Fujimori, acorralado por su sombra
La difusi¨®n del tr¨¢fico de armas en el que el Ej¨¦rcito estaba involucrado fue el inicio del fin del presidente
La historia se remonta a un mes atr¨¢s, cuando en una espectacular conferencia de prensa el presidente peruano, Alberto Fujimori, secundado por su asesor principal y jefe de los servicios secretos, Vladimiro Montesinos, anunci¨® la desarticulaci¨®n de una banda de traficantes de armas que vendi¨® fusiles de Jordania a las guerrillas colombianas.La reacci¨®n extranjera le fue totalmente adversa a Fujimori. El Gobierno colombiano cuestion¨® la versi¨®n peruana y exigi¨® transparencia en las investigaciones. Por su parte, Jordania insisti¨® en que se trat¨® de una venta legal. Estados Unidos tambi¨¦n retruc¨® a Fujimori llegando a afirmar que un general del Ej¨¦rcito peruano particip¨® en el tr¨¢fico de armas, seg¨²n declaraciones de Peter Romero, subsecretario de Estado norteamericano.
Mientras tanto, la prensa peruana descubre que la mafia de traficantes de armas era accionista de una empresa que hab¨ªa firmado 11 contratos con el Palacio de Gobierno y que era abastecedora privilegiada del Ej¨¦rcito, con licencia renovada en el a?o 2000, luego de una "investigaci¨®n profunda" de los servicios de inteligencia militar.
El panorama se enrarece a¨²n m¨¢s cuando se publican denuncias de enriquecimiento il¨ªcito del comandante general del Ej¨¦rcito, general Jos¨¦ Villanueva Ruesta, que se unen a signos de enriquecimiento il¨ªcito del ministro del Interior, C¨¦sar Saucedo. Seg¨²n versiones no desmentidas, el propio Vladimiro Montesinos habr¨ªa proporcionado esta informaci¨®n para promover a dos generales de mayor confianza todav¨ªa al comando del Ej¨¦rcito, entre ellos a su cu?ado.
Luego vino el v¨ªdeo que fue como una bofetada para los millones de peruanos que viven en la pobreza extrema. Las im¨¢genes mostraban al n¨²mero dos del Gobierno, Vladimiro Montesinos, entregando 15.000 d¨®lares (casi tres millones de pesetas) a un parlamentario de la oposici¨®n para que se pasase a las filas del partido de Gobierno.
Tras la aparici¨®n del v¨ªdeo, Montesinos intenta un escape. Anuncia que se ha sometido a la Fiscal¨ªa de la Naci¨®n, a cuya titular, Blanca N¨¦lida Col¨¢n, domina totalmente, a tal punto que cuando un narcotraficante dijo que hab¨ªa sobornado a Montesinos, el asesor la hizo aparecer en televisi¨®n para defenderlo antes de que se iniciara el proceso.
Alberto Kouri, el congresista presuntamente sobornado, por su parte dijo que en realidad el dinero que recibi¨® era un pr¨¦stamo, sin intereses, de su amigo Montesinos para la compra de un cami¨®n. Kouri, adem¨¢s, intent¨® descalificar a Fernando Olivera, un l¨ªder opositor que divulg¨® el v¨ªdeo, el pasado jueves, acus¨¢ndolo de loco.
A ello se sumaron las amenazas de muerte contra quienes difundieron el v¨ªdeo, en particular contra el congresista opositor Fernando Olivera. Olivera denunci¨® que hab¨ªa recibido llamadas an¨®nimas que amenazaban con un golpe de Estado, liderado por Vladimiro Montesinos, en el que ¨¦l ser¨ªa la primera v¨ªctima.
Todo ello origin¨® una serie de pronunciamientos de empresarios, pol¨ªticos, de la comunidad internacional y hasta de la Iglesia, condenando al Gobierno de Fujimori y exigiendo el retiro de su amigo Montesinos.
Los partidos de oposici¨®n anunciaron su retiro del Congreso, la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) pidi¨® la separaci¨®n de Montesinos; el arzobispo de Lima, Jos¨¦ Luis Cipriani, que antes le hab¨ªa apoyado en numerosas ocasiones, pidi¨® la amputaci¨®n del "miembro que est¨¢ podrido" e inst¨® al presidente Fujimori a que tomar una decisi¨®n "clara y firme".
As¨ª termin¨® Fujimori acorralado y manchado por el descr¨¦dito de Vladimiro Montesinos, quien lo arrastr¨® en su ca¨ªda. As¨ª decidi¨® renunciar y convocar a nuevas elecciones en las que, asegur¨® en la madrugada de ayer en Espa?a, no se volver¨¢ a presentar.
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