La fiscal¨ªa rusa confisca varias propiedades de Gusinski, oligarca y enemigo de Putin
Vlad¨ªmir Putin viaja por Asia mientras los fiscales libran por ¨¦l en Mosc¨² la guerra con los oligarcas, a los que prometi¨® erradicar como clase y que se enriquecieron -a veces con grave quebranto para el Estado- gracias a sus conexiones con el poder durante la ¨¦poca de Bor¨ªs Yeltsin. A¨²n no est¨¢ claro cu¨¢l ser¨¢ el resultado del choque, pero al menos uno de estos capitanes de empresa, Vlad¨ªmir Gusinski, est¨¢ al borde del KO, con su libertad, su dinero y puede que hasta su vida en grave peligro. El ¨²ltimo golpe le lleg¨® ayer en forma de confiscaci¨®n de parte de sus bienes, incluyendo una casa y un terreno.
Uno de los abogados de Gusinski, P¨¢vel Ast¨¢jov, asegur¨® que el objetivo de la medida del fiscal -a la que podr¨ªa seguir la enajenaci¨®n de las acciones en su imperio period¨ªstico- es hacer la vida imposible al magnate, de forma que no pueda utilizar sin permiso ni un s¨®lo objeto de la casa, de la que, se?al¨®, "se van a embargar hasta las cucharas y los tenedores".El presidente del grupo Most est¨¢ acusado de estafa en la privatizaci¨®n de una compa?¨ªa de v¨ªdeo y televisi¨®n, con un perjuicio para el Estado de unos 1.800 millones de pesetas. Gusinski, por su parte, defiende su inocencia y sostiene que su ¨²nico "pecado" ha sido no poner su grupo de comunicaci¨®n al servicio de Putin e informar objetivamente sobre la guerra de Chechenia. El portavoz del oligarca, Dimitri Ostalski, se?al¨® por su parte que el "absurdo" embargo pretende "presionar psicol¨®gicamente" a su jefe.
Anatoli Chub¨¢is, jefe del monopolio el¨¦ctrico y cerebro de las privatizaciones mediante bonos de los primeros a?os noventa, asegura que Putin se reunir¨¢ con los oligarcas la pr¨®xima semana, apenas regrese de la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) en Okinawa (Jap¨®n). El objetivo te¨®rico de esa cita ser¨¢ rebajar la tensi¨®n suscitada en las ¨²ltimas semanas, cuando, despu¨¦s de Gusinski, han sido puestos en el punto de mira de los fiscales el propio Chub¨¢is, Vlad¨ªmir Potanin (banquero e industrial), Vaguit Alejp¨¦rov (que encabeza la mayor petrolera rusa) y otros grandes magnates, acostumbrados durante muchos a?os a tener mucho m¨¢s que voz en los pasillos del Kremlin.
Teme por su seguridad
Parece seguro que Gusinski no figurar¨¢ entre los invitados por el presidente, con el que ahora le liga un odio mutuo s¨®lo posible entre antiguos amigos que han terminado en lados opuestos de la barricada y se acusan de traici¨®n y revanchismo. El jefe de Most (imperio que incluye a la primera televisi¨®n privada de Rusia, diarios, productoras de cine, revistas y una emisora de radio) ha pasado ya tres d¨ªas en la c¨¢rcel, que ¨¦l "agradece" a Putin. Ahora teme lo peor, desde que le vuelvan a meter en la c¨¢rcel a que haya un atentado contra su vida, una vez que se ha desarmado a los servicios de seguridad del grupo.Adem¨¢s, Gusinski dice tener informaci¨®n fidedigna de que, durante su viaje a Espa?a el pasado mes de junio, el l¨ªder del Kremlin entreg¨® al presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, documentos comprometedores y manipulados que podr¨ªan amenazar la tranquilidad de su familia, que reside en la urbanizaci¨®n gaditana de Sotogrande.
El presidente del Gobierno espa?ol asegur¨® en la conferencia de prensa conjunta celebrada el 14 de junio que el caso Gusinski no hab¨ªa sido abordado en sus dos reuniones con Putin, pese a que fue justo en aquella misma fecha cuando se detuvo al magnate.
Entre tanto, el oligarca por antonomasia, Bor¨ªs Berezovski, hac¨ªa efectiva ayer la renuncia a su esca?o de diputado. Es la primera vez que eso ocurre en la historia de la nueva Rusia. El hombre que hizo posible la reelecci¨®n de Bor¨ªs Yeltsin y que, manipulando el primer canal de la televisi¨®n estatal, catapult¨® a Putin al Kremlin, ha pasado ahora a la oposici¨®n, en un extra?o tr¨¢nsito que todav¨ªa puede esconder alg¨²n espectacular golpe de efecto.
Ayer, Berezovski, que el lunes denunci¨® el riesgo de reimplantaci¨®n de un r¨¦gimen autoritario, defendi¨® la necesidad de crear "una oposici¨®n constructiva" para hacer frente a las "acciones peligrosas" del nuevo poder. Y se despidi¨® con un chiste de jud¨ªos (¨¦l lo es, y lo proclama), una imprudencia en un pa¨ªs de arraigado antisemitismo. "?Cu¨¢l es la diferencia entre un jud¨ªo y un ingl¨¦s?", pregunt¨® Berezovski a los diputados. "Que un ingl¨¦s se va sin despedirse, y un jud¨ªo se despide sin irse". Y concluy¨®: "Pero los jud¨ªos rusos somos educados y cumplimos lo que prometemos: yo me despido y me voy".
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