El ni?o jud¨ªo que dio sermones en euskera a Unamuno
Edgardo Mortara, el ni?o jud¨ªo de tres a?os raptado en 1858 por orden del papa P¨ªo IX, ejerci¨® de fraile en el Pa¨ªs Vasco. Lo cuenta el escritor bilba¨ªno Miguel de Unamuno (1864-1936) en uno de los ensayos recogidos en el libro Contra esto y aquello (colecci¨®n Austral, n¨²mero 233). Unamuno oy¨® al padre Mortara "un serm¨®n predicado en vascuence en Guernica", y tambi¨¦n lo retrata recogiendo donativos en el balneario de Cestona para un seminario que su orden -la de can¨®nigos regulares de san Agust¨ªn- estaba levantando en O?ate.El ni?o Mortara naci¨® en el seno de una familia jud¨ªa de Bolonia. Fund¨¢ndose en el argumento de que hab¨ªa sido bautizado, a hurtadillas, por un sirviente cat¨®lico, fue apartado del control de sus padres por el Santo Oficio vaticano, llevado a Roma, educado en la religi¨®n cat¨®lica y ordenado sacerdote, m¨¢s tarde, por P¨ªo IX.
Este pont¨ªfice romano, beato desde ayer, fue arist¨®crata y soldado antes de que la epilepsia le forzase a abandonar el ej¨¦rcito. Destinado en Am¨¦rica Latina durante el periodo anticolonial, lleg¨® al papado con fama y acciones liberales, como la visita a las c¨¢rceles para liberar a los prisioneros pol¨ªticos del Estado pontificio y, sobre todo, la excusa a los jud¨ªos de Roma de su asistencia obligatoria a los sermones. Pero poco despu¨¦s, a causa, sobre todo, de la p¨¦rdida de sus territorios a manos de los revolucionarios italianos, cambi¨® de actitud. El rapto del ni?o Mortara, un gran esc¨¢ndalo en toda Europa, fue s¨®lo un episodio de la ferocidad antiliberal de ese pont¨ªfice, que cont¨® con el respaldo casi exclusivo de la infanter¨ªa francesa aportada por Napole¨®n III a cambio de grandes favores papales. "Un prost¨ªbulo bendecido por obispos; una coalici¨®n entre la sala de guardia y la sacrist¨ªa", dir¨ªa m¨¢s tarde Charles Forbes, conde de Montalembert (1810-1870), el fogoso l¨ªder de los cat¨®licos liberales franceses.
"Genuino israelita"
Miguel de Unamuno inicia el retrato del fraile jud¨ªo recordando lo mucho que su caso "dio que hablar cuando el papa P¨ªo IX era todav¨ªa soberano de los Estados pontificios". "Tuvo grand¨ªsima resonancia en toda Europa", escribe. Despu¨¦s de relatar los pormenores del rapto papal y c¨®mo, "rodando el tiempo", aquel ni?o famoso "fue a parar a mi tierra vasca convertido en padre Mortara", el autor de La agon¨ªa del cristianismo se?ala: "Era un genuino israelita y un israelita italiano, vivo y sagaz, ingenioso y emprendedor".Unamuno se refiere a su facilidad para recaudar dinero en el balneario de Cestona para un nuevo seminario de la orden en O?ate, pero pondera tambi¨¦n "otra aptitud" que ten¨ªa "el genuino israelita": la facilidad para aprender idiomas y c¨®mo sol¨ªa lanzarse a predicar para perfeccionarlos. "Era un verdadero pol¨ªglota y en llegando a mi pa¨ªs se propuso hablar vascuence, y lleg¨® a conseguirlo. Yo le o¨ª un serm¨®n predicado en vascuence, en Guernica, y os digo que se sufr¨ªa oyendo a aquel hombre intr¨¦pido", concluye.
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