El milagro del empleo holand¨¦s
El desempleo en Holanda ha ca¨ªdo recientemente por debajo del 3%, una cifra desconocida en la mayor parte de Europa desde la crisis del petr¨®leo de los a?os setenta. De hecho, hasta hace no mucho el paro en Holanda superaba el 10%. ?Han inventado los holandeses la cuarta v¨ªa para mejorar el rendimiento de la econom¨ªa? ? se pueden sacar de la experiencia holandesa lecciones para el resto de Europa?Algunos observadores en toda Europa consideran los resultados econ¨®micos de Holanda tan sorprendentes que creen que es producto de un espejismo o que se trata de alg¨²n truco estad¨ªstico. Pero est¨¢n equivocados, como aquellos que dudaban de la realidad del crecimiento econ¨®mico de Estados Unidos hace cinco a?os.. En Holanda no s¨®lo desciende el desempleo, sino que tambi¨¦n aumenta de modo evidente la tasa de participaci¨®n del conjunto de la poblaci¨®n en el mercado de trabajo. Para ser totalmente sinceros hay que decir que la proporci¨®n de trabajadores que siguen catalogados por el Estado como enfermos o inv¨¢lidos -en la actualidad, el 12%- sigue siendo demasiado alta. Pero esta proporci¨®n es hoy menor que en los a?os ochenta: por lo tanto, no se trata de una elevada tasa de paro disfrazada mediante certificados m¨¦dicos.
Otros observadores incr¨¦dulos afirman que lo que estamos viendo en Holanda es el efecto de la reducci¨®n de la jornada laboral. La semana laboral media en Holanda (incluyendo tanto a quienes trabajan a tiempo completo como a tiempo parcial) es de 27 horas, frente a las 29 horas en Francia. En efecto, quienes abogan por una jornada laboral m¨¢s corta como v¨ªa hacia el pleno empleo citan con frecuencia el ejemplo holand¨¦s para demostrar el triunfo de sus argumentos. Aunque quienes est¨¢n en contra de la reducci¨®n de la jornada laboral rechazan el incremento en el n¨²mero de puestos de trabajo que de ella se deriva por considerarlo una soluci¨®n falsa (un burdo trueque de horas de trabajo por un incremento en el n¨²mero de trabajadores).
Ninguno de los dos bandos tiene raz¨®n. Es cierto que el trabajo a tiempo parcial ha experimentado un aumento considerable en Holanda, pero se debe principalmente al gran incremento de la participaci¨®n laboral de las mujeres. Por consiguiente, el trabajo a tiempo parcial no explica autom¨¢ticamente el bajo nivel de desempleo del pa¨ªs.
As¨ª pues, ?cu¨¢l es el secreto del ¨¦xito en la creaci¨®n de empleo en Holanda? La raz¨®n inmediata es f¨¢cil de identificar. Desde comienzos de los a?os ochenta, las subidas salariales fueron menores de lo que el progreso tecnol¨®gico hubiera permitido. De este modo, crecieron los beneficios de las empresas, lo cual foment¨® la inversi¨®n y la creaci¨®n de nuevos puestos de trabajo. ?ste es un mecanismo cl¨¢sico que, en este caso, ha funcionado a la perfecci¨®n.
M¨¢s delicado es identificar los factores que hicieron posible la moderaci¨®n salarial. Veo dos razones principales para ello. La primera es la reforma del subsidio de desempleo. Holanda puso en marcha una reforma que vincula la compensaci¨®n por desempleo con la b¨²squeda de un nuevo trabajo. Si un parado rechaza una oferta de empleo aceptable se termina la ayuda que recibe del Estado. Cuanto m¨¢s tiempo permanece desempleada una persona, m¨¢s amplia se vuelve la definici¨®n de lo que es un empleo aceptable. En la pr¨¢ctica, lo que esto significa es que un parado debe aceptar un empleo an¨¢logo en los primeros seis meses de desempleo y debe aceptar cualquier oferta de trabajo tras 18 meses de subsidio de desempleo o perder la ayuda estatal.
El segundo factor es la cooperaci¨®n entre los agentes sociales. Los holandeses son machacones sobre este punto, pero tienen raz¨®n. Porque la ra¨ªz del milagro holand¨¦s est¨¢ en el ahora casi m¨ªtico Acuerdo de Wassenaar, firmado en 1982, entre la patronal, los sindicatos y el Gobierno. Todos los implicados ten¨ªan claro en ese momento que la econom¨ªa holandesa andaba mal. El Acuerdo de Wassenaar era un plan de acci¨®n: se garantiz¨® la exigencia de moderaci¨®n salarial a cambio de una serie de medidas dirigidas a mitigar los costes humanos del desempleo, desde la financiaci¨®n de jubilaciones anticipadas a la reducci¨®n de la jornada laboral. En l¨ªneas generales, esta estrategia se ha seguido desde entonces.
De la experiencia holandesa se pueden extraer importantes lecciones para toda Europa. Las condiciones econ¨®micas de Europa Occidental son hoy buenas -en algunos lugares, incluso mejores que eso- y est¨¢n mejorando en numerosos pa¨ªses de Europa del Este que aspiran a formar parte de la Uni¨®n Europea. Pero las econom¨ªas europeas sufren peri¨®dicamente recesiones. Estas recesiones requerir¨¢n dolorosos ajustes. Sin un fuerte mecanismo para la cooperaci¨®n social, es probable que los ajustes impuestos por cualquier recesi¨®n generar¨¢n un elevado desempleo. Sin embargo, con un mecanismo de cooperaci¨®n social s¨®lido hay al menos posibilidad de evitarlo. Ahora que las econom¨ªas van mejor es el momento de estudiar y establecer una estructura para la cooperaci¨®n social.
Olivier Blanchard es profesor de Econom¨ªa del Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachussets (MIT) y ex economista jefe del Banco Europeo para la Reconstrucci¨®n y el Desarrollo. ? Project Syndicate, 2000.
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