Inglaterra se hunde un poco m¨¢s en Finlandia

Inglaterra jugaba en Finlandia un aluvi¨®n de partidos: el oficial frente a Finlandia, el burocr¨¢tico ante el comit¨¦ de crisis, el sociol¨®gico por el descr¨¦dito de un modelo futbol¨ªstico y el psicol¨®gico por un exceso de div¨¢n sin soluciones. El diagn¨®stico, en todos los casos fue el mismo: vuelva usted ma?ana.En las circunstancias que acud¨ªa Inglaterra al estadio ol¨ªmpico de Helsinki -seleccionador interino y vilipendiado por los futbolistas, debate sobra la nacionalidad del seleccionador titular, bajas m¨²ltiples y autoestima bajo m¨ªnimos en un f¨²tbol que presum¨ªa de orgullo y competitividad- el empate empantana la soluci¨®n definitva. Inglaterra s¨®lo dispuso de una oportunidad, cuando el larguero repeli¨® un disparo de Ray Parlour asomando la duda de si el bal¨®n bot¨® dentro o fuera de la l¨ªnea de gol. A cambio, tuvo que encomendarse a la agilidad de Seaman para repeler un disparo de Mikael Forssell que hubiera setenciado la hecatombe.

Todo se resumi¨® en un empate aclaratorio. Empate a f¨²tbol, a ocasiones, a voluntarismo (acaso Inglaterra puede quejarse de la generosidad del ¨¢rbitro en una acci¨®n del portero finland¨¦s al derribar al delantero Sheringham) defifinitva, m¨¢s trabajo para la federaci¨®n inglesa, perseguida por el nacionalismo futbol¨ªstico -Bobby Charlton ha arremetido contra la posibilidad de contratar a un seleccionador extranjero- y por el particular mal humor ingl¨¦s de los tabloides. El burro Jack, probablemente, sali¨® fortalecido de Helsinki, a donde Inglaterra acudi¨® con bajas sensibles (Beckham, Adams, Le Saux, Gerrard), y con noveles poco acreditados. Para colmo, la victoria de Albania sobre Grecia condena a la selecci¨®n inglesa a la soledad del colista sin argumentos. En breve, habr¨¢ novedades en Inglaterra.Wilkinson no es el futuro.