Ahora, Francia
La "modificaci¨®n de la arquitectura fiscal" de la que hablaba a?os atr¨¢s el primer ministro franc¨¦s, Lionel Jospin, para hacerla "m¨¢s justa, transparente y progresiva" no es probablemente la que inspira el plan de reducci¨®n fiscal que present¨® el jueves pasado su ministro de Hacienda, Laurent Fabius. A juzgar por los excelentes resultados que otorgan al Gobierno las encuestas realizadas despu¨¦s de anunciar el plan, ¨¦ste parece responder m¨¢s bien a la filosof¨ªa expresada por el propio Fabius en 1999: "La izquierda no corre peligro de ser derrotada por la derecha, pero s¨ª por los impuestos y las tasas". El pr¨®ximo a?o habr¨¢ elecciones municipales, en las que es probable que Par¨ªs y Ly¨®n, dos ciudades siempre gobernadas por la derecha, pasen a manos de la izquierda. Y faltan menos de dos a?os para las legislativas y presidenciales. Los Gobiernos, del signo que sean, administran sus decisiones atendiendo tambi¨¦n a su rentabilidad electoral, de ah¨ª que resulte cuando menos rid¨ªcula la irritaci¨®n mostrada por la oposici¨®n conservadora y sus consiguientes acusaciones de electoralismo al Gobierno de Jospin.El plan propuesto por Fabius supone que la Hacienda francesa renunciar¨¢ a ingresar en el pr¨®ximo trienio unos tres billones de pesetas mediante las siguientes medidas: reducci¨®n en los tipos marginales de todos los tramos del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas (que absorber¨ªa m¨¢s de la tercera parte de las reducciones totales), rebaja en los impuestos sobre el beneficio de las empresas (m¨¢s acusada en las peque?as), disminuciones de las cotizaciones a la Seguridad Social para los trabajadores con menores salarios y descenso en el impuesto sobre los carburantes. ?ste se aplicar¨¢ a partir del pr¨®ximo d¨ªa 21, sin que quepa descartar recortes adicionales si siguen elev¨¢ndose los precios del petr¨®leo. Con un car¨¢cter m¨¢s simb¨®lico y no menos electoralista, se suprime el equivalente a nuestro impuesto de circulaci¨®n (la controvertida vignette), que obligaba a pagar, dependiendo de la potencia de los autom¨®viles, un promedio de 12.000 francos al a?o (unas 300.000 pesetas).
Con este plan, todav¨ªa pendiente de concreci¨®n en diversos aspectos, el Gobierno de Jospin se incorpora a la corriente iniciada por otros Gobiernos que han tratado de aprovechar la bonanza recaudadora asociada a la actual fase expansiva de las econom¨ªas y los excepcionales ingresos generados por las subastas de telefon¨ªa de tercera generaci¨®n. El plan de su hom¨®logo alem¨¢n prev¨¦ la reducci¨®n de ingresos tributarios de 4,4 billones de pesetas a lo largo de cinco a?os.
Con la decisi¨®n adoptada, el Gobierno franc¨¦s ha tratado de asegurar la prolongaci¨®n de la actual fase de crecimiento y de creaci¨®n de empleo supeditando a este objetivo, compatible con las aspiraciones electorales, algunos posibles efectos secundarios de car¨¢cter pol¨ªtico y econ¨®mico ante sus aliados verdes y comunistas. Pero, m¨¢s all¨¢ de esas eventuales contrapartidas, lo cierto es que la decisi¨®n francesa sigue la tendencia hacia una reducci¨®n de la presi¨®n fiscal de la que, en un contexto de elevada integraci¨®n econ¨®mica y financiera internacional, ning¨²n Gobierno, por firmes que sean sus postulados ideol¨®gicos, parece poder sustraerse. Los efectos en nuestra econom¨ªa no pueden ser sino favorables, en la medida en que la mayor confianza y dinamismo que el plan transmitir¨¢ probablemente a la econom¨ªa francesa deben traducirse en mayores garant¨ªas de continuidad del crecimiento en el conjunto de la zona euro y en mayores posibilidades para nuestras exportaciones; esto, claro est¨¢, si nuestra competitividad no se deteriora al ritmo que lo viene haciendo en los ¨²ltimos meses.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.