Ibarretxe, insuficiente

Hace un mes, en el debate de pol¨ªtica general, el lehendakari puso en manos de la oposici¨®n el t¨¦rmino de la legislatura al anunciar que convocar¨ªa elecciones si eran rechazadas las propuestas que enunci¨® entonces. Esas propuestas fueron debatidas ayer, y rechazadas de plano por una oposici¨®n que, como ya se vio en las mociones de censura, suma m¨¢s votos de los que re¨²ne Ibarretxe. Empe?arse en seguir gobernando en esta situaci¨®n de permanente minor¨ªa atenta contra toda l¨®gica en un r¨¦gimen parlamentario. Y as¨ª lo entend¨ªa hace un mes el propio lehendakari, aunque las recientes declaraciones de Arzalluz, contrario a una disoluci¨®n anticipada del Parlamento vasco, presagian que todo puede seguir igual.Ibarretxe ensay¨® ayer un distanciamiento de la l¨®gica de Lizarra al insistir en la necesidad de separar la soluci¨®n al problema de la violencia de la obtenci¨®n de reivindicaciones pol¨ªticas. Pero a la hora de plantear la recomposici¨®n del consenso pol¨ªtico roto por esa apuesta fallida, propuso buscar un nuevo punto de encuentro m¨¢s all¨¢ del Estatuto. La ¨²nica diferencia, no desde?able, es que se har¨ªa partiendo de una determinada interpretaci¨®n (como m¨ªnimo discutible) de la disposici¨®n adicional de la Constituci¨®n.

Se trata, por tanto, de una rectificaci¨®n apenas incipiente. Mezclar violencia con aspiraciones pol¨ªticas ha sido el principal reproche al nacionalismo, ya antes de Lizarra. El lehendakari se esforz¨® ayer por diluir la responsabilidad argumentando que todos hab¨ªan cometido ese error: unos, identificando paz con soberan¨ªa, y otros, con Constituci¨®n. Como se le record¨® en el debate, nadie mata por la Constituci¨®n y s¨ª hay quienes lo hacen en nombre de la soberan¨ªa.

El discurso fue claro en el distanciamiento de la estrategia impositiva del terrorismo, pero no tanto en la argumentaci¨®n de por qu¨¦ la resoluci¨®n del "contencioso hist¨®rico, que es anterior a ETA", requiere un nuevo consenso que ampl¨ªe el autogobierno. Si el Estatuto fue v¨¢lido cuando los nacionalistas ten¨ªan el 65% de los votos, no se entiende por qu¨¦ ser¨ªa insuficiente ahora que apenas superan el 50%. Y decir que la adhesi¨®n al Estatuto se ha diluido o debilitado con el tiempo es discutible: ahora es asumido por el principal partido de la derecha, que se opuso en su d¨ªa.

Como viene argumentando hace a?os Joseba Arregi, el Estatuto no s¨®lo fue un pacto entre los vascos y Espa?a, sino entre los vascos mismos, nacionalistas y no nacionalistas. No se entiende por qu¨¦ ser¨ªa preciso arriesgar el consenso del 70% para conseguir uno que abarcar¨ªa como mucho a la mitad de la poblaci¨®n. A no ser que se trate una vez m¨¢s de un intento de que sean los no nacionalistas quienes cedan; ahora ni siquiera en nombre de la paz, sino en el de la legitimidad de las aspiraciones nacionalistas. La rectificaci¨®n de Ibarretxe justifica mantener el di¨¢logo y apoyar iniciativas conjuntas contra ETA. Pero es insuficiente para que pueda forjarse una alianza de gobierno alternativa a la fracasada con EH. S¨®lo quedan las urnas.