Clinton se despide de la pol¨ªtica mundial con una vigorosa defensa de Naciones Unidas
Nunca un presidente se despidi¨® de la pol¨ªtica mundial ante un auditorio de tal envergadura. Bill Clinton aprovech¨® ayer la Cumbre del Milenio para leer algo muy parecido a un testamento diplom¨¢tico. A cinco meses de abandonar la Casa Blanca, Clinton dijo haber aprendido en los ¨²ltimos ocho a?os que Estados Unidos no pod¨ªa ejercer su inmensa fuerza sin contar con el resto del planeta. Y proclam¨® que la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU), muy poco popular entre los electores de la gran superpotencia, deb¨ªa desempe?ar un gran protagonismo en el siglo XXI.
El alegato de Clinton en defensa de la ONU, una organizaci¨®n desprestigiada por sus recientes fracasos en Bosnia-Herzegovina o Ruanda y crecientemente escler¨®tica, marc¨® el tono de la primera jornada de la cumbre. La mayor concentraci¨®n de poder pol¨ªtico registrada nunca en la historia se plasmar¨¢ en una sucesi¨®n casi ininterrumpida de intervenciones, que se prolongar¨¢n hasta hoy por la noche, y en miles de contactos bilaterales desarrollados en la propia ONU, en hoteles, en restaurantes o en casi cualquier lugar utilizable en una ciudad casi colapsada.Incluso el presidente de Estados Unidos, visiblemente ojeroso, debi¨® sentirse impresionado por el p¨²blico al que se dirig¨ªa. Todos estaban all¨ª: el ruso Vlad¨ªmir Putin, el chino Jiang Zemin, el brit¨¢nico Tony Blair, el franc¨¦s Jacques Chirac, el alem¨¢n Gerhard Schr?der... M¨¢s de 150 m¨¢ximos dirigentes, entre los que figuraban viejos enemigos de Washintgon, como el presidente cubano Fidel Castro, o Tarek Aziz, el incombustible viceprimer ministro y responsable de facto de la diplomacia iraqu¨ª.
"Aquellos que en mi pa¨ªs, o en cualquier otra parte, creen que podemos prescindir de la ONU o imponer nuestra voluntad sobre ella", dijo, "malinterpretan la historia y no comprenden el futuro".
Clinton ya est¨¢ liberado de la necesidad de satisfacer a sus electores, pero, aun as¨ª, sus palabras en defensa de la ONU fueron un acto valiente. El Congreso de EE UU mantiene bloqueado el pago de los casi 1.700 millones de d¨®lares (318.000 millones de pesetas) que Washington debe a la ONU, y con frecuencia se oyen voces destacadas proponiendo que se expulse de Nueva York al gran foro mundial.
"Nos guste o no, somos cada vez m¨¢s interdependientes. Debemos", sigui¨®, "buscar soluciones en las que todas las partes implicadas puedan sentirse parcialmente victoriosas, y alejarnos de aquellas opciones en las que se exige la total derrota de alguien".
Bill Clinton afirm¨® que la ONU deb¨ªa protagonizar la lucha contra las guerras, la pobreza y la enfermedad, y encabezar el esfuerzo por dotar de educaci¨®n a todos los ni?os. No obvi¨® las dificultades legales -"las guerras ya no suelen enfrentar a distintos pa¨ªses, sino a distintos bandos dentro de un propio pa¨ªs"- de la ONU para prevenir conflictos o interponerse en ellos, pero pidi¨® al resto de los asistentes a la cumbre que no escatimaran el dinero. La lucha por la paz, el bienestar y la salud en la aldea global "tiene una etiqueta con un precio", explic¨® Clinton, "y todos los pa¨ªses, incluido EE UU, deben pagarlo". Una de las grandes reformas que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, deseaba impulsar con ocasi¨®n de la Cumbre del Milenio era precisamente la presupuestaria.
Estados Unidos es el principal contribuyente, pero no paga; otros pa¨ªses que se han enriquecido mucho en los ¨²ltimos cincuenta a?os, como Jap¨®n, Arabia Saud¨ª o Singapur, mantienen una aportaci¨®n m¨ªnima, correspondiente a lo que eran cuando concluy¨® la Segunda Guerra Mundial. Pero esa reforma, y otras de gran importancia planteadas por Annan, como el desbloqueo del Consejo de Seguridad -siempre sujeto al veto de las grandes potencias- o la creaci¨®n de un c¨®digo penal mundial aplicable de forma autom¨¢tica en las zonas donde la legislaci¨®n local fuera inservible, tendr¨¢n que esperar al menos otro a?o.
Annan volvi¨® a insistir ayer en la urgencia de aprobar los cambios. "Estamos aqu¨ª", dijo, "para reforzar y adaptar esta gran instituci¨®n, forjada hace 55 a?os al terminar la guerra, para que pueda hacer lo que se espera de ella en una nueva era; una era en la que el imperio de la ley debe prevalecer".
Annan, un diplom¨¢tico nacido en Ghana que ha conseguido el respeto del Tercer Mundo sin enfrentarse frontalmente a los pa¨ªses ricos, repiti¨® por en¨¦sima vez con voz suave un mensaje duro: "En una era en la que hemos descifrado el c¨®digo de la vida humana y cuando podemos transmitir nuestros conocimientos de un continente a otro en unos pocos segundos, una madre no puede entender por qu¨¦ su hijo debe morir de malnutrici¨®n o por una enfermedad que pudo prevenirse".
"Estos desaf¨ªos no pueden ser afrontados por un solo pa¨ªs o un solo Gobierno", sigui¨®. "Y los cambios", subray¨®, "no pueden ser detenidos por las fronteras". Kofi Annan, que habl¨® inmediatamente antes de que Bill Clinton abriera el turno correspondiente a cada pa¨ªs, rog¨® a los asistentes que fueran conscientes de la solemnidad del momento: "?ste es un acontecimiento ¨²nico. Una oportunidad ¨²nica. La responsabilidad, por tanto, es ¨²nica".
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