El escritor chileno Rafael Gumucio publica sus memorias "prematuras"
"Soy hijo de una generaci¨®n de eternos adolescentes", afirma el autor
Las memorias de Rafael Gumucio (Santiago de Chile, 1970) son las de un "hijo de la revoluci¨®n", el autorretrato de un adolescente que vivi¨® entre Chile y Par¨ªs arrastrado por el fracaso de sus padres izquierdistas exiliados. Memorias prematuras (Debate) se enfrenta "al hecho de sentir que tus padres son unos ni?os que viven en una perpetua adolescencia", dice el escritor, que a?ade: "Mis padres, como toda su generaci¨®n, se han hecho parte de este mundo, pero sus hijos hemos sido secretos testigos de sus verdades m¨¢s ocultas".
"No tengo la edad suficiente, ni la madurez, ni la sabidur¨ªa, ni el vocabulario para escribir estas memorias, por eso las escribo... Soy todav¨ªa un ni?o que detesta, sobre todas las cosas, la ni?ez". Sobre Memorias prematuras planea la influencia de libros como Aden de Arabia, de Paul Nizan; La palabra, de Sartre, o Los ni?os terribles, de Cocteau. "No hay ning¨²n adolescente digno de ese nombre que ame la adolescencia. Adolescencia viene de dolor", dice Rafael Gumucio."La vida de mis padres fue quebrada por la historia, pero tambi¨¦n por ellos mismos", afirma el escritor, "Yo, desde muy ni?o, tuve la sensaci¨®n de que si era testigo de todo eso era para redimirles, para convertir en virtudes sus defectos y anomal¨ªas". "Esas anomal¨ªas", contin¨²a, "son las de toda una generaci¨®n".
"Todo el mundo", escribe en Memorias prematuras, "tiene esos est¨²pidos dicies¨¦is a?os: mi padrastro se cree guerrillero, mi padre se cree intelectual y mi madre se cree mi madre". Los padres -"felices y revolucionarios profesores de la Universidad Cat¨®lica"- forman la sustancia narrativa de las memorias de este periodista y escritor "nacido para ser un genio". Las malas notas y las faltas de ortograf¨ªa s¨®lo confirmaban lo que toda su familia ten¨ªa claro: que el ni?o era un genio, "el genio maldito, el genio despreciado y escupido, que es m¨¢s grande que el que recibe los laureles".
Casi siempre vestido con chaqueta y corbata ("la locura va por dentro", dice), Rafael Gumucio se mueve entre el humor y la m¨¢s absoluta tristeza. Antes que escritor quiso ser actor c¨®mico ("de ni?o, en Par¨ªs fui una especie de Joselito de cinearte"), luego poeta ("en Chile, gracias a Neruda, ser poeta es como en Alemania ser fil¨®sofo, o sea, lo normal"). Columnista pol¨ªtico, reportero y entrevistador, Gumucio se convirti¨® en un personaje popular gracias a un programa de televisi¨®n que se llamaba Gato por liebre (un telediario c¨®mico a lo Caiga quien caiga). Otro programa c¨®mico, Plan Zeta, le cost¨® ocho querellas por ofensa "a la patria, ofensa a la bandera, a la canci¨®n nacional, a la mujer, a la minor¨ªa ¨¦tnica, a la infancia y figuras hist¨®ricas como Pinochet y Allende".
"Yo interpretaba a Allende, le imito muy bien, en un sketch que era una parodia de la visi¨®n derechista de la historia de Chile. Aquello no le gust¨® nada a Hortensia, la viuda de Allende, que es muy amiga de mis abuelos, y me llam¨® muy ofendida y disgustada".
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