Joaquim Albareda revisa en un libro el significado del Onze de Setembre
Catalu?a, abandonada
Escapar a las mistificaciones de los nacionalismos espa?ol y catal¨¢n. ?ste era el objetivo que se marc¨® Joaquim Albareda (Manlleu, 1957) al escribir La Guerra de successi¨® i l'Onze de Setembre (Emp¨²ries). En ¨¦l, el profesor de Historia Moderna de la Universidad Pompeu Fabra traza un recorrido por el antes y el despu¨¦s de una guerra cuyo desenlace se conmemora cada 11 de septiembre en Catalu?a: "La de 1713-1714 no fue una guerra separatista", asegura el historiador. "Fue una lucha desesperada para salvaguardar las libertades de Catalu?a, pero tambi¨¦n las de toda Espa?a. Una lucha en la que una avanzadilla pensante defend¨ªa una ideal federal y constitucional frente a un r¨¦gimen en el que no exist¨ªa un m¨ªnimo juego pol¨ªtico", contin¨²a.Albareda considera que hubo dos guerras, la de 1705 y la de 1713-1714: "En la primera, junto al aspecto internacional, existe una trama pol¨ªtica bien organizada en Catalu?a por personajes como Feliu de la Penya, que estaba en contacto con los c¨®nsules extranjeros. En ella se defend¨ªan un modelo constitucional catal¨¢n a la inglesa o a la holandesa y un proyecto econ¨®mico de una burgues¨ªa que piensa en Am¨¦rica y en dirigir la econom¨ªa espa?ola, como ya explic¨® Pierre Vilar", se?ala.
Tras los acuerdos de 1710 entre Inglaterra -aliada de los catalanes- y Francia, y los tratados de 1713, "Catalu?a se ve abandonada por los aliados", contin¨²a. Lo que vino despu¨¦s, la guerra de 1713-1714, fue "una lucha por una Espa?a con dos coronas y sus naciones". La marcha atr¨¢s de los ingleses, que decidieron volver a ayudar a los catalanes tras la subida al trono de Jorge I, lleg¨® tarde, el 18 de septiembre de 1714. Hac¨ªa una semana que las tropas borb¨®nicas hab¨ªan entrado en Barcelona despu¨¦s de un largo asedio. Albareda asegura que decir que la resistencia fue suicida es "hacer presentismo". Por el contrario, sostiene que tuvo algo de "sensato": "Los resistentes sab¨ªan que les ocurrir¨ªa lo mismo que a los valencianos y aragoneses, que ser¨ªan pasados a sangre y fuego". Albareda, que se basa en archivos tanto catalanes y del resto de Espa?a como franceses e ingleses, cree que la historiograf¨ªa espa?ola, con la Real Academia de la Historia a la cabeza, "est¨¢ escondiendo qu¨¦ se perdi¨® con el triunfo de Felipe V" sobre la causa austracista. "Espa?a perdi¨® la posibilidad de tener un sistema pol¨ªtico con cierta representaci¨®n". Por el contrario, la ascensi¨®n de la dinast¨ªa borb¨®nica al poder supuso, a su juicio, "el advenimiento de un sistema absolutista dr¨¢sticamente unitario, sin el m¨¢s m¨ªnimo juego pol¨ªtico".
El historiador opina que la historiograf¨ªa espa?ola est¨¢ "regresando a las interpretaciones rom¨¢nticas". Y contin¨²a: "Es hora de exigir que se revisen los mitos de la historiograf¨ªa rom¨¢ntica espa?ola como los historiadores catalanes hemos repasado los nuestros".
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