El ¨¦xtasis y la gamberrada
Lo esencial
Keith Jarrett / Gary Peacock / Jack DeJohnette, Kenny Barron Trio, Uri Caine: The Goldberg Variations
Centro Kursaal y plaza de la Trinidad, San Sebasti¨¢n. 23 de julio.
Kenny Barron es un extraordinario pianista de jazz, en la Trinidad ofreci¨® un concierto de ensue?o. Uri Caine es un gamberro de mucho cuidado, tambi¨¦n en la Trinidad convirti¨® a Bach (a don Johann Sebastian, por supuesto) en un carnaval jud¨ªo. Y Keith Jarrett es sencillamente Keith Jarrett, no s¨®lo est¨¢ por encima del bien y del mal, sino que consigue que su sola presencia convierta un festival en el festival Jarrett. Una insufrible presunci¨®n en cualquier otro m¨²sico, pero que en el pianista de Pensilvania resulta de lo m¨¢s natural. Tras su actuaci¨®n en el Kursaal no puede m¨¢s que afirmarse que este 35? Jazzaldia donostiarra ser¨¢ (nada de lo que falta por pasar apunta en otra direcci¨®n) el festival Jarrett.El pianista ofreci¨® uno de esos conciertos que se quedan clavados en la memoria y se recuerdan con placer durante mucho tiempo. Un concierto redondo en el que no sobr¨® ni una nota, y si algo falt¨® fue un poco de enjundia en sus dos acompa?antes, que, tras diecisiete a?os tocando a su lado, parecen ahora algo acobardados por ese nuevo Jarrett que ha resurgido de sus cenizas tras la enfermedad que le mantuvo bastante tiempo alejado del piano.
Parodias
Jarrett ha cambiado, lo que no ser¨ªa noticia en un personaje que, a lo largo de su carrera musical, ha variado tantas veces de direcci¨®n sin perder nunca el rumbo. Esta vez el cambio ha sido hacia lo esencial. Jarrett se ha despojado de toda la futilidad que en muchos momentos hab¨ªa rodeado su obra. Ha dejado de lado las largas y espesas lucubraciones m¨¢s est¨¦ticas que musicales (aquellas, por ejemplo, largu¨ªsimas introducciones que no parec¨ªan llegar nunca a puerto) para zambullirse directamente en el coraz¨®n de cada est¨¢ndar, como con prisa por compartir un pu?ado de emociones turbadoras que no pueden esperar ni un segundo. El pianista acaricia el tema y lo descompone en mil peque?os retazos que se van recomponiendo con total naturalidad y sin caer nunca ni en la banalidad ni en la intelectualizaci¨®n gratuita.Sencillamente, Keith Jarrett roz¨® el ¨¦xtasis. Una maravilla, pero ?qu¨¦ pintan en esta historia dos sensacionales m¨²sicos como Gary Peacock y Jack DeJohnette? La verdad es que poco, y eso tambi¨¦n forma parte del cambio. Si antes el Jarrett ligeramente ampuloso les dejaba una amplia parcela para moverse, ahora sus movimientos est¨¢n limitados y su trabajo es de puro sost¨¦n, hasta el punto de que ni siquiera en sus solos llegaron a desmelenarse. Sin duda nos encontramos en el inicio de un nuevo camino.
Si estos tres m¨²sicos reinventaron el arte del tr¨ªo jazz¨ªstico en los ochenta, es imposible y excitante imaginar hasta d¨®nde pueden llegar ahora.
Con poco m¨¢s de media hora de intervalo resultaba casi imposible cambiar el chip Jarrett e introducir el chip Kenny Barron, un pianista muy diferente, con una propuesta excitante pero mucho menos prospectiva y turbadora. Es el problema de los festivales en los que se suceden actuaciones de muy diverso calado. Barron, con un acompa?amiento de lujo, el contrabajista Ray Drummond y el bater¨ªa Ben Riley, ofreci¨® un concierto cargado de buenas vibraciones y con un magn¨ªfico equilibrio entre t¨¦cnica y sentimiento.
Nada que ver con las te¨®ricas Variaciones Goldberg que cerraron programa. Uri Caine ha partido de la obra de Bach para crear un divertido retablo de estilos y parodias que poco o nada tiene que ver con el original. Una excusa para que el pianista pudiera dar rienda suelta a toda su excentricidad y se paseara desde aut¨¦nticas corales bachianas (esta vez recreadas por el donostiarra Coro Easo) hasta un desparrame festivo de sonoridades jud¨ªas, intercalando momentos totalmente gospel o jazzy. Una gamberrada que divierte y alcanza momentos memorables gracias a un pu?ado de solistas de gran envergadura como Ralph Alessi, Don Byron o Ralph Petterson.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.