Empieza la vista por el atentado de Omagh sin pruebas ni culpables
Familiares de los dos espa?oles asesinados en Omagh, el escolar Fernando Blasco Baselga, y la monitora Roc¨ªo Abad Ramos, tendr¨¢n la oportunidad de conocer las causas y circunstancias de su muerte en la vista oficial que arranca hoy en esta ciudad norirlandesa. Con declaraciones de testigos y personal de emergencia, el juez forense John Leckey reconstruir¨¢ en las pr¨®ximas semanas los pasos dados por cada una de las 29 personas que perdieron la vida en la brutal acci¨®n de la disidencia republicana. El juicio no est¨¢ destinado a identificar a sus autores, miembros del IRA Aut¨¦ntico, que siguen libres dos a?os despu¨¦s de la matanza.Un par de ramos de flores marchitas se?alan el lugar donde estall¨® el coche bomba, cargado con unos 150 kilogramos de explosivos, el 15 de agosto de 1998, en una esquina de la calle m¨¢s comercial de Omagh donde esa fat¨ªdica tarde madres y ni?os compraban los uniformes del colegio. All¨ª se dirigieron los estudiantes espa?oles y los cerca de 300 heridos en la tragedia. Obedec¨ªan las instrucciones de la polic¨ªa que, media hora antes, hab¨ªa recibido el primero de los tres avisos con informaci¨®n confusa y falsa sobre la localizaci¨®n de la bomba.
Hoy arranca el juicio forense con la intenci¨®n de llegar a la verdad de los hechos. Los familiares de Fernando y Roc¨ªo escuchar¨¢n los testimonios de las personas que les vieron morir, las declaraciones de aquellos que les asistieron en sus ¨²ltimos momentos de vida. Pero no conocer¨¢n en esta dolorosa reconstrucci¨®n la identidad de los asesinos de sus hijos. Descubrir la autor¨ªa del atentado no es competencia del tribunal, que preside el juez forense John Leckey, en el mismo centro deportivo donde se atendi¨® a los heridos la tarde del atentado. "Ser¨¢ tremendamente doloroso, pero este juicio contribuir¨¢ a aliviar la pena. Es preferible enfrentarse a la verdad", se?ala el reverendo presbiteriano Robert Herron.
Los inspectores del caso saben con bastante certeza qui¨¦nes son los asesinos. Pueden trazar el origen de los explosivos, el punto donde se construy¨® la bomba, que se mont¨® en el Vauxhall Cavalier, e, incluso, el itinerario del veh¨ªculo desde enclaves irlandeses hasta el centro de Omagh; pero carecen de pruebas suficientes para condenar a los culpables.
A los dos a?os de la tragedia, solo hay un individuo, Colm Murphy, acusado de conspiraci¨®n de causar una explosi¨®n. Murphy est¨¢ en libertad condicional y debe personarse cada d¨ªa en la comisar¨ªa de Dundalk, a pocos kil¨®metros de la frontera con Irlanda del Norte. All¨ª se fund¨® el IRA Aut¨¦ntico, disidencia del IRA, y all¨ª siguen viviendo los l¨ªderes de su rama pol¨ªtica, el Movimiento por la Soberan¨ªa de los 32 Condados (en referencia a la totalidad de la isla de Irlanda).
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