Del fracaso a la esperanza
Pese a sus errores, Espa?a gana a Alemania a 6 segundos de la conclusi¨®n y alcanza las semifinales
![Leontxo Garc¨ªa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fcd125f6d-44b3-4c5f-ae95-aa3bc97318b6.png?auth=6d22f2f55024283aaffda86113e8e7d601d19030d56a16b56634508afff5fccc&width=100&height=100&smart=true)
Tras perder dos partidos jugando bien, Espa?a, con muchos errores, gan¨® ayer el m¨¢s dram¨¢tico gracias a la suerte, al coraje y a la precisi¨®n de Guijosa cuando faltaban seis segundos para el final. Esos factores sirvieron para evitar el fracaso y apear de la competici¨®n a la creciente Alemania, pero parecen pobres ante el duelo del viernes contra la maestra, Suecia. Rusia y Yugoslavia disputar¨¢n la otra semifinal.El encuentro fue magn¨ªfico para incrementar las audiencias televisivas y para quienes disfrutan de los subidones de adrenalina. Pero, quiz¨¢ por la tensi¨®n de la lucha a vida o muerte, el vencedor no dio la sensaci¨®n de ser uno de los cuatro mejores equipos de los Juegos. As¨ª lo entendieron Barrufet, Masip y Juancho P¨¦rez. Todos ellos, por separado, coincidieron en una frase significativa: "Lo ¨²nico importante en los cuartos de final es ganar, aunque sea jugando mal".
ESPA?A 27 ALEMANIA 26
Espa?a: Barrufet; Guijosa (9, uno de penalti), Lozano (2), Duisheb¨¢iev (3), Urdangar¨ªn (3), Ortega (3) y Xepkin -equipo inicial-; Masip (6, cuatro de p.), Olalla (1), Ugalde, Juancho y N¨²?ez. Excluidos: Duisheb¨¢iev, Urdangar¨ªn, Masip y Ortega (tarjeta roja).Alemania: Fritz; Kretzschmar (6), Von Beh-ren (4, uno de penalti), Baur (4, dos de p.), Zerbe (3), Roos (4) y Schwarzer (3) -equipo inicial-; B¨¦zdicek (1), Wenta, Petersen, Kunze (1) y Holpert. Excluidos: B¨¦dzicek, Von Behren y Roos (2). ?rbitros: Garc¨ªa y Moreno (Francia). Marcador cada cinco minutos: 2-2, 3-4, 7-5, 9-5, 10-9, 11-13 (descanso), 13-15, 16-19, 20-19, 22-21, 24-24 y 27-26.
Frente a un rival que ha mejorado mucho desde el Campeonato de Europa de Croacia, pero inferior jugador por jugador, el conjunto de Juan de Dios Rom¨¢n dio una imagen triste en la primera parte. Gracias a su intensidad defensiva en los 15 minutos iniciales y, sobre todo, a la eficacia de sus contraataques -casi todos los goles nacieron de ellos- se fue, sin embargo, al descanso con un aceptable 11-13.
El principal problema era el de los pivotes. Tras dos partidos de clara mejor¨ªa, Xepkin volvi¨® a sufrir la p¨¢jara en la defensa y el ataque y su suplente, Juancho P¨¦rez, no estuvo mejor que ¨¦l. Como atenuante para ambos debe advertirse de que sus rivales eran duros de roer.
La otra cuesti¨®n grave, que persisti¨® hasta el final, fue la falta de tiro exterior. Rom¨¢n ve una y otra vez c¨®mo su artillero Lozano rinde mucho m¨¢s en los entrenamientos que en los encuentros y se contiene a duras penas. El otro, Garralda, no se visti¨® ayer, quiz¨¢ por su exceso de visceralidad en el partido del domingo pasado contra Suecia. Para colmo, Duisheb¨¢iev s¨®lo mostraba una parte de su virtuosismo, obcecado en su duelo personal con B¨¦zdicek, el hombre que le lesion¨® de gravedad hace tiempo y con el que ahora comparte club en la Liga alemana.
Si la desventaja de 16-19 a 20 minutos del final no acab¨® siendo tr¨¢gica para Espa?a fue por una acumulaci¨®n de detalles: los fallos de los germanos en la ejecuci¨®n; el acierto de Barrufet, cada vez m¨¢s cerca de la brillantez que le hizo famoso; el arrojo y la astucia de Guijosa y Ortega, quienes suplieron con acciones individuales y contragolpes bien llevados lo que el equipo era incapaz de hacer; la eficacia de Masip en los penaltis, y la buena suerte en jugadas azarosas.
Pero, a pesar de todos esos recursos, el panorama era negr¨ªsimo a dos minutos del final con el marcador (25-26) en contra. Pero el destino quiso echar una mano al cuadro que ha ganado cuatro medallas desde 1996: Lozano acert¨® por fin, Kretzschmar fall¨® algo que habitualmente convierte en gol y Guijosa confirm¨® que es uno de los jugadores m¨¢s rentables del mundo con un gol en ¨²ltima instancia que separa el fracaso de la esperanza. Rom¨¢n se puso entonces, por primera vez, a hablar de medallas, pero su acento era de preocupaci¨®n.
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