LA NOVELA HIST?RICA, UN CAJ?N DE SASTRE CON ?XITO
La novela hist¨®rica vende. El ¨¦xito que obtuvo Umberto Eco con El nombre de la rosa, hace ya 20 a?os, revitaliz¨® el g¨¦nero en Europa, Estados Unidos y Am¨¦rica Latina. Pero tambi¨¦n lo convirti¨® en una marca confusa que libreros y editores utilizan como mero reclamo en anaqueles. El catedr¨¢tico de literatura medieval espa?ola y director del curso de la Complutense sobre La novela hist¨®rica desde la perspectiva actual, Nicasio Salvador Miguel, se?ala la primera dificultad: novela e historia son, en principio, conceptos antit¨¦ticos.Mientras la novela es una ficci¨®n intemporal cuyo fin es divertir, la historia es una verdad del pasado que busca instruir. Ante esta premisa, Salvador dice que es l¨®gico que algunos cr¨ªticos sostengan que la novela hist¨®rica no existe o que, por el contrario, otros afirmen que toda novela es hist¨®rica. Pero ya que la etiqueta existe, ?qu¨¦ rasgos definen a una genuina novela hist¨®rica? "Ante todo debe ser una obra de ficci¨®n e imaginaci¨®n", precisa Salvador, "que est¨¦ ambientada en un fondo hist¨®rico de cierta garant¨ªa, que no sea el resultado de unas pinceladas mal hilvanadas", a?ade, y concluye, "en la que los personajes, sean inventados o hist¨®ricos, se desenvuelvan con verosimilitud".
La documentaci¨®n y la precisi¨®n son, para Salvador, una garant¨ªa de ¨¦xito: "Si el ambiente est¨¢ bien recreado es imposible que el personaje resulte inveros¨ªmil, porque la ambientaci¨®n demuestra que el autor se ha documentado bien". Sin embargo, Salvador previene al lector contra el exceso de mapas, gu¨ªas de lectura y bibliograf¨ªas, que a veces "buscan conscientemente la apariencia de verosimilitud".
A este catedr¨¢tico de Literatura Medieval le llama la atenci¨®n que muchos profesores y estudiosos salten del ensayo a la ficci¨®n. "Se dan cuenta de que escriben grandes vol¨²menes plagados de notas que no llegan al p¨²blico y, cuando convierten su saber en una trama, obtienen un ¨¦xito enorme", explica. El mejor ejemplo de este cambio de g¨¦nero es de nuevo Eco, cuyo ¨¦xito Salvador no se explica porque, "al margen de la trama policial, El nombre de la rosa es una novela dif¨ªcil, que puede disfrutar sobre todo un medievalista".
Otro ejemplo de estudioso que se pasa a la literatura es Paloma D¨ªaz-Mas, catedr¨¢tica de Literatura Espa?ola y autora de dos novelas hist¨®ricas: El sue?o de Venecia y La tierra f¨¦rtil, ¨¦sta publicada recientemente. D¨ªaz-Mas expuso en el curso el proceso de creaci¨®n de la novela hist¨®rica, cuyo motor creativo es "algo que tiene que ver con los restos que ha dejado el pasado en la actualidad". En su caso, m¨¢s que inspirarse en un personaje o en una ¨¦poca, como es frecuente, las ideas surgen "de un lugar o un paisaje".
El catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Griega Carlos Garc¨ªa Gual explica la ambig¨¹edad que define a las buenas novelas hist¨®ricas que, por un lado, evocan con rigor un tiempo lejano y, por otro, interesan y conmueven al lector, que "siente que comparte inquietudes de los personajes". Un truco para conseguir esta proximidad con el lector es acudir a personajes o estampas populares.
Algunas obras imprescindibles
El siglo XX deja una buena muestra de novelas hist¨®ricas. Nicasio Salvador Miguel sit¨²a entre las obras imprescindibles a Yo, Claudio y Claudio, el dios y su esposa Mesalina, ambas de Robert Graves; La jud¨ªa de Toledo, de Lion Feuctwanger; Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, o Elena, de Evelyn Waugh. Ejemplos m¨¢s recientes de verdadera novela hist¨®rica son En busca del unicornio, de Juan Eslava Gal¨¢n, o La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa, "que puede calificarse de hist¨®rica, pero va mucho m¨¢s all¨¢ por la sabia combinaci¨®n de t¨¦cnicas narrativas". En cuanto a novelas que no merecen ser consideradas hist¨®ricas, el catedr¨¢tico cita La plaga, de Ann Benson; El mal amor, de Fernando Fern¨¢n- G¨®mez; el ciclo de Massimo Manfredi sobre Alejandro Magno, el ciclo prehist¨®rico de Jean M. Auel o la novela superventas de Ken Follet Los pilares de la tierra. Salvador asegura que no pudo terminar esta ¨²ltima porque le aburri¨® "el exceso de anacronismos, la parquedad de informaciones y la falta de verosimilitud de los hechos". M¨¢s benevolente es su opini¨®n sobre otro autor de ¨¦xitos de ambientaci¨®n hist¨®rica, Noah Gordon, de cuyas obras dice que cumplen las tres claves del g¨¦nero: ficci¨®n, ambientaci¨®n y verosimilitud.
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