La moda de Espa?a
?Qu¨¦ bodorrio el de Arantxa S¨¢nchez-Vicario y Joan Vehils (de los Vehils de toda la vida)! Se casaron ayer en un castillo mon¨ªsimo de Cerdanyola (Barcelona) y a estas horas debe seguir funcionando la barra libre.Para la llegada de los invitados habilitan una pasarela con p¨¦talos de rosa, modelo zen, que queda muy aparente. Pero antes, ellos y ellas tienen que sortear un camino pedregoso, lleno de velas en tiestos y pedruscos, muy poco aptos para el taconazo y la pamela. Todo es superlativo. Y lo que m¨¢s, los modelazos.
Esta humilde cronista llega en taxi, y como viene de la clase de aerobic, con las mallas y las zapatillas, es confundida con una dama de honor. Antes, camina kil¨®metros por una especie de camino tan polvoriento que por un instante tiene la certeza de que se encontrar¨¢ a Jack Kerouac en un recodo. Por suerte, es recogida en auto-stop por un invitado, Francesc Mar¨ªn (el nombre sabe a turr¨®n), al que -agradecida- desea encumbrar. Mar¨ªn asegura que es amigo del novio, de lo que se deduce que ser¨¢ rico. O carism¨¢tico, que viene a ser lo mismo. Pero no hablemos de la cronista. Hablemos de las invitadas y sus alegres vestidos descapotables. Poca innovaci¨®n en el color. Para hacerles un s¨ªmil ten¨ªstico les diremos que entre las se?oras descubrimos a treinta iguales. Repasemos y critiquemos, que para eso nos pagan:
Llegan Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa y se?ora, ella con un precioso tapete blanco, ¨¦l con chaqu¨¦. A lo lejos, est¨¢n tan elegantes que alguien sugiere que se les coloque encima del pastel, en plan figuritas.
A mi lado un periodista est¨¢ dictando por tel¨¦fono el men¨²: "Oye, Barcelona, te estoy diciendo que de postre les echan petiiiit fours". Pero Barcelona, como casi siempre, no le entiende. "?Petit fooours!", a¨²lla, "se escribe as¨ª, t¨ªo. Fooours, qu¨¦ inculto eres".
Los modelos m¨¢s comentados son los de las esposas de Javier y Emilio S¨¢nchez Vicario, hermanos de la novia. Simona -la de Emilio- luce traje plateado, de la colecci¨®n Rondel Oro, Rondel Verde. Se le marca un tipazo tan espectacular que nos recuerda a la guapa Cher cuando canta rodeada de marinos mercantes. Isabel -la de Javier- es la que chupa m¨¢s plano, toda de rosa. No intenten imaginarla. Piensen por ejemplo en Memorias de una geisha, y multipl¨ªquenla por quince. Tendr¨¢n el rosa aproximado. Ocurre algo muy raro. Cada vez que llega una nueva invitada, consigue batir el r¨¦cord de bolso m¨¢s peque?o. El de Simona es del tama?o de un pendiente, de manera que cuando por fin llega la madre del novio, con un bolso que le cabe en la palma de la mano, nos parece tan grande que la tomamos por una hippie infiltrada.
"?Petit fours, burro!", insiste el periodista.
Ah¨ª va Pedro Ruiz, que desde su ¨²ltima aparici¨®n ha encogido, y esta vez, Inma del Moral ya le pasa cinco o seis palmos. No comentar¨¦ nada de Inma porque va muy guapa.
Pero vayamos a los que m¨¢s rato sonr¨ªen a la prensa. Entre ellos, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y su esposa, Marta. Pujol me viene con un elegante traje de lacayo, mientras que Marta luce un modelazo de color berenjena. El bolso es de un palmo. Ahora entran unos cuantos desconocidos que tambi¨¦n nos sonr¨ªen. Cantidad de chicas con gafas de Fele Mart¨ªnez en Tesis. El m¨¢s moreno-uva es Manolo Orantes y el m¨¢s blanco nuclear, el conseller de Cultura de la Generalitat, Jordi Vilajoana. El ni?o m¨¢s deseado es el ahijado de la novia. Todas le miramos con envidia. Es mucho m¨¢s mono que el protagonista de Peque?eces, con su pantal¨®n a media rodilla.
Pero la sensaci¨®n, una vez m¨¢s, es Ana Botella. Desafiando modas y tendencias, aparece con un pareo de noche, amarillo, de un tono zarzuelero muy adecuado. Lo mejor de todo es que el presidente no para de re¨ªrse como diciendo: "?La moda de Espa?a va bien!".
La novia llega nerviosa, y con cara de haber perdido la final de Roland Garros. "?De qui¨¦n es el traje de Arantxa?", gritan los de la canallesca al un¨ªsono. Mutis, claro.
"?Petit fours, t¨ªo! Petit fours", se oye a lo lejos.
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