Quieren condenar a Solidaridad
Imaginemos que en Francia, en v¨ªsperas de las elecciones presidenciales, un tribunal tuviera que sentenciar si el general Charles de Gaulle, acusado por sus adversarios pol¨ªticos de haber sido colaborador de los hitlerianos, puede competir por la presidencia de la Rep¨²blica. Imaginemos que en Alemania, tambi¨¦n antes de las elecciones, un tribunal tuviera que dirimir si Willy Brandt, acusado por sus enemigos pol¨ªticos de haber colaborado con la Gestapo, puede ser canciller o no.No, son situaciones que escapan a la imaginaci¨®n. Todos sabemos que el general de Gaulle fue jefe del movimiento de resistencia franc¨¦s y que Brandt fue un infatigable combatiente del movimiento antifascista.
?Qu¨¦ se puede pensar de un Estado como el polaco, en el que su l¨ªder y h¨¦roe, el s¨ªmbolo del sindicato libre Solidaridad y de la oposici¨®n democr¨¢tica, es acusado de haber sido un colaborador de la polic¨ªa comunista? ?Qu¨¦ se puede pensar de un Estado que lleva a ese hombre ante un tribunal para que pueda ser condenado con ayuda de testimonios de sus m¨¢s ac¨¦rrimos enemigos? De un Estado as¨ª solo podemos pensar mal.
Mis divergencias con Walesa son conocidas. Hubo un tiempo en el que fuimos muy amigos. Luego nos distanci¨® la pol¨ªtica y hoy, casi siempre tenemos opiniones muy distintas. Mi peri¨®dico ha criticado muchas veces a Walesa, tambi¨¦n en los ¨²ltimos tiempos, pero siempre nos valimos de argumentos s¨®lidos, nunca del lodo y las inmundicias.
Lech Walesa, hoy candidato a la presidencia de la Rep¨²blica polaca , jam¨¢s ocult¨® que desde las protestas obreras de Gdansk de 1970 fue m¨¢s de una vez molestado por la polic¨ªa comunista. Era un joven electricista, un hombre salido de la Polonia pobre. Fue entonces cuando, por falta de experiencia o por imprudencia, firm¨® alg¨²n papel policial. La polic¨ªa comunista sab¨ªa c¨®mo tender trampas a la gente inexperta. Pero, ?qu¨¦ importancia pueden tener los papeles firmados entonces en comparaci¨®n con todo lo que hizo Walesa despu¨¦s?
La acusaci¨®n contra Walesa de haber sido un confidente me recuerda los m¨¢s bochornosos episodios de la historia polaca. Tadeusz Kosciuszko fue acusado de firmar una declaraci¨®n de lealtad a los zares, el duque Jozef Poniatowski fue acusado de ser sumiso ante el rey de Prusia, a Romuald Traugutt se le reproch¨® que hab¨ªa sido oficial del ej¨¦rcito zarista y a Jozef Pilsudski se le acus¨® de haber sido esp¨ªa austriaco. Esos cuatro hombres son venerados hoy por la gran mayor¨ªa de los polacos, como tambi¨¦n lo ser¨¢ en el futuro Lech Walesa, porque Polonia es libre y soberana gracias a su sentido com¨²n, tenacidad, perseverancia y tes¨®n en la lucha.
Las acusaciones formuladas contra Walesa son acusaciones contra Solidaridad y su acervo, contra toda la oposici¨®n democr¨¢tica. Hoy, por motivos pol¨ªticos miserables, se est¨¢ juzgando en Polonia a Solidaridad.
?Qu¨¦ es lo que quieren demostrar los inquisidores modernos? ?Quer¨¦is demostrar que fueron los agentes de la polic¨ªa comunista quienes derrocaron el comunismo?
No podemos permitir que se siga humillando a un hombre que fue y es para el mundo el s¨ªmbolo de la libertad de Polonia.
Adam Michnik es director del diario polaco Gazeta Wyborcza.
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