La reconstituci¨®n de una izquierda an¨¦mica
Cual antiguo boxeador "sonado", as¨ª se encuentra la izquierda espa?ola. Desde luego, no va a salir de su estado de postraci¨®n si no capta que su baj¨®n electoral es s¨®lo un indicador de un problema m¨¢s profundo que desde hace tiempo le ha ido inoculando la anemia que hoy padece. Me refiero a una derrota cultural de car¨¢cter prepol¨ªtico, pero con evidentes repercusiones pol¨ªticas. Nuestra plural izquierda se encuentra desconcertada ante el surgimiento de esta nueva figura c¨ªvica: el "progre de derecha" travestido de centrista. Un sujeto cada vez m¨¢s extendido en ¨¢mbitos juveniles y en clases medias urbanas.Tanto la izquierda socialista en el Gobierno como la izquierda neocomunista en la oposici¨®n no han sabido ver que a lo largo de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas se ha asentado en nuestro pa¨ªs la cultura del individualismo posesivo, encarnada en un creciente n¨²mero de personas que constituyen lo que Ramoneda ha denominado tan acertadamente el ciudadano NIF, aquel que condiciona su voto a una creciente bajada de impuestos sin tener en cuenta sus repercusiones para la lucha contra la pobreza y la desigualdad. No olvidemos, adem¨¢s, que Espa?a es uno de los pa¨ªses europeos con menor grado de asociacionismo c¨ªvico-pol¨ªtico, especialmente entre los j¨®venes. ?Qu¨¦ contracultura socialista en la sociedad civil ha sido capaz de desarrollar la izquierda para que sus propuestas de pol¨ªtica econ¨®mica y social pudieran tener una base y una plausibilidad socio-cultural? Ingenuamente, la izquierda pretende que la ciudadan¨ªa la siga y apoye y no percibe que los deseos y objetivos vitales de las personas se est¨¢n configurando desde instancias econ¨®mico-culturales que son ajenas y antag¨®nicas a un proyecto socialista de democracia radical y ciudadan¨ªa solidaria. Y lo que es peor, permanece ciega e inerte en medio de un espacio en el que crece la ense?anza y decrece un proyecto educativo de ciudadan¨ªa altruista. Al final, la cultura c¨ªvica dominante ha terminado encontrando su asiento en el inteligente proyecto de un progresismo de centroderecha liberal. Y me temo que por este anclaje cultural podemos tener Gobiernos de esta orientaci¨®n para un tiempo largo. Especialmente si la izquierda plural no acierta en el diagn¨®stico de su anemia, en el dise?o de su proyecto y, sobre todo, en la constituci¨®n de un sujeto c¨ªvico contracultural como base del inicio de un nuevo ciclo del socialismo.
La izquierda radical de IU y del PSOE no tiene quien la quiera, en el sentido de que tiene un apoyo social muy d¨¦bil. En Espa?a es la expresi¨®n pol¨ªtica y cultural de una minor¨ªa ciudadana. La izquierda del socialismo liberal ha sido abandonada por las clases medias que han encontrado en la nueva derecha centrada un espacio natural que les permite combinar conservadurismo socio-econ¨®mico y ejercicio de actitudes y comportamientos de "nuevos progres" laicos y liberales. Para volver a conquistar hegemon¨ªa ciudadana, nuestra izquierda plural deber¨ªa ser consciente de que no basta con renovar l¨ªderes y programas o cambiar a los partidos por dentro. Lo fundamental est¨¢ en otro plano: qu¨¦ proyecto de sociedad y qu¨¦ sujeto c¨ªvico que lo asuma como propio. M¨¢ximo planteaba muy bien este problema en una de sus magn¨ªficas vi?etas: "Espa?a va bien, ?pero hacia d¨®nde?".
La cuesti¨®n, por lo tanto, no es la ausencia de programas. Si fuera ¨¦sta, bastar¨ªa con saber reunir, articular y traducir operativamente el rico pensamiento pol¨ªtico y econ¨®mico existente en Europa y en Espa?a; tanto el de orientaci¨®n roja, verde y violeta, como el de orientaci¨®n neosocialdem¨®crata. Pero, insisto, no es ¨¦ste el nudo central de la cuesti¨®n. De un modo un tanto exagerado, para ir al fondo de la tesis aqu¨ª expuesta, considero que nos sobran programas y nos faltan sujetos. Conviene recordar, desde una perspectiva europea, que un asunto tan elemental como el de los impuestos ecol¨®gicos sobre el consumo de gasolinas provoc¨® en Alemania una reacci¨®n airada de la ciudadan¨ªa, asentada en lo que Galbraith ha llamado la cultura de la satisfacci¨®n, y dividi¨® a la izquierda.
