La guerra sucia de Bush
A la campa?a de George Bush parece que le han echado el mal de ojo. Mientras Al Gore consolida una imagen populista de defensor de las familias trabajadoras de clase media, y su ventaja aumenta en los sondeos, Bush va de pifia en pifia. La ¨²ltima, monumental, es la inclusi¨®n de la palabra "ratas" en un anuncio televisivo republicano que denuncia el plan de Gore para garantizar la cobertura farmac¨¦utica de los jubilados.En la tradicional l¨ªnea conservadora en esta materia, el anuncio afirma que el plan de Gore dejar¨¢ la decisi¨®n sobre qu¨¦ medicamentos consumen los jubilados en manos del Gobierno de Washington. Tras una imagen del candidato dem¨®crata, el anuncio muestra esta leyenda: "Los bur¨®cratas deciden". Las palabras de esa leyenda se fragmentan hasta que, con gran tipograf¨ªa, aparece en la pantalla el mensaje "ratas".
Es pr¨¢cticamente imperceptible para el ojo humano, apenas una fracci¨®n de segundo, ese tipo de mensajes que los especialistas llaman subliminales. En las ¨²ltimas semanas, el anuncio ha sido emitido 4.400 veces en 33 ciudades diferentes sin que nadie se diera cuenta. Pero el domingo, un jubilado de Seattle con vista de lince not¨® algo extra?o, lo grab¨® y lo reprodujo a velocidad lenta. All¨ª estaba la asociaci¨®n de los dem¨®cratas no s¨®lo con los bur¨®cratas sino tambi¨¦n con las ratas.
Apercibidos por el jubilado, los dem¨®cratas convirtieron ayer este episodio en el tema del d¨ªa. La publicidad negativa es una constante de las campa?as estadounidenses y llega al ataque a la personalidad del rival, pero Gore ten¨ªa raz¨®n cuando, ante este insulto, declar¨® ayer: "Nunca he visto nada semejante". "Queremos una explicaci¨®n, si es que existe", dijo su segundo espada, Joseph Lieberman.
Un d¨ªa m¨¢s, y van muchos, Bush se coloc¨® a la defensiva. El candidato republicano neg¨® que ese anuncio, cuya emisi¨®n ya le ha costado a los suyos 2,6 millones de d¨®lares (casi 500 millones de pesetas), se inscriba en un empleo de sutiles t¨¦cnicas psicol¨®gicas. "Las teor¨ªas conspirativas forman parte de la pol¨ªtica norteamericana, pero no creo que necesitemos ser subliminales para subrayar nuestras diferencias con Gore", dijo. Su desasosiego era palpable y a?adi¨® que hab¨ªa ordenado que dejara de emitirse.
La pasada semana, Bush ya meti¨® la pata cuando, sin darse cuenta de que su micr¨®fono estaba abierto, llam¨® "imb¨¦cil de campeonato" a un periodista de The New York Times. Luego, hizo una propuesta sobre el formato y las fechas de los debates televisados presidenciales que no cuaj¨®, porque ahora no es ¨¦l quien marca el ritmo de la carrera, sino Gore. Y el viernes, ante la inquietud de sus correligionarios por su baja forma, prometi¨® darle un giro a su campa?a.
Las explicaciones republicanas sobre la aparici¨®n de la palabra "ratas" en el anuncio eran pat¨¦ticas. "Es puramente accidental, yo ni me hab¨ªa dado cuenta", asegur¨® Alex Castellano, el publicista profesional que lo produjo. Y a?adi¨®: "Nosotros no practicamos ese juego, no soy tan inteligente". Pero Lynn Vacreck, un profesor de la universidad de Darmouth especialista en publicidad pol¨ªtica, declar¨®: "No hay quien se crea que esa palabra no fue insertada intencionadamente".
La publicidad subliminal, la que inserta mensajes no apreciables a simple vista pero que quedan grabados en el cerebro, no est¨¢ prohibida expl¨ªcitamente por la Comisi¨®n Federal de Comunicaciones de EE UU, pero s¨ª mal vista. En la pr¨¢ctica, se usa poco. Incluso en el campo comercial, los anunciantes dudan de la eficacia de esa t¨¢ctica.
As¨ª que el equipo de campa?a republicano, m¨¢s que un crimen, ha cometido un error. "Parece que Bush tiene gafe", declar¨® ayer a la agencia Reuters un an¨®nimo polit¨®logo republicano. El gobernador de Texas, que afirm¨® no haber visto jam¨¢s el anuncio, da ahora toda la impresi¨®n de ser un hijo de pap¨¢ al que alguien le asegur¨® que ten¨ªa ganada la Casa Blanca con s¨®lo presentarse, y que no se explica c¨®mo puede ir perdiendo. Antes de la Convenci¨®n Dem¨®crata de Los Angeles, le sacaba m¨¢s de diez puntos a Gore en los sondeos, pero ahora va entre tres y ocho por detr¨¢s. Y el tiempo vuela hacia la cita del 7 de noviembre.
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