Ni?os de la calle en M¨¦xico XAVIER MORET
Ignasi Amat (Barcelona, 1969) se lo ha montado desde hace a?os para que le queden los veranos libres. Y cuantos m¨¢s meses, mejor. Vive en Manlleu, en la plana de Vic, en invierno trabaja de monitor de esqu¨ª n¨®rdico y apenas se funde la nieve se va de viaje lo m¨¢s lejos posible. Esta curiosa forma de vida le permiti¨® perderse tres meses en Per¨² y cinco en ?frica, entre otros destinos aventureros. "Y en esto lleg¨® la mili...", explica. "No quer¨ªa hacerla, pero vi que como objetor ten¨ªa la posibilidad de ir a prestar servicio al extranjero. Yo hab¨ªa trabajado en educaci¨®n especial y acept¨¦ ir a M¨¦xico un par de a?os para trabajar con ni?os de la calle".Su destino fue Veracruz, en el Caribe. "Hab¨ªa estado all¨ª antes, en uno de esos veranos viajeros, y no me hab¨ªa gustado nada", recuerda. "Hac¨ªa demasiado calor, hab¨ªa muchos mosquitos y la ciudad no ten¨ªa nada que me atrayera". Pero volvi¨®. Lo hizo de la mano del Setem (Servicios para el Tercer Mundo), una organizaci¨®n fundada por los escolapios para ayudar al Tercer Mundo.
"El asunto de los ni?os de la calle es muy complejo porque no hay una pedagog¨ªa clara en este sentido", explica Ignasi Amat. "Adem¨¢s, si llegas a un pa¨ªs extranjero, como M¨¦xico para m¨ª, es todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil, ya que no conoces el argot de la calle y necesitas como m¨ªnimo un a?o para adaptarte e intentar ayudar".
Ignasi Amat lleg¨® a Veracruz en septiembre de 1995 y se march¨® un a?o y medio despu¨¦s, en enero de 1997. Ahora, cuando ya ha pasado el tiempo suficiente para adquirir perspectiva, se muestra bastante cr¨ªtico con este tipo de colaboraciones. "Creo que ser¨ªa mejor formar a gente de M¨¦xico y que fueran ellos mismos quienes trataran de recuperar a los ni?os de las calles de sus ciudades", dice. "Se vende la cooperaci¨®n internacional como un altruismo, pero la verdad es que a menudo no funciona muy bien".
Amat vivi¨® intensamente aquel a?o y medio en Veracruz y confiesa que aprendi¨® mucho. "El ni?o de la calle es como un h¨¦roe moderno", opina. "Es alguien que, a los ocho a?os, decide irse a vivir a la calle, probablemente porque en casa no tiene ning¨²n tipo de afecto. Una vez all¨ª, cuando estudias el fen¨®meno de cerca, aprendes que los occidentales nos movemos con criterios muy diferentes a los del Tercer Mundo. Mientras los ni?os te explican que para ellos la calle es su casa y un sem¨¢foro un lugar de trabajo, para nosotros es algo totalmente distinto, que no tiene nada que ver con su concepto. Se necesita un tiempo para adaptarse a ellos y m¨¢s para poder ayudarles".
"La mayor¨ªa de los ni?os de la calle son analfabetos y vienen de familias desestructuradas en las que sus madres les pegan a menudo", contin¨²a Amat. "En muchos centros de recuperaci¨®n, sin embargo, se les ense?a a leer con la frase t¨®pica de "mi mam¨¢ me mima", lo que no deja de ser una terrible iron¨ªa en su caso. Deber¨ªan adaptarse m¨¢s los m¨¦todos a su realidad".
"Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n de los ni?os de la calle son sus grandes dotes de observaci¨®n, ya que se sientan en la calle y no pierden detalle", explica Amat. "Son capaces de analizar y etiquetar a todos los que pasan. Viven en la calle y conocen perfectamente su ambiente. Por otra parte, tambi¨¦n llama la atenci¨®n la gran necesidad de afecto que tienen. Su modo de mostrar afecto es a menudo darte un empuj¨®n o un golpe, que es lo que sol¨ªan hacer sus madres con ellos. Yo al principio me dejaba, para que entendieran que era su amigo y que hab¨ªa una complicidad, pero hay un momento en que tienes que decir basta y marcar distancias".
La vida de los ni?os de la calle de Veracruz es muy dura, aunque se?ala Amat que a esta ciudad suelen ir los ni?os de M¨¦xico D. F. para huir de una realidad todav¨ªa m¨¢s dura. Al fin y al cabo, en Veracruz hay playa y un clima caluroso, lo cual supone que las cosas sean m¨¢s llevaderas. Los ni?os de la calle de Veracruz se suelen levantar a las tres o las cuatro de la madrugada para tratar de buscar algo de comida en el mercado. Luego tratan de limpiar cristales en los sem¨¢foros para ganar cuatro duros para comprar cola para esnifar, y cuando llega la noche se dedican a colocarse.
"La funci¨®n del educador s¨®lo puede consistir en estar all¨ª", explica Amat. "Hay que conocer primero los sitios donde se re¨²nen al caer la noche, procurar hacerse amigos suyos, que tomen confianza, y mostrarles que si alg¨²n d¨ªa necesitan ayuda pueden contar contigo. En cualquier caso, la decisi¨®n de buscar la reinserci¨®n tiene que partir de ellos mismos. No se les puede forzar. Pasa lo mismo que con los alcoh¨®licos y los drogadictos. T¨² tienes que estar all¨ª por si te necesitan. No puedes fallarles nunca. Si lo haces, es imposible recuperarlos".
Cuando uno de esos ni?os decide optar por la reinserci¨®n -porque le da miedo entrar en un c¨ªrculo sin salida, porque ve la inseguridad de la calle y la muerte de cerca-, entonces el proceso que se sigue es: primero, el de la alfabetizaci¨®n y, posteriormente, alg¨²n programa de formaci¨®n profesional. "Muchos de ellos acaban bien", puntualiza Amat, "pero de todos modos tambi¨¦n son muchos los que mueren antes de poder intentar reinsertarse. El efecto de esnifar cola es mortal y es muy f¨¢cil que caigan pronto en la drogadicci¨®n. La esperanza de vida de los ni?os de la calle, si no salen de este ambiente, suele estar en los 23 o 24 a?os".
Ignasi Amat, que ahora vive alejado de esos ambientes, sigue desde aqu¨ª con inter¨¦s la evoluci¨®n de la pedagog¨ªa sobre los ni?os de la calle. "De todos modos", se?ala, "cuando te dedicas a eso no tienes m¨¢s remedio que implicarte. ?Amigos? No, no llegas a hacer amigos porque no conviene implicarse de un modo afectivo. Al fin y al cabo, sabes que marchar¨¢s y ellos se quedar¨¢n. Es bueno dejarlo claro desde un principio. Tu relaci¨®n con ellos no puede ser en ning¨²n caso la de padre-hijo".
Observa Amat que ¨²ltimamente tambi¨¦n ha aparecido en Barcelona el fen¨®meno de los ni?os de la calle, pero enseguida se apresura a subrayar las diferencias. "Es algo que ha surgido hace unos pocos meses", comenta. Pero los ni?os de aqu¨ª suelen ser hijos de inmigrantes, en general de magreb¨ªes. Es un conflicto diferente, otro tipo de inadaptaci¨®n en el que la familia puede que est¨¦ muy lejos, pero de todos modos tambi¨¦n necesitan ayuda, aunque desde un punto de vista distinto".
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