Psicosis de gasolina y pescado XAVIER MORET
Y, de pronto, el s¨ªndrome Mad Max se apoder¨® de Catalu?a. La gasolina se transform¨® en un bien escaso codiciado por todos y hasta los vecinos m¨¢s mod¨¦licos, ¨¦sos que abren la puerta a las vecinas cargadas de bolsas del supermercado, aparec¨ªan con los ojos enrojecidos y dispuestos a lo que fuera con tal de llenar el dep¨®sito de carburante. La psicosis se dispar¨® a primera hora de la ma?ana, cuando los informativos dieron la noticia de que los distribuidores de combustible estaban bloqueados por piquetes de pescadores y quedaba gasolina s¨®lo para un par de d¨ªas. Hasta entonces, hab¨ªa bloqueo, hab¨ªa protestas, hab¨ªa piquetes en las autopistas, pero la situaci¨®n se tomaba como algo pasajero. Nada grave. Pero, cuidado, si el jueves te dicen que queda gasolina para un par de d¨ªas significa que la escapada de fin de semana puede irse al carajo. Y eso s¨ª que no, ?con el fin de semana no se juega!Para comprobar de primera mano la situaci¨®n de las gasolineras, me disfrac¨¦ mentalmente de Mad Max y me lanc¨¦ a la carretera. Ten¨ªa una cita para comer en el Amaya, en plena Rambla, y ten¨ªa pensado en principio acudir en transporte p¨²blico, pero mi esp¨ªritu de periodista me ped¨ªa guerra. Sub¨ª al coche, pues, cargu¨¦ el dep¨®sito sin problemas en la gasolinera de l'Arrabassada, y atraves¨¦ la ciudad para observar el espect¨¢culo de la psicosis en directo. Por la radio no paraban de recordar que la gasolina se estaba terminando y mi tel¨¦fono m¨®vil lanzaba humo ante las numerosas llamadas de amigos que me urg¨ªan a llenar el dep¨®sito.
-?Pon gasolina ya!-, me dijo un amigo exaltado. -Yo acabo de llenar el dep¨®sito.
-Pero si t¨² nunca utilizas el coche.
-Y eso qu¨¦ tiene que ver.
La psicosis, ya se sabe, tiene poca relaci¨®n con la l¨®gica.
Por la radio, mientras, segu¨ªa la escalada alarmista. Las gasolineras iban agotando existencias y las colas de conductores cabreados crec¨ªan espectacularmente. El origen de todo, seg¨²n la prensa, estaba en los piquetes de pescadores que, en protesta por la subida del gas¨®leo, estaban bloqueando las distribuidoras de gasolina de Catalu?a. De repente, la amenaza del Apocalipsis, la par¨¢lisis de todo el pa¨ªs se anunciaba como algo inminente.
-En la Meridiana queda todav¨ªa Super 95-, me llam¨® con urgencia un viejo amigo anarquista.
-Pero si tu estabas a favor del caos-, le record¨¦, vengativo.
-Y lo sigo estando. Me parece muy bien que tiemble la sociedad, pero el fin de semana es el fin de semana y a mi no me coge con el dep¨®sito vac¨ªo.
Un paseo por la Boqueria me permiti¨® contemplar una imagen ins¨®lita. Tras el esplendor del espect¨¢culo multicolor de frutas, verduras y turistas con pantal¨®n corto y piel de gamba, la plaza central aparec¨ªa desierta. Las puestos de pescado fresco estaban cerrados, ninguna vendedora te animaba a comprar llam¨¢ndote xato y unos pl¨¢sticos azules reinaban en el lugar donde habitualmente est¨¢n la merluza y el marisco.
En el ¨²nico puesto abierto, ante unas tristes gambas y langostinos congelados, pregunt¨¦ cuando llegar¨ªa el pescado fresco.
-Ma?ana se arregla, seguro-, me dijeron.
-Ayer me dijeron que hoy no habr¨ªa problema.
-Ma?ana va en serio, seguro.
Mi siguiente parada fue en el restaurante Amaya, al final de la Rambla. En la carta segu¨ªa habiendo un lugar para lubinas, merluzas, bogavantes y rodaballos.
-?Es fresco el pescado?
-Del s¨¢bado-, me respondi¨® un camarero. -Lo compramos en previsi¨®n del bloqueo y lo tenemos congelado desde entonces.
-?Y no hay circuitos alternativos?
-Los pescadores no salen a la mar y la frontera est¨¢ bloqueada. Algunos restaurantes lo consiguen fletando camiones e incluso avionetas, pero el que nos ofrecen viene de Marruecos y no tiene la misma calidad. Pero, tranquilo, que eso se arregla ma?ana.
Me zamp¨¦ un filete con setas -?hay vida m¨¢s all¨¢ del pescado fresco!- y, de regreso a casa, observ¨¦ c¨®mo la psicosis aumentaba por momentos. La radio informaba que varias gasolineras ya hab¨ªan cerrado por falta de existencias, pas¨¦ ante colas largu¨ªsimas de conductores pacientes y el presidente del gremio coment¨® en directo por la radio que aquello era "el caos absoluto". En la gasolinera de Urgell con esquina carretera de Sarri¨¤, otra de las cerradas por falta de combustible, un conductor cabreado me inform¨® que llevaba hora y media buscando super 95 sin ¨¦xito. Y el fin de semana a la vuelta de la esquina...
Mientras me dirig¨ªa a casa, record¨¦ que el D¨ªa sin Coches de la pasada semana fue un fracaso absoluto. Hubo m¨¢s coches y m¨¢s l¨ªo que nunca. Si el bloqueo contin¨²a, sin embargo, no tardaremos en llegar a la Semana sin Coches o incluso al Mes sin Coches. Lo que, por otra parte, no est¨¢ nada mal, siempre que se haga un par¨¦ntesis con los fines de semana y el pescado fresco no se haga esperar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.