Cogida grave de El Califa

Los toreros que han escogido el camino del valor pecan, casi siempre, de exceso de confianza. En su af¨¢n de despreciar el peligro torean al marrajo con la misma displicencia que al pastue?o. Por torear as¨ª, El Califa sufri¨® una cogida al inicio de la faena a su primer toro. Se llamaba Rebueno, pero no hizo gala de su nombre. Ya hab¨ªa mostrado sus malas condiciones durante el segundo tercio. Se entabler¨®, escarb¨®, se doli¨® al arp¨®n de los rehiletes y comprometi¨® a los subalternos. Ninguna de esas arteras ma?as preocup¨® a El Califa. Ya le hab¨ªa hecho, de salida, un buen toreo a la ver¨®nica y abri¨® la faena con una tanda por el pit¨®n derecho, en la que, muy quieto, templ¨® y lig¨® los muletazos. Se dispuso a rematar la serie y, al citar, el toro se fue hacia el diestro y le peg¨® una cornada instant¨¢nea en la pierna izquierda.Se quedaron solos Rivera y Finito con el resto de la corrida. Unos toros de Jandilla, entre los que hubo de todo. Un bichejo de corto recorrido -el quinto, que hizo cuarto al cambiarse los turnos, por la cogida- al que Rivera tore¨® muy desganado y ap¨¢tico y que, por no dominarlo, le puso en alg¨²n aprieto. Al ver que le jaleaban los trapazos por alto, le recet¨® una generosa dosis. Un segundo toro, que tuvo presencia y cuajo, pero que result¨® un marrajo de cuidado, con peligro por el pit¨®n izquierdo: Rivera le hizo una faena de ali?o por la cara. Un sexto, el de m¨¢s trap¨ªo y presencia del encierro, pero algo flojete. Con ¨¦l sali¨® Rivera Ord¨®?ez a por todas. Larga cambiada genuflexa en el tercio y ver¨®nicas con una rodilla en tierra, al estilo del abuelo materno. Tambi¨¦n empez¨® de rodillas la faena de muleta, que le result¨® valentona.

Finito consigui¨® una serie de derechazos, perfecta y ligada, en el primero. Domin¨® el genio del quinto, con un eficaz toreo de mano baja y acab¨® con el tercero de cinco pinchazos y un descabello.

Hermoso de Mendoza tore¨® a caballo con soltura y pellizcos de arte. Aunque pase¨® dos orejas, parece ser que el presidente tambi¨¦n le hab¨ªa concedido el rabo, pero el p¨²blico no protest¨® porque no se cortara ese trofeo.