Un esperpento para culminar la crisis pol¨ªtica
La salida de Vladimiro Montesinos de Per¨² como asilado pol¨ªtico es el esperpento que culmina una crisis pol¨ªtica que ha dejado at¨®nitos a propios y extra?os. La Convenci¨®n Interamericana de Derechos Humanos se?ala que corresponde solicitar asilo pol¨ªtico a aquellos ciudadanos sometidos a persecuci¨®n pol¨ªtica en su pa¨ªs de origen. Hasta ayer, nadie ten¨ªa conocimiento de que el todopoderoso asesor del presidente y jefe del servicio de inteligencia estuviera en esta situaci¨®n en Per¨². Todo lo contrario, las informaciones, salvo el rumor de que estaba detenido, apuntaban a que Montesinos segu¨ªa manejando los hilos del poder, desde la sede del SIN o del Cuartel General del Ej¨¦rcito.
La sorpresa salt¨® el s¨¢bado cuando se revel¨® que el Gobierno peruano hab¨ªa solicitado a Panam¨¢ asilo pol¨ªtico para el asesor del presidente. La primera contradicci¨®n era evidente: si Montesinos entraba a formar parte de la categor¨ªa de perseguido pol¨ªtico, ?c¨®mo el Estado responsable de la supuesta persecuci¨®n se encargaba de gestionar su asilo en un tercer pa¨ªs?
El paso dado por el Gobierno de Fujimori dej¨® boquiabiertos a juristas y pol¨ªticos. "Aqu¨ª no hay una persecuci¨®n de tipo pol¨ªtico, sino la exigencia de que Vladimiro Montesinos se someta al poder judicial", declar¨® el abogado y antiguo congresista Alberto Borea. "El propio Estado no puede pedir asilo para uno de sus ciudadanos. En todo caso, lo habr¨ªa tenido que solicitar el propio Montesinos".
El constitucionalista Javier Valle Riestra, que ocup¨® la jefatura del Consejo de Ministros durante 70 d¨ªas, calific¨® de caso at¨ªpico la solicitud de asilo pol¨ªtico por parte de un Gobierno para uno de sus ciudadanos y que, de este modo, ning¨²n pa¨ªs del sistema interamericano deber¨ªa recibir a Vladimiro Montesinos.
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