MIRIAM TEY, editora "Trabajar¨ªa gratis: me equilibra mucho"
S¨ª, bueno, es editora, pero en fin, lo primero que hay que decir de Miriam Tey es que es un monumento de se?ora. Morena de larga melena (hoy ha ido a la pelu y se le forman unos bucles estupendos), y alta como una jovencita de las nuevas generaciones, parece una mezcla de Gene Tierney y Rita Hayworth.Un pedazo de se?ora de 39 a?os, madre de un hijo de 12, hija de familia bien-muy bien ("s¨ª, mi familia, muy bien, gracias"), que fue esposa de Claudio L¨®pez Lamadrid, el editor, y que hoy dirige con mano firme Ediciones del Bronce, una peque?a editorial que publica libros ¨¦tnicos, grandes escritores africanos o indios desconocidos en Espa?a.
La colecci¨®n de Tey lleva ya cuatro a?os resistiendo dignamente los embates del mercado, m¨¢s de cien t¨ªtulos publicados, y hace dos que se asoci¨® con Planeta, por lo que ahora Tey tiene un amplio y luminoso despacho en la sexta planta del edificio planetil, en la calle Provenza de Barcelona, donde en este preciso momento est¨¢ tirando los tejos, llena de un descaro t¨ªmido arrebatador, a la c¨¢mara del fot¨®grafo.
Pregunta. ?Qu¨¦ se trae entre manos?
Respuesta. Una novela que le va a dar la vuelta a la editorial.
P. Diga, diga.
R. Se titula La biblia envenenada, y es de una mujer de Kentucky, Barbara Kingsolver, que relata a cuatro voces un viaje ¨¦pico al Congo. Combina una cr¨ªtica del colonialismo con las historias personales de ella, su padre, que es pastor evangelista, y sus dos hijas. Ha vendido cinco millones de ejemplares en Estados Unidos... Gusta mucho a las mujeres, lo cual supone que le gusta al 70% de los lectores.
P. ?Y c¨®mo se le ocurri¨® montar Ediciones del Bronce?
R. Un poco por vocaci¨®n y otro por casualidad. Se entremezclan las historias profesionales y las sentimentales. Siempre he trabajado en editoriales. Empec¨¦ en Tusquets, con Claudio, estuve seis a?os en derechos y promoci¨®n y lo pas¨¦ muy bien. Luego estuve en C¨ªrculo, y en Columna. Entonces se me ocurri¨® que hab¨ªa este hueco, y fund¨¦ el Bronce. Lo que m¨¢s he sido en mi vida es lectora, y creo que est¨¢ muy bien dar la informaci¨®n que uno tiene a los dem¨¢s.
P. O sea, que cree en el editor generoso.
R. Bueno, quiz¨¢ por miedo a ser dogm¨¢tica, o por falta de criterio, porque me horrorizar¨ªa ningunear a un genio. Pero si s¨®lo leyera, har¨ªa mi biblioteca y ya est¨¢. El reto de este oficio es acertar con lo que le va a gustar al lector. Hacer accesible lo que te gusta y cuadrar los n¨²meros a fin de a?o para poder seguir haci¨¦ndolo. Contra todos los pron¨®sticos, a m¨ª me sigue gustando lo que hago y me lo sigo pasando bien. Procuro que mi locura personal no se inmiscuya en el trabajo. O m¨¢s bien, el trabajo me equilibra mucho. No se lo diga a nadie, pero trabajar¨ªa gratis.
P. ?Y no le hubiera gustado m¨¢s ser escritora?
R. Casi todas las profesiones, si funcionan, nacen de una frustraci¨®n. Hay muchas profesiones, y muchos ¨¦xitos, basados en renuncias. De joven, como casi todo el mundo, escrib¨ª poemas y cuentos, y so?¨¦ con ser escritora, pero no me siento frustrada. Al rev¨¦s, siento mucha satisfacci¨®n por leer cosas maravillosas de autores que te redimen del esfuerzo de escribir... La vida, de todas formas, dirige las cosas como quiere.
P. Pero una cosa es trabajar y otra es vivir.
R. No s¨¦, yo soy muy impulsiva y apasionada, y tiendo a implicarme mucho y a llevarme el trabajo a casa... Prefiero no saber d¨®nde est¨¢n las fronteras, me va mucho el mestizaje.
P. Pues parece bastante organizada, centrada.
R. No soy especialmente organizada, m¨¢s bien voy a trompicones, tirando con lo que me apasiona. Ando bastante desbordada, tratando de canalizar lo que los directores de colecci¨®n aportan a la editorial. Es verdad que mi hijo, los amores y los amigos pasan por delante del trabajo, pero eso no impide sentir las culpabilidades de siempre, sobre todo con el ni?o. Claro, que al mismo tiempo piensas que es mejor que los ni?os encuentren una persona que ha tenido contacto con el mundo, que es mejor eso que quedarse en casa. Que la experiencia es un sacrificio, pero se recogen frutos. Da igual d¨®nde est¨¦ la madre si ¨¦l conserva la identidad.
