El Le¨®n de Oro, para el iran¨ª Jafar Panahi

Tras una largu¨ªsima, plomiza, casi situada en los rid¨ªculos bordes del aldeanismo, ceremonia televisiva de clausura, el jurado internacional, presidido por el dirctor checo Milos Forman, dio a conocer la lista de los premios de esta floja edici¨®n del festival veneciano. Gan¨® con justicia el Le¨®n de Oro el confuso y admirable filme iran¨ª El c¨ªrculo, escrito y dirigido por Gafar Panahi. Una gran ovaci¨®n subray¨® el acuerdo con esta dicisi¨®n del millar largo de periodistas que llenaban la Sala Perla, asistiendo a la retransmisi¨®n desde el Palazzo del Lido de la ceremonia. A partir del d¨ªa de su proyecci¨®n, el pasado viernes, cundi¨® por aqu¨ª una viva y ambientalmente palpable sensaci¨®n de apoyo al triunfo de esta pel¨ªcula, llena de coraje moral y pol¨ªtica, sobre la brutal opresi¨®n que sufren las mujeres bajo el r¨¦gimen integrista de Ir¨¢n.El acierto se prolong¨® en la decisi¨®n de conceder la c¨¦lebre Copa Volpi de Interpretaci¨®n al actor espa?ol Javier Bardem, por su magistral y conmovedora composici¨®n de la figura del poeta cubano Reinaldo Arenas en el filme Antes del anochecer, dirigido por el estadounidense Julian Schnabel, que, por razones completamente inexplicables, sancionadas por los fort¨ªsimos y generalizados pateos y abucheos que se produjeron en la Sala Perla, obtuvo el Gran Premio del Jurado.

M¨¢s discutible que la lograda por Javier Bardem fue la concesi¨®n de la Copa Volpi a la mejor interpretaci¨®n femenina a la actriz australiana Rose Byrne, por su trabajo en el floj¨ªsimo filme La diosa de 1967, dirigido por la cineasta china Clara Law. Hay muchos efectismos y momentos de sobreactuaci¨®n en la composici¨®n, pese a ello viva e inteligente, de la joven int¨¦rprete. Pero mucho m¨¢s convincente fue el Premio Marcello Mastroianni destinado al mejor int¨¦rprete ascendente, que fue a parar a las manos de la adolescente, casi una ni?a, Megan Burns, por su extraordinario trabajo en el filme brit¨¢nico Liam, dirigido por Stephen Frears.

Se oy¨® otro abucheo un¨¢nime tras anunciarse la concesi¨®n del premio al mejor director a Buddhadeb Dasgupta, uno de los incontables y desconocidos cineastas de la India, por su ex¨®tica y tediosa Uttara. Y hubo divisi¨®n de opiniones al o¨ªrse que el filme colombiano La Virgen de los Sicarios, dirigida por el franc¨¦s Barbet Schroeder, se llevaba la Medalla de Oro de la Presidencia del Senado italiano, premio que generalmente se concede atendiendo a la fusi¨®n dentro de una pel¨ªcula de valores ¨¦ticos y valores est¨¦ticos, de la ejemplaridad pol¨ªtica y la ejemplaridad moral. En cambio, la mayor ovaci¨®n de la noche, excesivamente casera, se produjo cuando fue concedido, con relativo acierto, el premio al mejor gui¨®n al italiano Marco Tullio Giordana, tambi¨¦n director de Los cien pasos.

'Calle 54'

El c¨ªrculo se llev¨® tambi¨¦n dos relevantes galardones no oficiales. Uno es el Premio de la Unicef, que le fue concedido "por afrontar con coraje la dif¨ªcil condici¨®n de la mujer en la sociedad iran¨ª, que la encierra en una prisi¨®n cotidiana hecha de discriminaci¨®n y de temor". El otro es el muy prestigioso Premio de la Cr¨ªtica Internacional, que considera al filme de Jafar Panahi "una imaginativa fusi¨®n entre fondo y forma en su abordaje de la situaci¨®n de la mujer en una sociedad patriarcal".

La ceremonia de clausura se cerr¨® con una fiesta musical en idioma castellano protagonizada por algunos de los int¨¦rpretes de jazz latino que intervienen en el filme de Fernando Trueba Calle 54 y algunos de los cantaores, bailaores y guitarrristas flamencos de Vengo, la pel¨ªcula que sobre el mundo de los gitanos andaluces ha realizado el franc¨¦s Tony Gatlif.

Estos dos filmes cerraron las programaciones de la Mostra y son ambas obras excelentes, peque?as joyas del cine musical contempor¨¢neo. Calle 54 es un prodigio de acoplamiento de la c¨¢mara de Fernando Trueba a las m¨²sicas del jazz latino que filma. Las composiciones de Trueba son un alarde no s¨®lo del oficio de filmador y montador de im¨¢genes, sino de algo de m¨¢s calado: del conocedor del misterio de la musicalidad esencial del cine. No de la m¨²sica exterior a las im¨¢genes, sino de la musicalidad interior de estas im¨¢genes. En la veintena aproximada de magistrales, algunas literalmente asombrosas, piezas de jazz latino que Trueba nos ofrece, la c¨¢mara no es un ojo intruso que observa a los int¨¦rpretes de las m¨²sicas, sino un instrumento creador, como el saxo o el piano, de pura m¨²sica. Admirable y profundo trabajo de cine-m¨²sica, al que habr¨¢ que volver la mirada con detenimiento.

M¨¢s convencional, pero tambi¨¦n muy meritorio, es el trabajo del franc¨¦s Tony Gatlif en Vengo. El cineasta franc¨¦s, que conoce a fondo el universo de los gitanos en todo el mundo mediterr¨¢neo, ha pasado con o¨ªdos muy finos sobre las m¨²sicas flamencas y ¨¢rabes andalus¨ªs, y las ha hilvanado con una trama argumental liviana y algo t¨®pica, pero que no estorba a lo que importa, que son los sonidos y los rostros. Entre estos rostros est¨¢n los de Antonio Canales, Tomatito, Al Tuni, La Ca¨ªta, Remedios Silva, La Paquera de Jerez y otros grandes del cante y el baile norteafricano y flamenco. El buen cine que -a?adido al cine extraordinario que nos trajo Fernando Trueba de una Nueva York convertida en vivero de fascinantes sonidos habaneros y puertorrique?os- cerr¨® con un doble golpe de talento a esta poco convincente y en algunos aspectos incluso deficiente edici¨®n de la Mostra veneciana.