El KGB podr¨¢ espiar en Internet sin autorizaci¨®n
Las empresas pagan
El presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, intenta dejar claro con sus declaraciones que no tiene intenci¨®n de establecer un Estado policial en Rusia, pero los hechos no coinciden frecuentemente con sus palabras. El deseo de establecer un f¨¦rreo control sobre los enemigos pol¨ªticos parece ser una de las principales razones reales de que el Ministerio de Comunicaciones haya promulgado una disposici¨®n que permite al Servicio Federal de Seguridad (FSB, el heredero interno del KGB sovi¨¦tico) y otros ¨®rganos de investigaci¨®n espiar todo tipo de comunicaciones electr¨®nicas, ya sea a trav¨¦s de los busca como de los tel¨¦fonos fijos y m¨®viles e Internet, la red de redes. Ni siquiera el correo electr¨®nico estar¨¢ libre de este espionaje, que no precisa ni de comunicaci¨®n a las empresas suministradoras de los servicios ni de autorizaci¨®n judicial, y que puede resultar ilegal. Hasta el momento, sin embargo, la fiscal¨ªa general, tan diligente en abrir investigaciones cuando eso coincide con los intereses del Kremlin (por ejemplo contra el magnate de la comunicaci¨®n Vlad¨ªmir Gusinski), no ha dicho esta boca es m¨ªa. Probablemente no lo har¨¢ hasta tanto no se produzcan denuncias concretas contra la nueva disposici¨®n.
Seg¨²n el diario digital Gazeta.ru, la disposici¨®n establece que las fuerzas de seguridad podr¨¢n recurrir a estos m¨¦todos, no s¨®lo para investigar a sospechosos de haber cometido delitos, sino en "casos de emergencia", es decir, cuando existan indicios de "amenaza a la seguridad militar, econ¨®mica o ecol¨®gica". Lo que puede entrar en Rusia por esa puerta abierta es, cuando menos, alarmante.
Seg¨²n la orden del Ministerio de Comunicaciones, debe haber una notificaci¨®n de la vigilancia al juez en el plazo de 24 horas desde que ¨¦sta se inicie, y la respuesta sobre si se autoriza o no ha de producirse en otro plazo similar. En la pr¨¢ctica, eso significa v¨ªa libre para investigar a cualquier ciudadano durante dos d¨ªas.
Se estipula, adem¨¢s, que las empresas de comunicaciones, incluidos los servidores de Internet, deben tomar medidas para evitar que se propaguen las t¨¦cnicas de espionaje utilizadas por el FSB y otros ¨®rganos de seguridad. Y, lo que no deja de ser una iron¨ªa, se obliga a las firmas a instalar a su propia costa los sistemas de espionaje, lo que forzosamente repercutir¨¢ sobre las tarifas y har¨¢ que sean las v¨ªctimas del espionaje quienes paguen por ser espiadas.En tiempos sovi¨¦ticos se daba por supuesto que cualquier ciudadano sospechoso, y la pr¨¢ctica totalidad de diplom¨¢ticos y periodistas extranjeros, ten¨ªan sus tel¨¦fonos pinchados y las paredes de sus viviendas u oficinas amuebladas con aparatos de escucha. El colapso econ¨®mico de la URSS y la transici¨®n del comunismo al capitalismo han hecho que el espionaje pol¨ªtico haya cedido el paso, en muchas ocasiones, al econ¨®mico; pero en los ¨²ltimos tiempos se ha especulado mucho con que los mecanismos de escucha que hab¨ªan sido desactivados han vuelto a ser operativos, al menos en parte.
En los ¨²ltimos meses, la prensa rusa ha recogido diversas denuncias que muestran que Internet es un coladero para el espionaje del FSB y que los servidores de la red han sido presionados por diversos medios (incluida la amenaza de retirada de licencias) para que faciliten el control de las comunicaciones.
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