Jerez es as¨ª
Y el Hotel Triana se convirti¨® casi, casi, en una casapuerta de cualquier barrio gitano de Jerez. Que sigue teniendo su magia Jerez. Mora¨ªto y sus huestes lo demostraron una vez m¨¢s con ese arte que conserva sus se?as de identidad m¨¢s que ning¨²n otro. Ellos lo saben, y act¨²an en consecuencia.Cante, baile, toque. El toque de los Moraos, padre e hijo, que es de calidad y tiene calidez. Sus guitarras fueron generosas en la m¨²sica m¨¢s adecuada para cada momento, con cinco palmeros de ¨¦lite haciendo un son de lujo. Jerez es as¨ª. Ni siquiera se puede hablar de faltas de ortograf¨ªa como dec¨ªa Mora¨ªto antes del concierto, porque en todo caso son faltas de ¨¦sas que hasta hacen gracia.
En este concierto yo corregir¨ªa la presencia de Jos¨¦ G¨¢lvez, un pinturero cantaor que se entreg¨® con entusiasmo al cultivo del cupl¨¦ y aburri¨® bastante a la concurrencia.
Jerez, al son de Mora¨ªto
Toque: Mora¨ªto Chico y Diego el Morao. Cante: Fernando de la Morena, Luis el Zambo y Jos¨¦ G¨¢lvez. Baile: Diego de la M¨¢rgara, Luisa Torr¨¢n y otras.Sevilla, Hotel Triana, 22 de septiembre.
Cante hubo, y muy en serio. El que hicieron el Zambo y el de la Morena, que siguen fieles a los c¨¢nones de la ortodoxia. Luis el Zambo es cantaor recio, poco dado a sofisticaciones ajenas a la naturaleza propia del cante. Pero hace ese cante que duele y emociona, se queja con convicci¨®n. Lo mismo que Fernando el de la Morena, un cantaor muy placeado y que, pese a ello, no ha perdido el sentimiento fundamental de lo jondo. De entrada nos sorprendi¨® con un cante de trilla dicho con gusto, despu¨¦s se volc¨® en las siguiriyas y en las buler¨ªas estuvo excepcional. Como siempre.
Y hubo baile tambi¨¦n. Ese baile emocionante y conmovedor de las viejas de Jerez, capitaneadas por la Torr¨¢n. Con una pata¨ªta final incre¨ªble del gran Mora¨ªto, que derrocha flamencura en cada poro de su cuerpo.
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