Tom¨¢s oye los tres avisos
El l¨ªo fue en el segundo. Lo de los tres avisos a Jos¨¦ Tom¨¢s. Tres avisos que pudieron evitarse con s¨®lo que el torero lo intentase. En otros tiempos un torero que hace eso pasa la noche en la prevenci¨®n como dos y dos son cuatro. La faena hab¨ªa sido ni fu ni fa. El toro era paradillo y blando, y aquello, adem¨¢s de soso, se pon¨ªa pesado. Se apret¨® el torero en unas manoletinas (¨²ltimo grito del toreo) y luego se li¨® a pinchar. Son¨® un aviso. Entonces dej¨® una estocada y acto seguido, sin moverse del sitio, acompa?ado por sus peones, se puso a ver c¨®mo el toro se iba al abrigo de las tablas. "Doblar¨¢ seguramente", pudo pensar; pero no doblaba. No obstante, quieto parao, como si la cosa no fuera con ¨¦l. Protestas fuertes y justificadas. Apabullante muestra de falta de profesionalidad. Los toreros, que tanto dicen que "un respeto para los que se ponen delante", m¨¢s vale que recordasen en qu¨¦ consiste el respeto y a qui¨¦n hay que respetar. Son¨® el segundo aviso y Tom¨¢s, imp¨¢vido, esperando que el toro se muriera. Son¨® el tercero y el broncazo fue contundente. Salieron los bueyes pero, desde el callej¨®n, el puntillero puso fin a aquel bochorno.En el quinto pareci¨® querer congraciarse Tom¨¢s con la gente pero no hubo tu t¨ªa porque se puso pelma, escuchando otro aviso antes de haber ido a por la espada.
Guti¨¦rrez / Ponce, Tom¨¢s, Diego
Toros 3? y 4? de Guti¨¦rrez Lorenzo y resto de Carmen Lorenzo, blandos.Enrique Ponce: silencio; aviso y dos orejas. Jos¨¦ Tom¨¢s: los tres avisos -el toro es apuntillado- y bronca; aviso y oreja protestada. Juan Diego: vuelta y oreja. Plaza de la Glorieta, 18 de septiembre. 7? corrida de feria. Cerca del lleno.
Ponce, otro que tal baila. Eso de ponerse pesado va pasando de casta?o oscuro. Venga derechazos, alg¨²n natural que otro, venga de esconder la pierna por donde va a salir el toro, venga de correr entre pase y pase, venga de meter pico... Las faenas de Ponce se saben de memoria.
Juan Diego est¨¢ este a?o mucho m¨¢s centrado, y no parece contagiado de los pelmazos. En su primero hab¨ªa estado muy entonado con la muleta, ech¨¢ndole gusto a la embestida de un toro m¨¢s soso que el agua, y por la espada no cort¨® las orejas. Cort¨® una del sexto.
Babelia
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