ARQUITECTOS DE LA REALIDAD
La ves y, casi seguro, es de las que se coloca a la cabeza de la manifestaci¨®n. Cuando empieza a hablar, el nervio de su discurso, el orden en el aire que impone con las manos y la agitaci¨®n de las aletas de su nariz despejan la ¨²ltima duda: la elegir¨ªas delegada de la clase, la mandar¨ªas a negociar con el guardia que acaba de atrapar una multa en el parabrisas de tu coche, le confiar¨ªas la organizaci¨®n de tu viaje m¨¢s complicado.Se llama Sonia Mangas, naci¨® en Manresa hace 25 a?os y acab¨® la carrera en febrero pasado. Ya es arquitecta. "Arquitecta seudo", puntualiza. Porque existen los arquitectos-arquitectos y luego est¨¢n los seudo, como ella. "Desde el principio de la carrera me di cuenta de que estaba planteada como si la arquitectura fuera una obra de arte. Estudi¨¢bamos modelos te¨®ricos de urbanismo, proyectos alejados de nuestra realidad. La escuela tend¨ªa a formar a profesionales ensimismados en su obra y que olvidaran su finalidad: la persona".
Pero menuda era Sonia para conformarse. Para entendernos: si la carrera universitaria andaba coja, Sonia no era de las que se lamentaban de ello en el bar, sino que hac¨ªa pi?a con sus amigos estudiantes y se plantaba en el rectorado con una propuesta de asignatura. No es una mera suposici¨®n. Despu¨¦s de un a?o y medio de tr¨¢mites, en los planes de estudio apareci¨® una nueva optativa sobre vivienda y cooperaci¨®n. "Un arquitecto tiene algo que decir ante determinados problemas. No se nos hablaba de la rehabilitaci¨®n de viviendas, de los problemas de las ciudades masificadas, de los suburbios, de la dram¨¢tica situaci¨®n de la vivienda para j¨®venes".
Sonia Mangas encontr¨® en la ONG Arquitectos sin Fronteras y sus actividades de cooperaci¨®n la concreci¨®n de lo que ella denomina "sensaciones", el solar perfecto donde construir su discurso. Primero, sobre todo, ten¨ªan que escuchar. Despu¨¦s, en aquel solar, se formularon una pregunta: ?por qu¨¦ esperar a culminar los estudios universitarios para poder participar de la misma perspectiva?
La respuesta, ese puente que Sonia echaba en falta entre la arquitectura y la realidad social, se llama Estudiantes sin Fronteras de Arquitecturas (ESFA). Las siglas representan a 15 estudiantes tozudos y rodeados por otros simpatizantes de compromiso intermitente. Eran los amigos de siempre, pero bajo el paraguas de un nombre, con unos estatutos y con una llave de acceso a subvenciones e infraestructura de la escuela de arquitectura.
Sonia hab¨ªa cumplido 23 a?os cuando ESFA ech¨® a andar, colaborando con su hermana mayor Arquitectos sin Fronteras, esforz¨¢ndose por influir en la orientaci¨®n de la carrera y organizando debates sobre cuestiones que consideraban los cimientos del edificio: "Ocupaci¨®n, deuda externa, recursos naturales".
La colaboraci¨®n con la ONG la llev¨® a participar dos veranos seguidos en el proyecto de cooperaci¨®n la Casa Campesina Huasi Ruay, en Santiago del Estero (Argentina). ?sa, ¨¦sa es la casa de los sue?os de un arquitecto seudo. "Es un espacio que escenifica todos los servicios que pueden requerir campesinos de distintas ¨¢reas cuando tienen que desplazarse a la ciudad". Un espacio donde reunirse, donde poder alojarse, donde impartir cursos. La Casa Campesina ten¨ªa que ser como uno de los ranchos donde suelen vivir los campesinos -tierra, troncos, adobes-, pero en grande. Que en ella pudieran llegar a convivir hasta 25 o 30 personas. Con su comedor, su cocina, sus oficinas, su sede gremial, la sede de los t¨¦cnicos que los asesoran, un consultorio m¨¦dico, la vivienda de la familia que guarda la casa permanentemente. "Quer¨ªamos recoger su manera de construir y sus materiales de construcci¨®n".
Ahora que ya es arquitecta, aunque sea seudo, Sonia, por las tardes, trabaja en un despacho de estructuras. Por las ma?anas, ha empujado el carro de un nuevo proyecto, el llamado Estudio de Arquitectura -el n¨²cleo duro del eterno grupo de amigos-, y toca buscar clientes para proyectos que respondan a su filosof¨ªa sobre la profesi¨®n. De ESFA se ocupa "al mediod¨ªa, por las noches. Tambi¨¦n el fin de semana". Lo dicho. Que alguien monte, r¨¢pido, una manifestaci¨®n. Y Sonia, claro, a la cabeza.
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