"?D¨®nde te busco ahora, mi vida?"
Rosa, la madre, vive hundida en una pesadilla. Apenas duerme de noche y pasa las madrugadas sentada en el porche de su infravivienda, en el barrio de Las Castellanas, de San Fernando de Henares. Desde que perdi¨® al peque?o, decenas de interrogantes se le agolpan en la cabeza. ?Seguir¨¢ vivo? ?Estar¨¢ muerto? ?Ha sido secuestrado? ?Qui¨¦n se lo ha llevado? ?Para qu¨¦? ?Se habr¨¢ perdido? ?D¨®nde estar¨¢? ?Estar¨¢ bien cuidado? Y sobre todo: ?volvera sano y salvo?En su cabeza resuenan los llantos del peque?o. "Le oigo llamarme desde esos ¨¢rboles, en esa chabola, desde todos los lados", se lamenta. "No hago m¨¢s que preguntarme: '?d¨®nde te busco? ?D¨®nde te busco yo ahora, mi vida?' La cabeza me estalla. Me voy a volver loca".
El tormento no cesa y Rosa quiere hacer todo lo posible para dar con su hijo. "Vamos a comprar una furgoneta y nos vamos a ir por toda Espa?a, a Francia y a Portugal para buscar al Jony". Es su obsesi¨®n. El problema es que no tiene el dinero necesario para llevarla a cabo.
Su hijo mayor, Adolfo, de cinco a?os, un peque?o diablo, est¨¢ m¨¢s inquieto desde que su hermano no est¨¢: "Mam¨¢, ?d¨®nde est¨¢ el Jony?". La madre le contesta con evasivas. La precoz intuici¨®n de Adolfo y la repetida visita de c¨¢maras de televisi¨®n a su infravivienda le indican que algo raro ha ocurrido con su hermano. La hermana peque?a, Carmen, un ¨¢ngel rubio de un a?o y mofletes hinchados, ha perdido a un hermano casi sin llegar a conocerlo. La abuela de Jhonatan, de 38 a?os, ten¨ªa la mirada clavada en el suelo. Es espigada y tiene las facciones del rostro muy marcadas. Se pasa el d¨ªa mirando fotos de su nieto. Llorando.
Pablo, un seminarista portugu¨¦s, se llev¨® unas fotos de Jhonatan. "Esto ya es mucho, la esperanza la pierdes y hay d¨ªas que ya piensas en lo peor", se lament¨® entre sollozos. "Pablo se vuelve a Portugal y por el camino, por Extremadura, y en Lisboa, va a ir dejando p¨®sters del Jony", agreg¨®.
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