Europerturbaci¨®n
En un contexto dominado por una renovada debilidad del euro y las reacciones a las ¨²ltimas declaraciones del presidente del BCE sobre la dudosa eficacia de las intervenciones en los mercados, esa instituci¨®n ha decidido no modificar los tipos de inter¨¦s en la reuni¨®n de su consejo celebrada ayer en Par¨ªs. Horas antes, el tipo de cambio del euro volvi¨® a registrar un nuevo m¨ªnimo frente al d¨®lar, dando lugar a comentarios de todo tipo, incluida la eventual dimisi¨®n de Duisenberg y la preparaci¨®n de una nueva intervenci¨®n concertada en defensa de la moneda ¨²nica. Ni una ni otra han tenido lugar, pero no faltan fundamentos para ambas.Las declaraciones de Duisenberg, razonables en boca de cualquier analista, pero de dif¨ªcil aceptaci¨®n en boca del guardi¨¢n de la estabilidad del euro, pueden interpretarse como un reconocimiento anticipado de su derrota frente a los operadores en los mercados de divisas. La experiencia es suficientemente pr¨®diga en dos lecciones: la necesaria discreci¨®n que han de exhibir las autoridades monetarias, especialmente en momentos de inestabilidad financiera, y la conveniencia de mantener una posici¨®n homog¨¦nea. Ambas han sido repetidamente desatendidas por ese coro desafinado en el que se ha convertido el consejo del BCE.
Afortunadamente, el ¨®rgano de gobierno del BCE no ha ca¨ªdo en la tentaci¨®n de responder a ese nuevo debilitamiento del euro con otra elevaci¨®n de los tipos. La experiencia aqu¨ª parece haber servido de escarmiento, puesto que en las tres ocasiones anteriores que subieron los tipos el euro agudiz¨® su depreciaci¨®n. El aumento de la tasa de inflaci¨®n en la eurozona es consecuencia en gran medida de la subida de los precios de los carburantes; la inflaci¨®n subyacente, m¨¢s representativa a estos efectos, se mantiene en torno al 1,5%. Asumir que la principal amenaza a la recuperaci¨®n del euro es la persistencia del precio del crudo por encima de los 30 d¨®lares no es motivo para que se olviden otras dos tambi¨¦n muy importantes: la precaria respuesta de las econom¨ªas europeas a las exigencias de la nueva econom¨ªa de EE UU, y la persistente imprudencia de los responsables de un banco central con un d¨¦ficit de credibilidad.
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