n de vaca en vaca o el humano en humano), mientras que el salto interespecie es mucho m¨¢s dif¨ªcil. Aun as¨ª, los cient¨ªficos se preguntan por qu¨¦, pese a los miles de toneladas de productos de vaca loca ingeridos, sobre todo en el Reino Unido, se han dado tan pocos casos de contagio a personas.
"Nuestra hip¨®tesis", dice Torres, "es que debe haber una predisposici¨®n gen¨¦tica a ser infectado por el pri¨®n del mal de las vacas locas, una mutaci¨®n que no ser¨ªa muy corriente en la poblaci¨®n humana". Su grupo trabaja en el dise?o de m¨¦todos de diagn¨®stico fiables y r¨¢pidos de los priones en animales vivos y antes de que presenten los s¨ªntomas de la enfermedad, algo que no existe todav¨ªa.
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