LOS M?SICOS CUBANOS RATIFICAN EL DOMINIO LATINO EN EL POP KOMM
Chucho Vald¨¦s, Kl¨ªmax y el 'rap' nost¨¢lgico de Orishas calientan las salas del centro de Colonia, que tras esta feria discogr¨¢fica podr¨ªa escribirse con '?'.
La duod¨¦cima edici¨®n de la feria Pop Komm se sald¨®, a ojos de un espectador desapasionado, con dos conclusiones que parecen claras aunque luego se pueda y se deba afinar sobre ellas. La primera es la reticencia del mercado alem¨¢n a lo anglosaj¨®n, relegando casi toda la participaci¨®n de los grupos y artistas angloparlantes al festival al aire libre Bizarre, celebrado a unos cien kil¨®metros de Colonia, sede de la feria. La segunda es la querencia de los germanos por lo latino y, en especial, por lo cubano, cuyo exotismo resulta agua fresca para la tierra del sauerkraut, un pa¨ªs que invent¨® el tecno fr¨ªo y que ama el sol como pocos.Prueba de este ¨²ltimo aserto fue el callejero Ring Festival, celebrado en la calle entre las confluencias de Hohenzollernstrasse y la Frieseplatz y que se vi¨® adornado por los ben¨¦ficos efectos de la luz del astro rey. Alrededor de dos millones de participantes disfrutaron en ¨¦l de lo lindo con un mont¨®n de actuaciones callejeras de pop, rock y hip hop, as¨ª como de los innumerables puestos de comida y bebida que despachaban bratwurst -salchi-chas alemanas-, kebabs -bocadillos turcos- y cerveza y bebidas caribe?as a granel. La multitud copaba de forma ordenada y tremendamente civilizada el entorno urbano y, a pesar de la gradaci¨®n et¨ªlica, no se produjo en las calles m¨¢s que el remanente de porquer¨ªa l¨®gico que acumulan las masas cuando se divierten y que fue conveniente limpiado de madrugada. Al d¨ªa siguiente no quedaba ni rastro de la juerga.
Alemanes y turistas se lo pasaron de miedo en la calle y durante dos d¨ªas al son de las m¨²sicas m¨¢s actuales y sin que tuvieran que o¨ªrse pesadillas sonoras como La Bomba o aires tradicionales del pa¨ªs. Igualito que en Espa?a, vamos.
En cuanto a la m¨²sica en locales cerrados, la mayor parte de la hosteler¨ªa se puso al servicio del festival y fueron multitud de salas peque?as y de medio aforo -como las que hab¨ªa a raudales en nuestro pa¨ªs antes del cerrojazo de las diversas administraciones, auspiciado por la presi¨®n vecinal- las que programaron conciertos y sound systems -sesiones de pinchadiscos- con enorme afluencia de espectadores.
Lo latino es especialmente valorado en esta ciudad, as¨ª como en el resto del pa¨ªs, ya que hay multitud de canciones hechas e interpretadas -sui g¨¦neris- por alemanes en el idioma de Cervantes.
En la noche del s¨¢bado pudieron contemplarse dos actuaciones distintas que brillaron ambas a un grand¨ªsimo nivel. En el Cinenova mand¨® el jazz latino a cargo del puertorrique?o Michel Camilo y los cubanos Chucho y Bebo Vald¨¦s. Mucha m¨²sica y groove el de estos int¨¦rpretes, que atesoran el resabio caribe?o y la experimentaci¨®n del jazz, en una suerte de interpretaciones calientes que fueron muy del agrado de los asistentes.
La aplopej¨ªa que ha sufrido Bebo Vald¨¦s obligar¨¢ a suspender las actuaciones que ¨¦stos artistas ten¨ªan previstas para hoy y ma?ana en Santiago de Compostela -en su lugar actuar¨¢n Jerry Gonz¨¢lez y la Fort Apache Band-, donde se presenta el documental de Fernando Trueba Jazz latino.
En otro local llamado Stadtgarten, situado junto a un hermoso parque en el que los alemanes se despojan de la camisa a la primera de cambio para ofrecer sus rosadas epidermis al sol, los cubanos Kl¨ªmax ofrec¨ªan una buena descarga latina en la que, junto a material propio que est¨¢ sensiblemente por debajo de su capacidad interpretativa, no faltaron el Oye como va, del recientemente desaparecido Tito Puente, y hasta el Cuba de los Gibson Brothers. Buen ritmo, tres cantantes con carisma y, sobre todo, el Piloto (un bater¨ªa erigido en director de orquesta y aut¨¦ntico rey del ritmo que tira de su numerosa banda con mano firme) fueron los atractivos de este combo, que recibi¨® el aplauso generalizado.
Tras ellos, el tambi¨¦n cubano tr¨ªo Orishas regal¨® su personal visi¨®n del rap procedente del Caribe y sazonado con sus estancias en Francia y Espa?a y en el que, a diferencia del primigenio estilo norteamericano, las reivindicaciones pol¨ªticas o sociales apenas se dejan o¨ªr y hay a cambio un tremendo sentimiento de nostalgia. A pesar de que su m¨²sica no cont¨® m¨¢s que con la participaci¨®n de su D.J. -el percusionista se hab¨ªa roto dos dedos unas horas antes, mientras cargaba el equipo- y del evidente handicap de la barrera idiom¨¢tica, consiguieron arrastrar al p¨²blico al baile y la complicidad.
Cerrando la noche se produjo la actuaci¨®n de un personaje alem¨¢n que est¨¢ comenzando a arrasar en su pa¨ªs de origen con una curiosa visi¨®n de la m¨²sica cocktail, llena de estilo, gusto y toque cool. El Se?or Coconut, que as¨ª se llama, es un personaje que procede de la m¨²sica electr¨®nica, donde se labr¨® gran prestigio como creador y mezclador de otros artistas, y ha sido productor de artistas tan afamados como Zap Mama. Pero parece ser que, tras mudarse a vivir a Chile, algo toc¨® su coraz¨®n y qued¨® prendado del cha cha cha, el mambo y la cumbia. Hasta aqu¨ª todo normal, excepto que el material sonoro escogido para su estreno son los temas m¨¢s conocidos de ?Kraftwerk!, que, para los profanos, fueron los pioneros en la combinaci¨®n del pop y la tecnolog¨ªa all¨¢ por los lejanos 70.
El resultado de ver al Se?or Coconut hispanizando y trasladando a los ritmos citados canciones como We are the robots, Man machine, Trans Europe Express o Neon lights, junto a unos m¨²sicos de blanqu¨ªsima piel y ejecuci¨®n cuadrada y lineal, supuso una constataci¨®n de la rendici¨®n alemana a la m¨²sica con sabor: muchas ganas, gran admiraci¨®n y grandes deseos de bailar con un cencerro, unas claves o unas maracas que llevan el ritmo. Aunque, en su caso, el asunto deven¨ªa en un lounge m¨¢s fr¨ªo que un invierno centroeuropeo -m¨¢s cercano a la m¨²sica de aeropuertos que a la salsa-. En cualquier caso, a los asistentes parec¨ªa darles igual. Mov¨ªan las caderas torpemente al ritmo, levantaban el pulgar hacia arriba y exclamaban "Das ist gut!", como si fuera Celia Cruz a la que estuvieran contemplando.
Lo dicho, que Colonia va a terminar llam¨¢ndose Colo?a.
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