Brecha digital
La carta sobre la Sociedad Global de la Informaci¨®n, lanzada desde Okinawa por el Grupo de los Ocho (G-8), es un c¨²mulo de buenas intenciones para evitar que las nuevas tecnolog¨ªas agranden la brecha entre ricos y pobres. Pero las cr¨ªticas de algunas ONG aciertan al apuntar que el G-8 no aporta medios -tan s¨®lo Jap¨®n, como pa¨ªs anfitri¨®n de la reun¨¬¨®n, ha comprometido 15.000 millones de d¨®lares para formar a expertos en estas nuevas tecnolog¨ªas en el Tercer Mundo- para colmar una anterior prioridad: la brecha de la educaci¨®n en un mundo en el que hay casi 900 millones de analfabetos totales, frente a los m¨¢s de 300 millones de internautas. De poco sirve Internet para el que no se sabe leer. Y, hoy por hoy, el G-8 parece m¨¢s preocupado por regular Internet, para que el comercio electr¨®nico no suponga una merma en los ingresos fiscales de los Estados.Sin duda, las nuevas tecnolog¨ªas pueden convertirse en motor de un nuevo desarrollo mundial. Y aunque Internet sea un fen¨®meno din¨¢mico esencialmente del mundo desarrollado, donde se encuentran un 90% de los PC con acceso a la red, de momento la nueva econom¨ªa y el nuevo crecimiento crean mayores diferencias, no s¨®lo entre pa¨ªses, sino en el seno de las sociedades. El protofen¨®meno puede ser la India, con un crecimiento econ¨®mico espectacular y una parte de su econom¨ªa plenamente integrada en el mundo digital, pero con gigantescas bolsas de miseria. Los dirigentes de los siete pa¨ªses m¨¢s industrializados m¨¢s Rusia han encargado a un grupo de trabajo sobre la Oportunidad Digital la elaboraci¨®n de un plan de infraestructuras de comunicaci¨®n en el Tercer Mundo, que deber¨¢ presentar su informe el a?o pr¨®ximo. Pocos compromisos, pues. A este respecto cabe recordar que en su reuni¨®n en Colonia, en 1999, el G-8 decidi¨® condonar 100.000 millones de d¨®lares de la deuda de los 25 pa¨ªses m¨¢s pobres. Un a?o despu¨¦s, s¨®lo se han condonado 15.000 millones de d¨®lares de nueve pa¨ªses.
Las econom¨ªas desarrolladas deber¨ªan ser conscientes de que no es posible un mundo en equilibrio con tales desigualdades. La revoluci¨®n digital puede aportar nuevas oportunidades para combatir el atraso de muchos pa¨ªses, y hacer, como ha se?alado el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, que el siglo XXI sea el de la lucha contra la pobreza, frente al XX, que lo fue por la independencia. Har¨¢ falta mucho m¨¢s que buenas palabras para resolver esa nueva brecha.
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