Chev¨¨nement se dispone a dimitir hoy tras su disputa con Jospin por la autonom¨ªa corsa
La "ineluctable e inminente" dimisi¨®n del ministro del Interior franc¨¦s, Jean-Pierre Chev¨¨nement, se dar¨¢ a conocer hoy, confirmaba ayer por la tarde un portavoz del citado ministerio. Desde hac¨ªa m¨¢s de un mes, las diferencias entre el primer ministro, Lionel Jospin, y el primer polic¨ªa de Francia se hab¨ªan hecho p¨²blicas a ra¨ªz de la discusi¨®n sobre c¨®mo abordar el "problema corso". Para Chev¨¨nement, era inaceptable haber renunciado "a la cuesti¨®n previa del cese de la violencia" antes de ponerse a discutir con todos los parlamentarios, incluidos los nacionalistas.
La dimisi¨®n es importante porque deja al Gobierno de "izquierda plural" sin su fracci¨®n republicana a ultranza, jacobina y nacionalista. El partido de Chev¨¨nement, el Movimiento de los Ciudadanos (MDC), tiene un escaso peso electoral (un 2,5% las ¨²ltimas europeas), pero es importante porque reconcilia la izquierda con una idea tradicional del patriotismo y la permite mantener una cierta continuidad con su pasado estatalista, de inflaci¨®n del sector p¨²blico. Los nombres que suenan para sustituir a Chev¨¨nement se sit¨²an fuera del MDC. Para el Ejecutivo, que durante tres a?os de ejercicio del poder ha perdido varios pesos pesados -Dominique Strauss-Kahn, en Econom¨ªa; Claude All¨¨gre, en Educaci¨®n; y Martine Aubry el mes que viene y porque quiere ser alcaldesa-, la marcha de Chev¨¨nement tiende a dejar a Jospin m¨¢s solo, o con la ¨²nica compa?¨ªa de un liberal a ultranza: Laurent Fabius. Para Chev¨¨nement ¨¦sta es la tercera dimisi¨®n importante de su carrera pol¨ªtica. En 1983 abandon¨® el Ministerio de Industria porque se estim¨® incompatible con un liberal que respond¨ªa al nombre de Jacques Delors; en 1991 dej¨® la cartera de Defensa porque no quer¨ªa que las tropas francesas estuviesen, en la guerra del Golfo, bajo mando norteamericano; ahora no ha soportado que la descentralizaci¨®n de la Rep¨²blica se hiciese sin contar con ¨¦l. Hasta ahora esas dimisiones, adoptadas por razones pol¨ªticas, de convicci¨®n, y, por tanto, infrecuentes en una ¨¦poca en que los ministros ya casi s¨®lo cesan debido a los esc¨¢ndalos, le han granjeado una cierta popularidad -en un mes su cota en los sondeos ha subido 15 puntos-, pero en esta ocasi¨®n, a los 62 a?os, no est¨¢ muy claro que pueda capitalizar de nuevo ese fluctuante capital de simpat¨ªa para una en¨¦sima cruzada soberanista.
Buena imagen
Como ministro del Interior deja tras de s¨ª una relativa buena imagen. La polic¨ªa nacional ha celebrado que la defendiera frente al auge de las polic¨ªas municipales, y su actitud de intolerancia respecto a la legalizaci¨®n de los inmigrantes ilegales tambi¨¦n le ha granjeado la adhesi¨®n no s¨®lo de los sindicatos de agentes, sino tambi¨¦n de buena parte del electorado conservador. Ha colaborado con Espa?a en cuesti¨®n de lucha antiterrorista, pues, como buen centralista, no soporta ning¨²n movimiento separatista, y, como buen republicano, siente n¨¢useas ante los relentes ¨¦tnico-racistas del discurso etarra. Era y es contrario a la idea de un departamento vasco-franc¨¦s porque teme "la contaminaci¨®n". Pero no todo han sido victorias o ¨¦xitos. En C¨®rcega, Chev¨¨nement ya cosech¨® el mayor de sus fracasos y fue un hombre suyo -el prefecto Bernard Bonnet, tambi¨¦n conocido como "el pir¨®mano de los chiringuitos"- quien hizo imposible, con su prepotencia y sus acciones irregulares, la reinstauraci¨®n de la legalidad en la isla tras el asesinato del prefecto Claude Erignac.
Hoy son varios los ministros que aparecen respaldando las tesis de Chev¨¨nement, sobre todo Jean Glavany (Agricultura) y Jean-Luc M¨¦lenchon (Formaci¨®n Profesional), y una parte importante de la opini¨®n p¨²blica les da la raz¨®n incluso cuando se ponen enf¨¢ticos y dicen que "prefieren perder C¨®rcega antes que perder la Rep¨²blica". Es m¨¢s, los partidos de la derecha tambi¨¦n elogian hoy a Chev¨¨nement y sostienen sus tesis sobre C¨®rcega con la esperanza de ahondar la divisi¨®n entre el equipo gubernamental. El escritor corso Gabriel-Xavier Culioli es, quiz¨¢, una de las pocas personalidades que se han atrevido a alzar una voz discrepante: "Chev¨¨nement es un hombre de otra ¨¦poca. Me recuerda a Maurice Chevalier, que se despidi¨® del p¨²blico veinte veces y luego siempre volv¨ªa al escenario".
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