El cambio de c¨®nsul en Miami activ¨® la protecci¨®n de Mart¨ªnez

El cambio de c¨®nsul general en Miami (Estados Unidos) a comienzos de 1997 activ¨® la protecci¨®n consular al espa?ol Jos¨¦ Joaqu¨ªn Mart¨ªnez, quien hasta ese momento no hab¨ªa recibido la asistencia completa que se debe prestar a los espa?oles detenidos en el extranjero, seg¨²n testimonios del propio acusado, sus familiares y otras personas relacionadas con el caso. Tras la sustituci¨®n de Carlos Abella, actual embajador en el Vaticano, Mart¨ªnez recibi¨® ayuda econ¨®mica, y el siguiente c¨®nsul, Miguel D¨ªaz-Pache, se entrevist¨® en persona con el juez del caso. Pese a estas gestiones, Mart¨ªnez fue condenado a muerte, sentencia que fue revocada el pasado mes.

Joaqu¨ªn Jos¨¦ Mart¨ªnez, ciudadano espa?ol registrado en el consulado general en Miami, no recibi¨® la visita en la c¨¢rcel, ni tampoco la llamada telef¨®nica del c¨®nsul general Carlos Abella, ni del c¨®nsul honorario en Tampa, Emiliano Salcines. En declaraciones a este peri¨®dico, los tres ratificaron este punto. "Si el c¨®nsul al menos hubiera llamado a la c¨¢rcel o la fiscal¨ªa y me hubiera respaldado... Pero me dej¨® solo", declar¨® Mart¨ªnez.De la atenci¨®n que Abella prest¨® a Mart¨ªnez y a sus padres da idea el hecho de que el embajador Abella asegur¨® la semana pasada a EL PA?S que "nunca" supo "de ese se?or". Por su parte, el c¨®nsul honorario Salcines se?al¨® que "ni el consulado, ni Mart¨ªnez, ni los padres me pidieron que fuera a la c¨¢rcel".

El 20 de febrero de 1997 tom¨® posesi¨®n el nuevo c¨®nsul en Miami, Miguel D¨ªaz-Pache, y todo cambi¨®. Seg¨²n asegur¨® Salcines a este peri¨®dico, el nuevo c¨®nsul solicit¨® una entrevista personal con el juez Rodgers Padgett, al que transmiti¨® un documento del Gobierno espa?ol en el que se solicitaba clemencia.

"Cuando el c¨®nsul D¨ªaz-Pache me pidi¨® que le facilitara una entrevista con el juez, yo le llam¨¦ y el juez dijo que s¨ª y D¨ªaz-Pache le present¨® un documento oficial del Gobierno espa?ol y Padgett le dijo que lo considerar¨ªa y lo har¨ªa parte oficial del caso".

El consulado, a cuyo frente se situaba Abella, conoci¨® el 13 de junio de 1996 de la situaci¨®n de Mart¨ªnez mediante una carta manuscrita en ingl¨¦s que el propio interesado remiti¨® a la sede diplom¨¢tica. Seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, y en contra de lo estipulado por una circular del Ministerio de Asuntos Exteriores que establece que debe comunicarse por escrito a Madrid la detenci¨®n de un ciudadano espa?ol en el extranjero, el caso no se conoci¨® de esta forma en Exteriores hasta el primer trimestre de 1997, cuando Abella ya hab¨ªa sido promovido a la representaci¨®n ante el Vaticano. La Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica confirm¨® ayer que no hay constancia de un escrito en este sentido en la etapa de Abella, aunque el canciller de entonces, Jes¨²s Marinas, mantuvo conversaciones telef¨®nicas con Exteriores en las que, entre otros asuntos, cit¨® el caso.

"Estuvimos un a?o y medio sin asistencia del c¨®nsul y eso no se puede permitir", aseguraron los padres del preso espa?ol el pasado 29 de junio en el Senado ante una ponencia que estudia la situaci¨®n de los reclusos espa?oles en el extranjero. Abella asegur¨® no conocer a los Mart¨ªnez, pero un poder notarial, el poder general n¨²mero 383, aparece firmado por Abella en presencia de los padres de Joaqu¨ªn Jos¨¦.

La opini¨®n de los Mart¨ªnez sobre los dos c¨®nsules generales que, sucesivamente, sustituyeron a Abella es totalmente contraria. "Para nosotros, Miguel D¨ªaz-Pache y Javier Vallaure son como de nuestra familia. Si todos los diplom¨¢ticos fueran como ellos, los espa?oles en el extranjero no tendr¨ªan problemas". Los elogios se extienden al personal del consulado durante la etapa de Abella, entre ellos el canciller Marinas, a quien definen como "buena persona, pero [que] no pod¨ªa hacer nada".

Durante el tiempo en el que Abella ejerci¨® como c¨®nsul general en Miami, Mart¨ªnez tampoco recibi¨® ayudas econ¨®micas. ?stas constan de 4.000 d¨®lares (unas 720.000 pesetas) para sufragar los gastos judiciales y de 100 d¨®lares mensuales (unas 17.000 pesetas) que puede recibir el preso en la c¨¢rcel. Las ayudas econ¨®micas comenzaron s¨®lo tras el relevo de Abella al frente del consulado.