P. ?La catalana?
R. No, la de ning¨²n sitio. Yo tengo ra¨ªces poco patriotas, ni afectivas, ni por pa¨ªs ni por familia. La tengo m¨¢s bien desdibujada, voy mont¨¢ndomela m¨¢s o menos cada d¨ªa como puedo. Todos tenemos muchas personalidades, y yo espero poder desarrollar todas las que pueda.
P. ?Cu¨¢les m¨¢s tiene usted?
R. En mis ratos libres hago decoraci¨®n, y me lo paso muy bien, pero me gustar¨ªa cantar, o dedicarme a la radio, al espect¨¢culo. Estoy abierta a propuestas de diversos tipos, y tambi¨¦n me gusta mucho no hacer nada. Espero agosto con delirio para lagartear un poco.
P. ?Y a d¨®nde vamos?
R. A Menorca, que es un para¨ªso a escala peque?a.
P. ?Fue joven rebelde?
R. Bueno, era la hermana mayor de seis, pero nunca me gust¨® ejercer. Me gustaba transgredir. No termin¨¦ Filosof¨ªa, y di m¨¢s disgustos de los previstos, tuve una juventud poco disciplinada y poco sensata, m¨¢s pasi¨®n de la que se me supon¨ªa. Por m¨¢s que intento razonar, hoy sigo decidiendo con el est¨®mago. Y supedito cualquier comodidad a la est¨¦tica.
P. Resulta extra?o que no haya incluido la poes¨ªa en su editorial.
R. Es un g¨¦nero muy dif¨ªcil, con el que lo m¨¢s f¨¢cil es estrellarse. Hay tantos, que la criba deber¨ªa ser necesariamente brutal. Adem¨¢s, es curioso, pero nunca me he cruzado con poetas buscando libros no occidentales, o en los de la encrucijada entre lo occidental y lo no occidental, los herederos de su tradici¨®n que tambi¨¦n conocen la nuestra. Quiz¨¢ porque hay mucha literatura oral reconvertida, tan cargada de poes¨ªa que produce una narrativa que es, de por s¨ª, muy po¨¦tica, y que contiene un conocimiento alternativo, m¨¢s espiritual, no tan cartesiano como el nuestro. A veces tambi¨¦n un poco na?f, pero nadie niega la sabidur¨ªa de lo no adulto.
P. ?Entonces, su cat¨¢logo es su obra?
R. No, no publico s¨®lo lo que me gusta a m¨ª.
P. ?Y a qui¨¦nes reconoce como sus maestros?
R. Sobre todo, a Beatriz de Moura y a Miquel Alzueta.
P. ?Y qu¨¦ le parece el gremio, se lleva bien con sus colegas?
R. Hay mucho talento, pero la verdad es que es muy f¨¢cil convertirse en especialista de nada. Hay gente curiosa, interesante, pero a la vez es un mundo cargado de hipocres¨ªa y de autosatisfacci¨®n, poco autocr¨ªtico. Estamos demasiado encantados con nosotros mismos, y el d¨ªa a d¨ªa es tan cutre como el de los tornillos. El glamour es falso, pero es cierto que tanta sensibilidad te enriquece, es divertida.
P. Pero parece imponerse el editor-gestor, el ejecuta.
R. Cada vez cambia m¨¢s el personaje, menos cat¨¢logo y m¨¢s gesti¨®n. Est¨¢ mal visto, pero yo no lo veo mal, es un personaje m¨¢s fresco, m¨¢s ¨¢gil, m¨¢s abierto y menos prepotente. Tambi¨¦n m¨¢s pragm¨¢tico, lo que no quiere decir que sea estrictamente m¨¢s sucio.
P. El mercado manda, y parece que lo que manda es inflar las cifras, las tiradas.
R. Claro, los libreros reciben los libros en dep¨®sito, o en semidep¨®sito, y ah¨ª se monta la rueda. Cada vez hay m¨¢s oferta y m¨¢s lectores, y eso probablemente enturbia el mercado, pero lo mismo pasa con la m¨²sica, el teatro, el cine o el ballet. La gente tiene mucha m¨¢s informaci¨®n, aunque quiz¨¢ hace falta todav¨ªa m¨¢s criterio. Eso es un cambio, pero est¨¢ bien que el editor deje de ser un pedagogo. Se acabaron los tiempos del editor endiosado, el p¨²blico manda, y resulta que ese p¨²blico que tanto miedo nos da est¨¢ formado por lectores, gente con su criterio, a la que hay que dejar elegir libremente.
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