Conflicto sin reglas

La mal llamada huelga de los transportistas por la subida del precio de los carburantes -habr¨ªa que hablar m¨¢s bien de un cierre patronal en toda regla de un sector estrat¨¦gico de la actividad econ¨®mica- concluy¨® ayer, al tiempo que los empresarios y autopatronos del transporte llegaban a un acuerdo con sus clientes, las empresas cargadoras, para aumentar en un 10% las tarifas que se aplican desde 1999 en el sector. Un conflicto provocado en su origen por el impacto de la subida de los carburantes terminaba siendo aprovechado para arreglar algunas cuentas pendientes entre transportistas y quienes les suministran la mercanc¨ªa, forzando a ¨¦stos a aceptar una subida de tarifas con car¨¢cter general que resulta, cuando menos, discutible en un mercado abierto que supuestamente funciona por la ley de la oferta y la demanda.No ha sido ¨¦ste el ¨²nico aspecto at¨ªpico de un conflicto que, como viene siendo habitual en el cada vez m¨¢s amplio sector aut¨®nomo -no asalariado- de la econom¨ªa, se ha desarrollado al margen de unas reglas de juego claras y precisas. En primer lugar, este paro gremial de 72 horas, presentado como una forma de presi¨®n al Gobierno para arrancarle medidas compensatorias por el precio de los carburantes, se ha llevado a cabo tras haberse alcanzado un acuerdo sobre dichas medidas el pasado viernes: unos 53.000 millones de pesetas en reducciones fiscales y en desgravaciones por la adquisici¨®n de veh¨ªculos ecol¨®gicos. Da la impresi¨®n, pues, de que el paro ten¨ªa como objetivo provocar una situaci¨®n l¨ªmite para que el Gobierno presionara a su vez a los llamados cargadores, en definitiva todos los que producen o mueven mercanc¨ªas, para que aceptaran una subida de tarifas general e indiscriminada.

Pero si la convocatoria del paro constituy¨® una medida desproporcionada a los fines perseguidos, que en lo tocante al Gobierno ya hab¨ªan sido sustancialmente alcanzados con antelaci¨®n, no han sido menos abusivos muchos de los comportamientos y maneras de llevarlo a cabo. En este cap¨ªtulo entran, en primer lugar, las acciones de bloqueo de las fronteras, que han provocado el desabastecimiento de algunas industrias automovil¨ªsticas y el consiguiente recordatorio de la Comisi¨®n Europea a Espa?a sobre su obligaci¨®n de garantizar la libre circulaci¨®n de mercanc¨ªas. No le queda a la zaga la actuaci¨®n matonesca de algunos piquetes que no han dudado en recurrir a la coacci¨®n y a la amenaza para obligar a secundar el paro o incluso para impedir la distribuci¨®n de peri¨®dicos.