La viola human¨ªsima de Savall
En un clima entusiasta y casi multitudinario, dentro de lo que permite el patio de armas del Alc¨¢zar, inaugur¨® brillantemente la 31? Semana de M¨²sica de C¨¢mara Jordi Savall, con su viola da gamba de siete cuerdas, obra de Barak Norman, Londres 1697. Parece una paradoja, pero, a mi modo de ver, nada mejor para introducirse en el mundo perfecto, sutil y hondamente espiritual de la m¨²sica de c¨¢mara que la voz ¨²nica, afectiva y human¨ªsima de la vieja viola de Jordi Savall, ta?edor universal de cuya mano tantos han penetrado y penetran cada d¨ªa en el alma m¨¢s secreta de los tiempos idos.Una de las muchas grabaciones discogr¨¢ficas de Savall, como violista virtuoso, se titula Las voces humanas con mucho acierto, porque en dos palabras quedan resumidos ideales y pol¨¦micas antiguas que ?lvaro Guibert comenta con llaneza y conocimiento en el programa. En el caso de Savall, la voluntad afectiva y la palpitaci¨®n vital nos devolvi¨® como nueva y amiga la m¨²sica para gamba del barroco europeo, desde sus an¨®nimos precedentes hasta algunos adioses tan representativos como el de Carl Friedrich Abel. En el centro, cimas se?eras como son las de Juan Sebastian Bach o Marin Marais y expresiones humanas -juego, llanto, alegr¨ªa, incluso burla- como las de sus antecesores Hume, Ferrabosco o Thomas, que parecen crear una "m¨²sica para todos los d¨ªas" y en realidad inventaron una m¨²sica para todos los siglos.
Nuestro tiempo, nuestro ya largo tiempo, quedar¨¢ en la historia de la m¨²sica entre otras razones y m¨¦ritos como el recuperador del gran tesoro universal de la m¨²sica pret¨¦rita y el buscador de su autenticidad t¨¦cnica y especulativa, pero sobre todo, an¨ªmica. Las ovaciones recibidas por Savall inundaron de emoci¨®n la primera noche de la nueva Semana en el Alc¨¢zar segoviano, en una suerte de "enso?aci¨®n que envuelve el alma", como escribe la pintora Mesa Esteban Drake.
Una audiencia, en buena parte juvenil, respondi¨® a la gran actuaci¨®n que se le ofrec¨ªa en la actitud y el tono m¨¢s deseables: haciendo realidad un querido concepto po¨¦tico de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez: la inmensa minor¨ªa. Y todo ello desde la tenue firmeza y el magisterio universal de Jordi Savall.
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