El agujero negro

Tanto hablar antes de los Juegos del m¨¦todo de detecci¨®n de la EPO, de la falta de voluntad del COI para poner en marcha un m¨¦todo contra la hormona de crecimiento, de la aparici¨®n de sustancias ligadas a la ingenier¨ªa gen¨¦tica, de la hemoglobina reticulada, de la sangre artificial, de los parches de liberaci¨®n retardada de testosterona y de otras sofisticaciones extremas, y resulta que en los Juegos de 2000 la sustancia protagonista vuelve a ser la nandrolona, la vieja y querida nandrolona, el anabolizante m¨¢s barato y f¨¢cil de conseguir. El caso de C. J. Hunter se suma al de otros famosos de atletas veteranos como Merlene Ottey o Lindford Christie, que se ganaron alegres titulares meses atr¨¢s.La nandrolona es tambi¨¦n el anabolizante m¨¢s f¨¢cilmente detectable. Prohibidos desde 1975, los anabolizantes esteroides no empezaron a ser detectados en los laboratorios antidopaje hasta 1983. Fue en los Juegos Panamericanos de Caracas. Un alem¨¢n instal¨® all¨ª un espect¨®metro de masas y un cromat¨®grafo de gases. Como los deportistas no conoc¨ªan la novedad con antelaci¨®n, llovieron los positivos: hubo 19 casos. M¨¢s a¨²n, gran cantidad de deportistas, incluido un buen n¨²mero de estadounidenses, se negaron a pasar control y abandonaron los Juegos sin competir. En 1984 la cromatograf¨ªa de gases y la espectrometr¨ªa de masas fue usada en los Juegos de Los ?ngeles. Los pa¨ªses, ya avisados, sin embargo hab¨ªan puesto en marcha su programa de limpieza. Esto es, hab¨ªan procedido a los controles preventivos dentro de sus fronteras para controlar que quien estuviera siguiendo un programa de anabolizantes dejara de consumir con el tiempo suficiente para llegar a los Juegos completamente limpio. As¨ª, exceptuando alg¨²n caso sonado, como el estanozolol de Ben Johnson en Se¨²l, fue dif¨ªcil hallar positivos de famosos, y s¨®lo los pa¨ªses m¨¢s pobres o desvalidos ca¨ªan en las redes. Ni siquiera el uso en Atlanta del famoso espect¨®metro de masas de alta resoluci¨®n, una m¨¢quina que cuesta 100 millones de pesetas y que se dice que detecta restos de anabolizantes consumidos m¨¢s de un mes antes de la toma de orina, signific¨® un gran avance en el n¨²mero de positivos.

Y as¨ª estaban las cosas hasta la epidemia de nandrolona. Medio equipo brit¨¢nico de velocidad (Richardson, Cadogan Walker, Christie), Ottey, remeros, levantadores de peso, lanzadores de martillo, futbolistas, disc¨®bolos, fondistas alemanes y hasta marchadores, deportistas de todo el mundo y todas las especialidades empezaron a salir en los peri¨®dicos como sospechosos de dopaje por nandrolona. Al poco tiempo, con la misma espectacularidad, empez¨® a desarrollarse una verdadera lucha de despachos y reclamaciones ante los tribunales y entes de arbitraje.

No todos tuvieron suerte en los recursos. Pero s¨ª, por ejemplo, Merlene Ottey, a quien le levantaron la sanci¨®n impuesta tras un positivo en 1999. La defensa se agarr¨® a un documento del COI que dice que en casos de deshidrataci¨®n la concentraci¨®n de la orina es mayor y que eso puede multiplicar por cuatro el porcentaje de nandrolona. Y que si la gravedad espec¨ªfica de la orina es superior a 1.020 habr¨ªa que aplicarle un factor de correcci¨®n. Como Ottey hab¨ªa corrido aquel d¨ªa los 100 y los 200, y hac¨ªa calor y hab¨ªa sido afectada por el aire acondicionado del avi¨®n, se vio que s¨ª, que hab¨ªa sudado mucho, y se determin¨® que la gravedad espec¨ªfica de la orina era de 1.025. Aplicado el factor de correcci¨®n se calcul¨® que eso significaba que la concentraci¨®n del metabolito era s¨®lo de cuatro y pico nanogramos por mililitro. Menor que cinco, que es el tope. As¨ª que amnistiada. El problema para Hunter es que en su orina aparecieron 2.000 nanogramos por mililitro de nandrolona. Y que deber¨ªa de estar muy deshidratado en Oslo para lograr que le apliquen un factor de correcci¨®n suficiente.