En definitiva, lo prepol¨ªtico es absolutamente esencial para una izquierda transformadora que quiera ser operativa pol¨ªticamente, que desee ser algo m¨¢s que un movimiento social o un grupo ¨¦tico y contracultural. Con palabras de Gramsci, se trata de que descubramos la importancia pol¨ªtica de la reforma intelectual y moral, que sepamos que mientras ciertos valores morales no sean hegem¨®nicos en la cultura de la sociedad civil, la izquierda est¨¢ destinada al fracaso en su intento de lograr el Gobierno del Estado. Es suicida para una formaci¨®n pol¨ªtica que tiene un proyecto de sociedad no incidir con una propuesta ¨¦tico-educativa de ciudadan¨ªa en las esferas que configuran los valores, deseos y demandas de las personas y las familias. La acci¨®n pol¨ªtica de la izquierda est¨¢ asfixiada por los deseos y aspiraciones vitales de unos ciudadanos educados por la cultura del materialismo capitalista.
La izquierda plural necesita acudir a fuentes prepol¨ªticas para impulsar su hegemon¨ªa, su crecimiento en la sociedad civil que se ir¨¢ traduciendo en un incremento del apoyo electoral. Desde esta perspectiva, considero que es necesario desprivatizar e integrar en el nuevo proyecto socialista que la izquierda plural est¨¢ buscando aquellas culturas prepol¨ªticas que pueden contribuir a la configuraci¨®n de un sujeto c¨ªvico que haga propio ese proyecto. La socializaci¨®n de los ciudadanos en los valores del ecologismo pol¨ªtico, el feminismo y, especialmente, el cristianismo de liberaci¨®n es una operaci¨®n fundamental para un proyecto socialista con consistencia a medio plazo. Evidentemente, se trata de constituir un sujeto ciudadano para un proyecto de socialismo espec¨ªfico. Me atrever¨ªa a denominarlo como el socialismo de la democracia radical, aquel que sit¨²a los temas relacionados con la democracia econ¨®mica y la democracia ecol¨®gica con una perspectiva claramente internacionalista, en el n¨²cleo de su propuesta.
Si considero que el cristianismo de liberaci¨®n es "especialmente" importante para esta operaci¨®n, independientemente de que sea cristiano o no, ello se debe a varias razones. Ya Ernest Bloch, uno de los m¨¢ximos representantes de la cultura laica del siglo XX, afirm¨® en su obra Ate¨ªsmo en el cristianismo que "s¨®lo un buen ateo puede ser un buen cristiano, y s¨®lo un buen cristiano puede ser un buen ateo". ?l supo ver la importancia del hilo rojo del cristianismo para los proyectos emancipatorios. Personalmente, me baso en tres razones. En primer lugar, para el cristianismo es central la primac¨ªa de los ¨²ltimos. El socialismo ha de tener como objetivo la emancipaci¨®n de los sectores m¨¢s empobrecidos dentro y fuera de nuestras fronteras. Los valores del cristianismo originario orientan sobre cu¨¢les deben ser las prioridades de la pol¨ªtica de la izquierda. En segundo lugar, el cristianismo propone a los seres humanos un estilo de vida basado en asumir como propio el problema del empobrecimiento y la opresi¨®n de los otros y en luchar por erradicar esta situaci¨®n. La izquierda deber¨ªa asumir y difundir una evang¨¦lica "cultura samaritana" que es antag¨®nica a este dominio del apoliticismo y del individualismo posesivo que quiebran su base c¨ªvico-cultural de apoyo. Sin la construcci¨®n de una nueva antropolog¨ªa ciudadana, los d¨ªas de la izquierda est¨¢n contados y el socialismo terminar¨¢ siendo carcomido por la cultura burguesa del materialismo capitalista como sue?o de masas. En tercer lugar, el mismo cristianismo que exige la liberaci¨®n de los pobres es el que proclama "bienaventurados los que eligen ser pobres". No es una glorificaci¨®n de la miseria, sino una propuesta de vida. El itinerario vital para nuestros hijos y nuestros conciudadanos no puede seguir siendo el de acumular m¨¢s y m¨¢s bienes de consumo. Hay que proponer y trazar un modelo de sociedad basado en repartir y compartir los bienes. El ecosocialismo no puede avanzar si no crecen las personas que "eligen ser pobres", es decir, que rompen individual y colectivamente con los estilos de vida propios de la cultura del materialismo capitalista. No podemos llegar a un Estado roji-verde sin ciudadanos verdi-rojos.
Existen tres ¨¢mbitos de intervenci¨®n y tres problemas sociales que son muy determinantes en los cristianos fieles al cristianismo originario: a) la miseria en el Sur y la necesidad de una nueva pol¨ªtica de internacionalismo solidario; b) el "cuarto mundo" de la marginaci¨®n y las pol¨ªticas contra la exclusi¨®n social; c) la subproletarizaci¨®n creciente en el mundo del trabajo, especialmente entre los j¨®venes y los trabajadores poco cualificados, y el imperativo de establecer una nueva democracia econ¨®mica en la empresa. La acci¨®n y las propuestas de significados sectores del cristanismo espa?ol en estos ¨¢mbitos plantea la necesidad de que la izquierda plural se contamine y contagie con ellos para revitalizarse y salir de la anemia que la tiene postrada.
Rafael D¨ªaz-Salazar es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense.
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